El problema del poder deviene en que algunos tienen tanto como para someter a otros, y hay quienes no tienen nada, que deben dejarse someter. El poder es hipnótico y corrompe, el imperativo social es poseer más, pisar las cabezas de otros para cumplir el sueño de la felicidad. Esa felicidad ilusoria, que solo sirve como una carnicería para alimentar a otros, es inútil. Las posibilidades de los que son pisados son nulas, los altos puestos de poder están calculados, fraccionados, siempre para la misma casta, para los mismos apellidos.
Los nombres de quienes han salido de la miseria, y se han vuelto fuertes, son contados con los dedos. Esas personas se vuelven en inspiración para seguir con la misma farsa, sus fotos y nombres aparecen en todos los medios para demostrar que "es posible". Pero ese poder no se asoma al de la Sociedad Centinela, la cual disfruta de los placeres más infernales que cualquiera pudiera imaginar.
Psicópatas impunes vestidos de traje.
Bautista hablaba a los jóvenes en la casa del campo. En una noche de luna llena, se reunían luego del entrenamiento para oír el objetivo final de sus nuevos jefes.
—La Orden de Salomón no pelea para derribar esta desigualdad. —El hombre bebió de su botella de alcohol—. Quienes la conforman poseen el mismo delirio de superioridad, el mismo complejo de Dios.
—Lo sé, es lo mismo —interrumpió Alma—, pretenden crear otro sistema con el mismo fin. Mejor o peor, son la misma mierda.
—Es un mundo de herederos que heredan valores fuera de la comprensión de la gente común —dijo Bautista—, en un momento intenté ser la diferencia, y ahí entendí lo pequeño que era, y lo pequeño que eran todos aquellos que están atados a los hilos invisibles, que todos los días los líderes le dicen lo que deben decir, pensar o cuales deben ser sus preocupaciones. Es inútil, es tarde. Un nuevo ciclo de control comienza, y yo me preocuparía por salvar mi vida.
—¿Es verdad lo del apocalipsis? —preguntó Yaco—, o es metáfora.
Bautista volvió a reír.
—Sí, para ellos es más fácil destruir el mundo a imaginar uno sin la dominación de los centinelas. —Bautista se encogió de hombros—. Es lamentable, pero tienen un buen punto.
—¿Cómo lo harán? —Alma empalideció—. Es una completa locura.
—Primero, deben continuar las guerras en los territorios de la Sociedad —enumeró Bautista—, es necesario eliminar a los más poderosos, luego... los Grises son los que tienen el poder de destruirlo todo y volver a crear un mundo de las cenizas.
—¡Yo no voy a destruir nada! —Alma se puso de pie—. ¿Acaso estoy entrenando para traer el apocalipsis?
—¿Para qué creías? —Bautista alzó sus cejas.
—¿Qué hay de los tres secretos? —Alex buscó la mirada de Bautista, quien se exaltó al oírlo—. Mi padre no pudo darme una respuesta concreta, él avanzó en su investigación, pero no sabe con qué puede encontrarse.
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Sociedad Centinela parte II GRIS
VampirContra todo pronóstico, Alma debe seguir liderando la División Alfa; sin embargo, ya no encuentra propósito para permanecer en el juego. Con su desinterés surgen los nuevos problemas. El poder que ella desprecia es codiciado por otros, las traicione...