Capítulo 15

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Ritsu quedó impactado ante tal descubrimiento, trató de encontrar una explicación pero inmediatamente pensó que no tenía tiempo para perder, si aquel demonio no tenía corazón sólo debía cazar otro que sí lo tuviese y eso era todo.
Estaba decidido a terminar con la misión esa misma noche, así que rezó por el ogro y partió en busca de otro demonio, Irei le había indicado dónde encontrarlos.

Subió más la montaña en el medio de la noche, bajo la luz de la incandescente luna agitaba la hoja de su espada una y otra vez luchando con diferentes bestias, una más terrorífica que otra, de obscuras intenciones y sedientas de sangre, pero llegado el momento de sacar el corazón nuevamente la decepción, estaban vacíos...

- ¿Por qué?... ¿Qué está pasando?... Sólo necesito un corazón más... sólo uno más... por favor... no puedo fallarle así... a Hiromi...- dijo clavándose de rodillas frente al cadaver del ultimo demonio al que se enfrentó mientras se tomaba la cabeza, con sus manos ensangrentadas, demostrando una clara desesperación.

Aquella terrible noche casó demonio tras demonio hasta el amanecer, unos más bravo que otro, en numeros cinco en total exceptuando a la Lamia, pero todos carecían de un corazón.
Ya asomando los primeros rayos del sol del tercer día de la maldición la angustia se apoderó de Ritsu pues sabía que bajo la luz del día los demonios desaparecían y aun después de conseguir la perla negra todavía debía llegar a la cueva de Aoi para antes del cuarto día.

Aunque había salido prácticamente ileso de aquellos enfrentamientos, con apenas unos rasguños encima, el dolor de la desilusión en su alma era más fuerte que cualquier golpe que pudiese recibir.
Caminaba bajo el amanecer tratando de encontrar una explicación a la situación pero nada le resultaba lógico, ¿Será qué sólo ciertos demonios eran quienes poseían los corazones? ¿Por qué? ¿Qué los hacia diferentes? Se preguntaba, en ese momento vio pasar un par de mariposas anaranjadas volando por el lugar y sintió una opresión en el pecho, pues recordó lo que Hiromi le dijo sobre que las mariposas subían a la montaña para luego morir, aquello sólo le recordaba que el tiempo se le acababa...

Se sentó en la raíz de un viejo árbol pensando como continuar, pero inevitablemente la desesperación se apoderaba cada vez más de él

- ¿Qué está pasando?... nada tiene sentido... a este paso... no podré lograrlo... Hiromi... Hiromi... se irá... - pensaba para sí - No... yo no puedo vivir en un mundo donde Hiromi no esté... no puedo fallarle de esta forma... si no puedo salvarla... prefiero morirme en este lugar... - terminó por pensar y se quedó dormido recostado contra aquel tronco producto del cansancio de aquella terrible noche.

- No vuelvas a decir eso... - dijo Hiromi a través de su sueño mientras le tocaba el rostro con sus pequeñas manos.

- Hiromi... ¿Por qué esto se siente tan real?... - preguntó el joven conmovido.

- Porque soy yo de verdad...

- ¿Qué quieres decir? - dijo y tocó sus manos, pudo percibir las heridas en ellas - ¿Qué es esto? ¿Qué ocurrió con tus manos? - se preocupó.

Ella sólo sonrió - Siempre estoy a tu lado... - respondió.

- Acaso... ¡¿Estas son las garras de la Lamia?! ¡¿Estabas ahí?! - dedujo.

- No te asustes, estoy bien.

- ¿Cómo que estás bien? Esto es una locura... yo... nunca imaginé que me cuidaste de ese demonio... ahora entiendo sus palabras... tu estabas ahí...

- Nunca te dejaré sólo...

- Pero... si eres un espíritu ¿Por qué estás herida?

- Porque se manifiestan en mi cuerpo real...

Dónde mueren las Mariposas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora