Capitulo 5

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Los personajes de Naruto no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

La morena avanzó por los pasillos de la mansión Uchiha, donde vivía el líder y su hermano. Mikoto hubiera querido dejarla trabajar directamente con ella, pero tanto Sasuke, como sus hermanos, se opusieron argumentando que no pondría mano dura con la ojiperla.

Hinata dirigía la mirada por todo el lujoso entorno. Los pisos eran de madera oscura, perfectamente encerada, las paredes tenían un color claro, sin llegar a ser blancas.

El lugar era muy grande y eso fue lo poco que pudo apreciar por donde caminó, para que le entregaran la ropa de servidumbre, como la lista de todas las obligaciones que tenía que llevar a cabo. Suspiró atrayendo aire fresco, después de permanecer durante semanas encerrada sin siquiera poder mirar la luz del sol era lógico desear sentirse libre.

—Sigue de largo hasta la primer puerta, donde Mikoto-san espera por ti—dijo una de las empleadas que la guío hacia ese lugar.

Después de tocar dos veces, la dulce y amable voz de la dama Uchiha se escucho, pidiendo pasar.

—Adelante pequeña, pasa por aquí—Mikoto la encaró, a la vez que miro la ropa en su brazo, tratando de atinar la talla adecuada para la joven--Dime...¿como te llamas hija?—pregunto la Uchiha con amabilidad, haciendo que la ojiperla se tensara ¿Que tal si diciendo su nombre llegaba a oídos de ese demonio? ¿Y si sabiendo donde se encuentra venia por ella? Por otro lado, tampoco podía mentirle a la única persona que la había tratado bien, aún sabiendo a que clan pertenecía.

—Y-yo...bueno mi nombre...—estaba teniendo dificultad para revelar el nombre y Mikoto pensó que tal vez le traía malos recuerdos por todo lo que tuvo que vivir.

—No te preocupes, se por todo lo que has tenido que pasar y creo que lo mejor es empezar de cero—aseguró la Uchiha—Pero si me lo permites, escogeré un bonito nombre para ti ¿Que te parece Haru?—pregunto mirando hacia la Hyuga.

—Me parece muy bien Uchiha-sama—respondió sintiéndose mal por mentir, pero en realidad no tenía otra opción.

—Entonces no se diga mas, desde hoy eres Haru-chan y no te dirijas a mi con tanta formalidad, solo llámame como todos los demás ¿está bien?—la Hyuga asintió y le regresó la sonrisa.

Hinata supo desde el principio que los Uchihas no la creían más que una sirvienta del clan Hyuga, a causa del sello, como también por su aspecto y a decir verdad, eso era lo mejor que le había pasado. Porque de esa manera le sería más fácil pasar desapercibida y a la larga, tal vez pudiera marcharse, consiguiendo su libertad, el problema era, que ya no tenía a donde ir, estaba completamente sola y fuera del alcance de los Uchihas, le sería más fácil a Danzo dar con ella.

—¡Mira! Te dejaré estos uniformes que son iguales a los de las otras empleadas—reiteró buscando algo entre sus bolsillos, que por lo visto no encontró--¿Sabes cocinar?—pregunto esperando una negativa por parte de la chica, pero para su sorpresa, ella respondió que si sabía--¿Que más sabes hacer?—Hinata le aclaró todo lo que podía hacer, que prácticamente era todo lo que se espera de la servidumbre.

Mikoto le dejo un listado, de todas las obligaciones que debía cumplir durante el día, también le mostró la casa y la llevó a la que sería su habitación.

La ojiperla se quedó a solas en su nuevo dormitorio para cambiarse de ropa. La habitación era chica y sin ningún tipo de lujo, lo único con lo que contaba el lugar era con un colchón tirado en el piso. Además de parecer haber estado deshabitada por muchos años, el lugar no era agradable por ahora, pero con algo de limpieza quedaría perfecto, mucho mejor que los calabozos donde estuvo.

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