Capítulo 12

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- Maldición... ni siquiera lo noté...- se reprochó el joven al mirar su herida.

Colocó en ella un antídoto que amablemente Mikase le ofreció antes de salir y cubrió nuevamente su brazo con la armadura, aunque esta estaba dañada.
No tenía idea de que consecuencias pudiera traer el veneno de un demonio pero si había algo que podía decir es que, después de que Hiromi lo sanó aquella vez, su organismo había desarrollado resistencia al veneno, así que gracias a ello podía mitigar los efectos del mismo o al menos ganar tiempo hasta cumplir su misión.

Ahora que ya sabía lo que era pelear contra uno de ellos necesitaba pensar en las ventajas y desventajas de la situación.
¿Cómo las bestias lograban detectar su presencia?, ¿sería quizás su olor?, era una de las posibilidades. Así que, cual animal, decidió cubrirlo bañándose con la sangre de aquella criatura.
Con sus manos manchó su armadura con ella, tenía un olor penetrante, sin duda era diferente a la humana.
Ya repuesto del enfrentamiento, rezó un momento por el descanso eterno de aquella bestia y se dispuso a recuperar cada arma que había utilizado contra él. Arrancó la flecha de su ojo y buscó la que estaba clavada en el árbol, todo elemento era indispensable, ya que no sabía con qué podía llegar a encontrarse después.

Ahora que había logrado hacerse con el primer corazón sólo restaban dos más, parecía que faltaba menos para lograr su objetivo pero a la vez lo sentía tan distante.
La última imágen que tenía de Hiromi lo hacía transitar por un torbellino de emociones como la rabia, el dolor, y la desesperación, pero al mismo tiempo lo motivaba a continuar.

Ya con el ambiente más calmo, pero sin bajar la guardia, Ritsu decidió explorar el territorio, observar el comportamiento de los seres que lo habitaban.
Las pequeños espíritus apenas notaban su presencia, no sabía si era debido al camuflaje de sangre o porque simplemente no se interesaban en él, los mismos parecían coexistir en perfecta armonía con los animales del lugar.
Así, el resto de la noche transcurrió en paz, pero cuando los primeros rayos del sol comenzaron a asomar, el joven samurai se percató de algo que no esperaba, durante el día las criaturas desaparecían...
Miró una y otra vez a su alrededor pero no encontraba más que animales silvestres y comunes, fue entonces cuando se dijo a sí mismo que en la noche saldría a cazar los dos corazones restantes, no podía perder más tiempo.

Decidió que ese día descansaría, de nada servía desperdiciar energías buscando criaturas que evidentemente no caminaban a la luz del sol.
Inesperadamente se formó una fuerte tormenta de verano, trayendo consigo una intensa lluvia, Ritsu se refugió en una cueva que encontró cerca de donde estaba, y en lo profundo de la misma se topó con una laguna interna de agua cristalina. Bebió un poco de ella, era completamente pura, aunque no podía salir a cazar al menos había localizado una fuente de donde obtener un suministro tan preciado como ese.

Se sentó frente a aquella laguna, recostando su espalda contra la pared, el ruido de la lluvia le traía recuerdos de esos días en que Hiromi cuidó de él, haciendo tambalear nuevamente su corazón. Deseaba dormir sólo para poder soñar con ella, aquella idea dio vueltas en su cabeza hasta que, finalmente, el sueño lo venció...

- ¿Dónde estoy?... es ... La posada?...- se preguntó el joven al mirar a su alrededor y notar que se se encontraba en la habitación de la posada.

- ¿Ritsu?, ¿ya estás despierto? - dijo Hiromi entrando al cuarto - el señor Mikase dice que ya está listo el desayuno, ¿vamos? - sonrió.

- ¿Hiromi?... no puede ser... Tú... ¿estás bien?... - preguntó él sin entender lo que sucedía.

- Eh?, ¿Qué dices Ritsu?, claro que estoy bien.

El muchacho miró el cuello de ella y notó que la marca de mariposa no estaba - Pero... ¿Y la maldición? - continuó preguntando.

- ¿Maldición?... de que hablas Ritsu, no te entiendo, creo que aún estás un poco dormido - respondió risueña Hiromi, se acercó a él y le dio un beso - Vamos, nos esperan - terminó y se puso de pie.

Ritsu estaba completamente confundido, dudaba si todo era un sueño, pero aquel beso le pareció tan real que deseaba dejarse llevar - De acuerdo - respondió y se dispuso a ir con ella.

De repente una voz le susurró

- No vayas...

- ¿Qué fue eso? - preguntó.

- ¿A qué te refieres? - dijo Hiromi mientras abría la puerta.

- No... no es nada... creí escuchar algo.

El joven continuó avanzando hasta la puerta pero la voz nuevamente susurró

- No salgas de la habitación...

- ¿Dijiste algo? - le preguntó a ella.

- ¿Eh?, estás extraño hoy je, je. Vamos - respondió la muchacha.

Él estaba a punto de cruzar la puerta cuando de golpe sintió que alguien lo abrazó por detrás pidiéndole

- ¡Ritsu no vayas! - y todo se obscureció a su alrededor.

El joven samurai quedó impactado, lentamente volteó a ver quien lo abrazaba y vio que se trataba de una segunda Hiromi, pero esta sí llevaba la marca de la mariposa

- ¿Hiromi?... ¿Realmente eres tú?...- preguntó en voz baja.

- Ritsu...- dijo ella con lágrimas en sus ojos.

- ¡Sí, eres tú! Yo... te necesito tanto , quie-

- Tienes que despertar - Lo interrumpió llorando.

- ¿Eh? ¿Qué dices?

- ¡¡¡RITSU DESPIERTA AHORA!!! - gritó por ultimo.

El joven abrió los ojos abruptamente y al reaccionar se dio con que estaba atrapado, envuelto por una inmensa cola de serpiente que comenzaba a elevarlo del suelo
- ¡Pero que demonios! - dijo sin entender que sucedía.

- Oh, despertaste antes de tiempo... - murmuró una voz extraña.

Y al buscar de donde provenía, Ritsu observó que aquella cola y voz pertenecían a un nuevo demonio.
Parecía una mujer, con filosas garras y de la mitad de su cuerpo hacia abajo nacía aquella inmensa cola de reptil, era una Lamia...

Continuará...

Dónde mueren las Mariposas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora