- Cuatro días... ahora todo tiene sentido... Por eso encontrábamos cadáveres sólo al terminar el festival... ¿Y qué hay de la gente que desapareció? - preguntó impresionado Mikase.
- Probablemente se perdieron en la montaña buscando a Aoi - respondió Eilen.
- Si no la encuentro en cuatro días... Hiromi se irá para siempre... No puedo seguir perdiendo tiempo, partiré ahora mismo - afirmó Ritsu.
- ¡¿Ahora?!, ¿En medio de la noche?. Es un suicidio - dijo el anciano.
- Si en verdad va a buscarla tiene que aprovechar cada segundo, el tiempo corre y es cuestión de vida o muerte para ella - comentó la bruja refiriéndose a Hiromi.
- Podrían dejarme un momento a solas por favor ...- pidió el muchacho.
Eilen y Mikase respetuosamente abandonaron la habitación dejando así sólo al joven con su amada.
Ritsu tomó la mano de Hiromi y la apoyó en su propio rostro
- Hiromi... todo esto parece una pesadilla... pero te juro que no te dejaré morir, despertarás y tendremos esa familia que tanto anhelas... te lo prometo - se inclinó y besó tiernamente los apenas tibios labios de Hiromi - Volveré por ti mi amor...Al salir de la habitación se encontró con todos en la sala principal
- Necesito armas señor Mikase, sólo traje conmigo mi katana. Sé que es tarde pero ¿Dónde puedo conseguir? - preguntó Ritsu.- Venga conmigo joven Saraki - respondió el anciano y lo guió hasta una habitación trasera que estaba atravesando el jardín, al abrir aquella puerta el muchacho se sorprendió, la pared estaba repleta de armas y una vieja armadura samurai dormía en un altar
- Yo también solía ser un fiel soldado, lo di todo de mi hasta que este viejo cuerpo dijo basta... Como no tuve descendencia no pude heredarla a nadie, por eso está aquí, pero hoy quiero que la lleve si la necesita y también las armas que crea necesarias - dijo Mikase.
- No podría aceptarlo señor Mikase...
- Por favor joven Saraki, haz que el corazón de esta vieja armadura vuelva a latir con tu fuerza... será un honor que tú la uses...
- El honor será mío señor Mikase, nunca olvidaré este gesto... Tiene mi gratitud eterna, y estoy en deuda con usted - agradeció con una reverencia.
- Sólo regrese con vida joven Saraki, este país lo necesita - terminó el anciano.
De inmediato Ritsu se dispuso a colocarse la armadura mientras era aconsejado por Mikase
- Elija sus armas con sabiduría joven, evalúe la situación, piense en el terreno y en las múltiples posibilidades, ya que puede que se encuentre con criaturas que nunca imaginó ver... Lleve lo que le siente cómodo y le permita pelear a distancia y si es necesario a cercanía también.- Comprendo señor.
Ritsu eligió colocarse la armadura de manera parcial, protegiendo sólo su torso y brazos, dejando así al descubierto sus piernas, de esa forma no perdería velocidad a la hora de correr. Y como armas cargó con un arco y flechas fáciles de transportar, una espada corta y su siempre fiel katana.
Al verlo ya listo los presentes en aquella posada quedaron impactados, definitivamente aquel joven tenía el porte de un guerrero implacable.
Con su enorme físico, y gesto serio en su rostro, despertaba la admiración y respeto de todos.- ¿Estás listo? - preguntó Eilen.
- Sí - respondió seguro Ritsu.
- Espere joven, llévese esto, tiene provisiones y agua - dijo Mikase mientras le entregaba un pequeño bolso.
- Se lo agradezco señor, no se preocupe, tengo experiencia sobreviviendo a esas cuestiones.
- Lo imagino, años en la guerra te enseñan muchas cosas. No se preocupe por la señorita, la cuidaremos hasta su regreso.
- No sé como agradecerle todo lo que está haciendo por nosotros... dejo en sus manos lo más preciado que tengo en mi vida... que es ella.
- Poder ayudar a un guerrero como usted en una misión tan noble es un honor para nosotros.
- Muchas gracias - terminó el joven con una reverencia.
Antes de irse se detuvo por un segundo frente a la habitación y miró desde fuera a Hiromi
- Espérame... Hiromi - susurró y se marchó detrás de Eilen, quien lo guiaría a la entrada a la montaña en compañía de otro empleado.El resto de los presentes junto con Mikase despidieron al muchacho desde la entrada de la posada
- Señor Mikase, ¿De verdad cree que podrá hacerlo?...- preguntó la cocinera.
- No lo sé, pero ver a un guerrero con tanta determinación hace que mi vieja sangre samurai corra nuevamente por mis venas...- dijo por último el anciano mientras miraba alejarse la fuerte espalda del joven que llevaba puesta su antigua armadura, reviviendo así conmovedores recuerdos en él.
Al llegar al pie de la montaña, Ritsu, Eilen y su acompañante se encontraban frente al Torii que daba entrada a la misma
- Escucha con atención Ritsu, este Torii protege con un manto divino a cualquiera que entre a la montaña, de manera en que los demonios y espíritus que viven en ella no pueden verlo ni hacerle daño... por eso si deseas enfrentarte a ellos deberás entrar cruzando por debajo de la soga sagrada que la rodea, de esa forma evitarás la protección y podrás verlos... y ellos a ti también...- dijo Eilen.
- Comprendo - respondió sin inmutarse el joven.
- Te lo advierto, prepara tu mente, todo lo que verás allí arriba será real... Encontrarás criaturas enormes y extrañas, no debes dudar, mantén tu objetivo, si piensas por un segundo que tienes miedo caerás bajo sus garras...- sentenció la bruja.
El acompañante sintió que se le hacía un nudo en la garganta al oír eso.
Ritsu impasible dijo
- Entiendo, gracias por su ayuda - y cruzó por debajo de la soga, ingresando así finalmente a la montaña.Pero ¿Qué es lo que impulsaba a aquel joven a entrar a ese lugar lleno de determinación?, la respuesta estaba marcada a fuego en su corazón, Hiromi era lo único importante que tenía en su vida, la persona por la que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa, incluso a enfrentarse a un mundo desconocido...
Continuará...
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Dónde mueren las Mariposas
FantasíaEn un tranquilo pueblo del antiguo Japón se lleva a cabo el popular Festival de la Mariposa. El mismo está rodeado de misteriosos fenómenos y de una particular leyenda, que causa la admiración y temor entre los participantes. Ritsu, un joven samurai...