Capítulo 16

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Ritsu no podía evitar dudar de sus palabras, jamás esperó que un demonio de esa montaña pudiese hacerle tal ofrecimiento.

- ¿Y si intento matarte ahora mismo para tener tu corazón de una sola vez? - preguntó el joven.

- Sí quieres intentarlo estás en tu derecho pero ¿Sabes por qué tengo tantas cicatrices? Porque yo no puedo morir... - respondió calmo el lobo.

- ¿Qué?...

- Así es, mi cuerpo se regenera una y otra vez... ¿Quieres intentarlo? - preguntó y acto seguido inclinó su cabeza delante del joven.

Ritsu estaba perplejo, no podía creer que semejante bestia fuese capaz de bajar su cabeza a merced de la hoja de su espada.

- ¿Qué te detiene niño? - insistió el lobo.

El samurai se mantenía firme pero, a juzgar por el comportamiento del demonio, supuso que había algo de verdad en sus palabras.

- ¿Cómo sé que de verdad tienes un corazón?

- Simplemente lo tengo, tú decides, cumples mi deseo y te entrego pacíficamente lo que tanto buscas ó vuelves al exterior a enfrentarte en vano con cuanto demonio cruces sin saber si los tienen o no... ya que, al juzgar por tu reacción y preguntas, puedo decir que ya has experimentado ese fracaso...

Ritsu se mordió los labios, al parecer no podía disimular su gesto, aquella bestia era observadora.

- Vaya, por tu gesto veo que estoy en lo cierto... aun te ves dudoso, si quieres irte puedes hacerlo, no iré tras de ti ni atacaré. Pero déjame decirte que no soportarás mucho tiempo más peleando sin descanso.

- ¿Qué?...

- Tu cara demuestra cansancio, ni siquiera puedes sostener firmemente esa espada con una sola mano, por eso usas las dos ¿No es así? - continuó el lobo.

El joven estaba cada vez más sorprendido, definitivamente parecía ser una criatura de sabiduría.

- Tal vez tengas una gran motivación que mueva tu espíritu pero tu cuerpo es humano niño... no lo olvides - dijo la bestia, se dio la vuelta entrando un poco a la cueva y terminó por hecharse en el medio de esta.

El joven estaba asombrado por la pasividad de aquella criatura, definitivamente no demostraba la más mínima intención de atacarlo, no se parecía para nada a los otros demonios de la montaña.

- Si no vas a atacarme ni a aceptar mi propuesta y sólo buscas refugiarte de la lluvia adelante, puedes quedarte. Sólo no me molestes, ya estoy viejo y necesito dormir - resopló el lobo y echó su cabeza hacia sus patas delanteras para recostarse sobre ellas.

Ritsu guardó su espada y reflexionó un momento, lentamente se acercó

- ¿Qué es lo que quieres? - preguntó para analizar su propuesta.

- Oh... ¿Vas a escuchar a un demonio?

- Sólo dilo, si es razonable lo consideraré - respondió ya de frente a él.

- Comida caliente - dijo el lobo de forma directa.

- ¿Comida... caliente?... - murmuró incrédulo.

- ¿Por qué pones esa cara? ¿Creíste que te pediría tu alma o algo así? - se burló.

- ¿Es en serio?

- Claro que sí, ya soy un anciano, no tengo humor para hacer bromas.

Si algo faltaba para terminar de desconcertar a Ritsu era aquella extraña petición, de verdad ya no sabía que pensar al respecto.

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