Capítulo 9

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💮Dónde mueren las Mariposas 💮

💮Capítulo 9

- ¿Estás de acuerdo padre? - preguntó la joven aún emocionada.

- Claro que sí hija, sé de tus sentimientos por él, y a mi parecer es un muchacho ejemplar. Además su respuesta fue contundente. Ritsu, Hiromi, el amor puede ser confuso, la pasión es hermosa aunque algo efímera, pero encontrar en alguien esa persona a la que puedes llamar "compañero de vida" no lo consigue cualquiera... sean el sostén el uno del otro, aquel con el que puedan compartir sus penas más profundas y alegrías más intensas, y así el amor será eterno - dijo con sabiduría el hombre.

- Muchas gracias papá...- agradeció Hiromi.

- Sólo tengo una condición para su matrimonio.

- ¿Cuál es? - preguntó Ritsu.

- Esperen un tiempo para casarse, como mi hija estuvo unos días en tu casa para cuidarte no me gustaría que se cuestionara su honra con una boda apresurada.

- Comprendo perfectamente señor Nagaru, se hará como usted diga - terminó el joven con una reverencia.

Hiromi estuvo de acuerdo y a partir de ese día comenzaron una relación oficial como prometidos.

Los días pasaron, Ritsu comenzó a trabajar como ayudante del herrero local, el forjar las espadas ayudaba a recuperar su físico y tonificar los músculos de su brazo, además de su entrenamiento diario.
A Hiromi le gustaba llevarle el almuerzo a su trabajo, y luego a la salida del mismo caminar juntos por el pueblo.

El joven no temía demostrar sus sentimientos ante todos, le encantaba estar con ella, disfrutar de su compañía. Pero la muchacha, a pesar de ser determinada, era tímida para las demostraciones de afecto en público.
Un día Ritsu inesperadamente tomó su mano para caminar y ella se sonrojó por completo
-¿Qué ocurre Hiromi?, ¿Por qué te apenas?, somos novios, amo tomar tus manos.

- Lo siento Ritsu, no puedo evitarlo... es que...

- Dime.

- Es que cuando me tomas la mano en frente de todos me doy cuenta de que esto es real... que realmente somos pareja...- dijo en voz baja.

El joven se sorprendió ante sus palabras - ¿Acaso no lo deseas? - preguntó.

- Claro que quiero... pero al mismo tiempo siento que todos nos observan... y me apena...

Ritsu sonrió - ¿Y que más da que nos observen?, que todos sepan que te amo profundamente - dijo y besó su mano suavemente en medio de la calle del pueblo, ante la vista silenciosa de todos.

- Ritsu...- suspiró aún sonrojada la joven.

- Por favor, déjame ir de tu mano siempre... hasta el fin de mis días... - terminó él.

Al poco tiempo todo el pueblo supo de su compromiso y celebraban a la joven pareja, pues eran conocidos desde que eran unos niños.

Ritsu practicaba con su espada cada tarde, cuando regresaba de su trabajo, en su jardín.
A Hiromi le encantaba verlo entrenar, y en algunas ocasiones le pedía quedarse a acompañarlo mientras lo hacía. Le parecía sumamente atractivo, fuerte, masculino. Era en esos momentos en los que se percataba cuanto había cambiado desde el día que se fue, tenía el cuerpo de un guerrero, pero su esencia seguía siendo la misma que ella conocía desde la niñez, y eso la enamoraba aún más.
Cuando terminaba, la acompañaba hasta su casa para que no volviese sola, era un momento muy íntimo entre ellos. Caminaban sólos por los senderos del bosque, y en una de esas ocasiones Hiromi tropezó, pero Ritsu la abrazó para evitar que cayese. La joven podía sentir la fuerza de sus brazos rodeándola, mientras apoyaba sus pequeñas manos en el pecho de él, y fue en ese momento en que se dió cuenta que había nacido un nuevo sentimiento en ella, el deseo.

Ritsu era todo un caballero y la respetaba a más no poder, tanto así que si se besaban era sólo cuando se encontraban en la intimidad y siendo Hiromi quien tomaba la iniciativa, así que curiosamente era la primera vez que la abrazaba con tanta intensidad
- ¿Estás bien Hiromi? - preguntó preocupado.

- Sí... no te preocupes, no fue nada...- respondió ella.

- Entonces siga- - intentó decir pero notó que la joven recostó la cabeza en su pecho y susurró - Ritsu... puedes abrazarme un poco más... me gusta sentir tu calor...

- Hiromi...- suspiró sonrojado.

- Ahora que estamos sólos hay algo que quiero decirte... desde pequeños siempre estuvimos juntos, incluso hasta el día en que te fuiste, y aunque en ese momento sabía que te amaba ahora que has vuelto descubro que cada día despiertas nuevos sentimientos en mi...

- ¿A qué te refieres?...

- A que ya no sólo te amo por la persona que eres... también me gustas mucho físicamente... puede sonar tonto, pero no lo había pensado así antes... me gustas mucho Ritsu... me gustas como hombre...

El joven se puso nervioso, no sabía que responder, fue una confesión totalmente inesperada
- Yo... no sé que decir Hiromi...

- ¿Tú piensas en mi de la misma forma?...- preguntó ya mirándolo a los ojos.

- Eh?

- Quiero saber si yo también te gusto de esa forma ...

Ritsu no entendía en que derivaría esa conversación, había un atmósfera muy apasionada entre los dos, pero decidió aplacar los nervios de su corazón y responder de una forma natural. Ya que tal vez ella no pretendía que sucediese algo especial, sino que sólo era una jovencita tratando de entender sus nuevas emociones
- Claro que me gustas, para mi eres sumamente bella... cuando me acaricias con tus manos tan suaves haces que mi piel se estremezca...

- ¿De verdad?...

- Sí, eres la mujer perfecta, valiente, dulce y muy hermosa... este nuevo tiempo de conocernos es especial para ambos, descubrimos sentimientos nuevos, emociones... deseos.

- ¿Entonces es normal que quiera algo más que sólo besos?..

- Por supuesto que es normal, ya no somos niños Hiromi, somos dos personas que se aman, se gustan y se desean... - le dijo mirándola con ojos seductores - pero todo se dará a su debido tiempo... disfrutemos de este momento de descubrirnos como somos ahora - terminó con una amable sonrisa.

- Tienes razón... pero... ¿Al menos puedo pedirte que me abraces más seguido? - le pidió aún sonrojada.

Ritsu rio - Ja, ja, claro que sí, pero... ¿sólo eso?

- Eh? - se sorprendió ella, el joven tomó su rostro con ambas manos y la besó apasionadamente.

Hiromi sentía que el corazón se le saldría, era la primera vez que él le demostraba lo apasionado que podía ser.
Al separarse Ritsu sonrió galante
- ¿Nos vamos? - preguntó.

- Mejor esperemos un poco, mi cara aún está roja y me apena que me vean así...

- Ja, ja, está bien - terminó él.

Tenían una hermosa relación, el muchacho estaba en lo cierto, disfrutar de ese momento de re descubrirse era lo mejor que podían hacer, enamorándose cada vez más uno del otro.
Pero Hiromi pronto entendería la dura realidad de amar a un samurai, cuando un mensajero del ejército nuevamente se hizo presente en el pueblo...

Continuará...

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