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Sus manos temblaban ligeramente y cada vello de su cuerpo estaba erizado. Apenas y podría resistir otra descarga antes de desvanecerse por tercera vez consecutiva, pero de un momento a otro, el agarre en su cuello desapareció. Feng intentó apoyarse sobre el escritorio, pero su mismo peso corporal la hizo caer hasta el suelo. Se sentía liviana y difícilmente podía controlar sus músculos.

—Considera esto como un acto de misericordia.

Min cerró los párpados y suspiró con pesadez. No tenía ganas de seguir la conversación, sólo quería descansar, aunque fuera para estabilizar su ritmo cardíaco.
Herman se retiró de la sala a través del umbral izquierdo de la oficina y la azabache aprovechó para abrazarse a sí misma.

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—Ugh, odio este lugar.

Murmuró Meg, contemplando a su alrededor. Se hallaba en el Pantano de aguas estancadas.

—Bueno, algo es mejor que nada.

Kate peinó su cabello con sus dedos y lo amarró en una cola de caballo alta.
Ambas bajaron las escaleras del barco central y continuaron hasta encontrarse con un generador apagado de cuatro plazas a las afueras de la nave. Inmediatamente comenzaron a repararlo, hasta que a lo lejos lograron divisar a alguien más. Se trataba de una figura femenina con cabellera llamativa que se acercaba a ellas. Era Nea.

—Hey.

Las saludó e imitó su acción. El motor estaba al 20%. Permanecieron así hasta que tres de los cuatro pistones repetían un vaivén.

—Que extraño.

Denson dejó de reparar y se levantó, dejando a las dos féminas restantes desconcertadas.

—¿Qué pasa?

Respondió Thomas, quien aún mantenía la mirada fija en la máquina.

—El asesino no ha venido a por nosotras, ¿estará con---

El trío gritó al mismo tiempo después de recibir una explosión estática en sus cuerpos. Karlsson fue la primera en abandonar el generador, no por temor, si no porque detestaba la demencia que aquel ser les provocaba. Meg prosiguió conectando los últimos cables hasta que las luces que se erguían encima del aparato se encendieron. Kate recibió el primer golpe gracias a su posición en el motor y la pelirroja aprovechó esto para correr lejos de allí. A los pocos segundos, el alarido de Kate se dejó escuchar por todo el pantano. La habían derribado demasiado pronto para su gusto y eso que la partida apenas empezaba.

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Observó dubitativa el pasillo. Ahora que había recuperado sus energías tenía dos opciones, mantenerse inmóvil mientras esperaba a que su verdugo volviera para torturarla o por otro lado, tratar de llegar al campamento aunque no tuviera idea de cómo hacerlo. Volteó a ver brevemente el escritorio y negó con la cabeza. Tal vez esa sería su única oportunidad de escabullirse y no la desperdiciaría. Emprendió camino hacía la entrada del Instituto, que gracias a la anterior salida del médico ahora sabía identificar y se detuvo justo a unos pasos de la puerta. Probablemente se metería en problemas después de ello, pero en su interior rogaba que la fogata estuviera al otro lado. Empujó el portón y todo se volvió negro.

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—Yo me encargaré del último generador, ve por ella.

Ordenó la rubia, con un semblante adolorido. Sus heridas no habían sido atendidas aún y ahora le estaban cobrando factura. Nea se dió cuenta de ello, pero decidió no llevarle la contraria. Estaban lo suficientemente jodidas como para discutir.
Corrió todo lo que sus piernas le permitieron en dirección a la cabaña del asesino. Una vez allí, descolgó a Meg y la auxilió un poco antes de separarse para encontrar las puertas de salida puesto que Denson ya había cumplido con su palabra. El latir de su corazón volvió a hacerse presente, pero antes de que pudiera reaccionar, alguien le tapó la boca y la derribó detrás de una roca. Cerró los ojos por el impacto en su espalda baja, pero al abrirlos no dudó en acariciar el rostro ajeno y besar sus labios.

—Creí que--

—¿Estaba muerta? Nunca tienes fe en mi.

Bufó molesta la asiática, gesto que enterneció a la graffitera.

—¿Cómo?

—No tengo tiempo de explicártelo.

—¿Por qué?

—Es... Complicado.

—Cuando volvamos al campamento, me dirás todo. Estaba muy preocupada por ti.

Karlsson entrelazó su mano con la de Feng.

—Esta bien.

Asintió. Le estaba ocultando su verdadera situación, pero de igual manera no podría hacer nada si le decía la realidad. Nea nuevamente volvió a besarla, esta vez con más intensidad. Min se dejó llevar por el momento, de verdad necesitaba ese afecto, pero la risa lejana del doctor la hizo salir de su ensueño. Tenía que volver lo antes posible o si no... No quería saber que pasaría si no volvía a tiempo.

—Tenemos que irnos.

Agarró a la contraria por el brazo y la jaló hasta las puertas de salida.

—¿Todo bien?

—Si, solo...

El radio de terror la puso tensa. ¿En qué momento creyó que dejar el Instituto Conmemorativo Lery era buena idea?
Karlsson miró como Kate se impulsó sobre el piso logrando así esquivar el golpe del doctor, pero al volver la vista hacía la gamer, ya no estaba. Había desaparecido sin dejar rastro.

Electroshock [Dead by Daylight fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora