Hoy es uno de esos días donde todo es nada y nada es todo. Nada para decir o pensar; o mucho y no sabes por donde empezar. Días que no sabemos como interpretar.
Tenemos días que pasan lento, que no sabemos qué hacer, donde todo es nada. Por el contrario, cuando nada es todo, son días que no paras ni para tomarte un vaso de agua, de esos que tenes tantas cosas por hacer y al final nunca concretas nada.
Hoy no fue igual que ayer, ni hoy será igual a mañana. Ningún día será igual a otro. Aunque tenemos días normales, no vivimos dos veces lo mismo. Pero esos días, donde todo es nada y nada es todo, son días que no sabemos que hacer ni como sentirnos.
Aun así, hay días muy importantes o muy tristes, esos que nos marcan, que siempre recordamos aunque pasen los años. Días que son todo para nosotros. Como están los qué no recordamos, los que nuestra memoria no guarda, yo creo que porque no nos hicieron sentir algo. Días que quedaron en la nada.
Y así vivimos, conservando los días de todo y descartamos los que no son nada.
Confieso que mi día es todo y nada, quise escribir tanto que no encontraba la manera de bajarlo a plabaras, y al final siento que no escribí nada.
ESTÁS LEYENDO
El proceso
AcakEncontrar palabras para expresar las emociones es uno de los más grandes desafíos del ser humano, aún cuando ni siquiera somos capaces de identificar qué sentimos y porqué sentimos como sentimos. La complejidad entre la mente y el corazón. No entien...