13

574 57 16
                                    

Sus labios resecos se encontraron con la textura agrietada de los del Doctor. A decir verdad, no tenía experiencia besando a otras personas. Jamás le había interesado recibir y dar afecto hasta que sintió una gran soledad en su interior cuando fue aprisionada por el ente en aquel extraño mundo. En esa situación de melancolía y aislamiento fue cuando decidió iniciar una relación con Nea, para llenar ese vacío y sentirse bien consigo misma a pesar de las secuelas. Se mantuvo inmóvil unos segundos, esperando alguna respuesta por parte del moreno pero al notar que éste no le correspondía, se separó de él y se levantó de la cama, pero nuevamente Herman la sujetó de la muñeca.

—¿Qué demonios fue eso?

Las mejillas de Min se tiñeron de rojo e intentó deshacerse del agarre, pero la fuerza del contrario era mayor.

—...

—¿Ahora eres sorda?

—Sólo deja que me vaya.

—No hasta que me respondas, ¿por qué lo hiciste?

—Yo...

—Dime.

Carter se escuchaba enojado.

—No lo sé, llevo un par de días confundida.

—¿Respecto a qué?

Feng tomó una gran bocanada y desvió la mirada.

—Tú... Me besaste y al principio te odié por ello, pero después me dí cuenta de que lo quería volver a sentir sin importar qué.

—¿Besarte? ¿En qué momento? Sería incapaz de relacionarme con una niña estúpida como tú.

Golpe bajo para Min. Todo este tiempo se había obligado a sí misma a creer que el Doctor la deseaba de igual manera, no obstante, él ni siquiera se acordaba. Ahora que era consciente, el día del suceso el aliento del moreno olía a alcohol. Su ánimo estaba por los suelos.

—Pero como estás dispuesta a cargar con las consecuencias, seré clemente contigo.

Jaló el brazo de la fémina repentinamente, provocando que perdiera el equilibrio y cayera sobre él. Herman sin dudarlo, colocó su mano derecha en la nuca de Feng y con la otra la sostuvo por la espalda para que no se alejara. Ambos labios volvieron a unirse, sin embargo, debido a la impresión, la azabache no era capaz de seguirle el ritmo. Por su parte, el médico iba descendiendo su mano izquierda hasta dar con el trasero de la de procedencia china, la cual no pudo evitar quejarse durante el contacto, pero no se alejó. Comenzó a apretarlo con suavidad para provocar más gemidos por parte de su propietaria, pero después de un rato dejó de bastarle. Necesitaba poseer la cordura de Feng, pese a que eso le costara la suya.
Carter se distanció de la chica y con torpeza trató de deshacer el nudo de la faja que evitaba que el kimono fuera abierto, aunque al final optó por rendirse y dejar que la asiática se encargara. Una vez sin el obi de por medio, el hombre agarró ambos extremos de la prenda japonesa y la deslizó por los hombros de Min.
Herman se quedó unos minutos contemplando la complexión de su prisionera. Ya había tenido la oportunidad de verlo el primer día de su estancia ahí, pero no le había tomado importancia como ahora. Las piernas de la oriental estaban a cada extremo de su cuerpo, justo a la altura de su abdomen bajo. Los tirantes de su sostén se habían caído en conjunto con el kimono, por lo que la mitad de sus pechos era medianamente visible. Aprovechó la situación de su prenda íntima superior para bajar por completo las copas y acercar su boca. Una vez cara a cara con los senos de la muchacha, empezó a lamer el pezón de uno, mientras que su mano jugueteaba con el otro. Feng no estaba preparada para ese tipo de caricias, jamás lo había estado, por ello había mantenido la compostura con Karlsson, sin embargo, ahora Carter la estaba volviendo loca. Lo único que su boca era capaz de emitir eran suspiros, suspiros que eran música a los oídos del moreno.

Electroshock [Dead by Daylight fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora