Ritsu se quedó al lado de Korumiro un tiempo más, sosteniendo su cabeza hasta que su cuerpo terminó por enfriarse. Aquella muerte la sintió como si un compañero hubiese caído en batalla, pero esta vez mucho más profunda, pues el peso del sacrificio del viejo lobo fue tan grande que sentía que no tenía forma de devolverselo, en ese momento se asomó a la cueva Irei, el espíritu del bosque- Ritsu... - murmuró.
- Irei... - respondió aun visiblemente afectado - ¿Por qué estás aquí?
- Nosotros podemos sentir cuando la presencia de un demonio fuerte desaparece... así que... finalmente lo hizo...
- ¿Qué?...
- Korumiro encontró a quién darle su corazón... - dijo ya acercándose.
- ¿Tú... tratabas con el señor Korumiro?
- Sí, después de todo Korumiro era el único demonio que sólo peleaba con otros demonios... el solía ayudarnos a despejar los terrenos que estos tomaban como propios y devolverselos a la naturaleza.
- Así que peleaba contra otros demonios... vaya... nunca perdió la esencia de un guerrero... ¿Sabías que él solía ser humano?
- Sí, me lo dijo... por eso se resistía a pelear con otros... estábamos agradecidos con él pero era un ser que sufría mucho... al saber que no podía morir por la mano de otros, y que cargaba con algo tan valioso, decidió que se lo entregaría a alguien que sintiese que valía la pena... a cualquiera que tuviese un gesto humanidad... a pesar de vivir por años así se resistía a pensar que se convirtió en un demonio porque lo merecía... quería encontrar un proposito para ello... que su destino era vivir para darle su corazón a un humano que lo mereciese... y fuiste tú... - terminó por decir ya clavando una gentil mirada en el joven.
Nuevamente las lágrimas rodaron por las mejillas de Ritsu.
- ¿Se te acaba el tiempo verdad? - continuó Irei.
- Sí, hoy es el último día...
- Entonces ve, dale honor a Korumiro, valora su sacrificio...
- Sí... - dijo y lentamente recostó la cabeza del lobo en el suelo, lo admiró un poco alejado y comentó - Me gustaría poder brindarle un entierro... una despedida...
- No te preocupes, de eso nos ocupamos nosotros, por eso estamos aquí...
- ¿Qué? ¿Qué quieres decir?
- Somos espíritus de la naturaleza, ayudamos al balance, a que se respete el ciclo de la misma. Pero los cuerpos de los demonios son objetos extraños... los animales no los consumen y si no los desaparecemos otros seres obscuros pueden poseerlos...
- ¿Entonces ustedes los hacen "desaparecer"? ¿Cómo?
- Los devolvemos a la tierra... así - respondió Irei y posó sus manos gentilmente en la pata trasera del lobo.
De repente, y ante la vista asorada del joven, el cuerpo de Korumiro comenzó a volverse de tierra y de la misma brotaron pequeñas plantas y flores, era increíble, parecía una estatua de tierra solida haciendo honor a la bestia.
- Ahora su cuerpo a vuelto a la naturaleza...
- Increíble... - suspiró y, seguido de un rezo, hizo una reverencia - Gracias señor Korumiro, le aseguro que no me detendré hasta salvar a Hiromi... su sacrificio no será en vano... - aseguró frente a la ahora tumba del noble demonio.
- ¿Estás listo? Te indicaré el camino a seguir hasta la cueva de Aoi.
- Sí - dijo mientras tomaba nuevamente sus armas - vamos Irei - respondió seguro ya saliendo de la cueva tras el espíritu, pero no pudo evitar mirar una vez más atrás y en un murmullo dijo - Adiós... señor Korumiro...
ESTÁS LEYENDO
Dónde mueren las Mariposas
FantasiEn un tranquilo pueblo del antiguo Japón se lleva a cabo el popular Festival de la Mariposa. El mismo está rodeado de misteriosos fenómenos y de una particular leyenda, que causa la admiración y temor entre los participantes. Ritsu, un joven samurai...