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Taehyung dejó la ultima caja en el piso y se estiró, girándose hacia la puerta de entrada de su nuevo departamento, donde su novio de toda la vida, y ahora esposo, el adorable Kim Seokjin, firmaba los formularios de la mudanza una última vez.
Cuando el mayor cerró finalmente la puerta, Taehyung aprovechó para capturarlo en un abrazo suave por la espalda, reposando la cabeza sobre su hombro cual cachorrito.
— Al fin juntos, hyungie — Suspiró con cansancio, haciéndose el dormido para finalmente ganarse un pequeño codazo en el estómago.
— No te hagas que todavía debemos desempacar todo esto — Señaló la sala llena de cajas, volteandose aún en los brazos de su menor para así tomar sus mejillas y dejar un piquito sobre sus labios de pucherito.
— Pero los muebles llegan mañana...¿Qué, quieres sacar y dejar todo tirado? — Excusó Taehyung, insistiendo con su puchero en un inútil intento de misericordia.
— No, pero quiero llevar las cajas a sus respectivos cuartos. Así a penas lleguen los muebles mañana, podremos ordenar todo — explicó pacientemente Jin, acariciando su rostro con tanta parsimonia que Taehyung no pudo evitar cerrar los ojos.
— Sinceramente solo quiero buscar la cajas cajas de los futones y dormir — suspiró con pesadez, apretando más las manos en la cintura de Jin — ¿Por qué insistinte en venir hoy igual sabiendo que la cama y el sofá llegarían mañana? Podríamos haber dormido en la casa de Jimin o algo, los futones son incómodos y estoy cansado — Seokjin rió, dejando un beso en su frente.
— Eres un niño, uno muy mal portado — Susurró lo segundo en un tono un poco más confidencial — ¿Sabes qué es más incomodo? Dormir en el piso
Lentamente Jin lo fue arrastrando a la sala, haciéndolo tropezar y caer de nalgas al piso. Taehyung entre confundido y somnoliento lo observó, notando entonces la mirada juguetona en los ojos de su mayor.
Jin cuidadosamente se sentó sobre su regazo, con una pierna a cada lado de las suyas y las manos juguetonamente subiendo por su pecho hasta envolverse en su cuello. Una sonrisa ladina y unas ligeras caricias en su nuca le dieron la pauta de lo que estaba pensando el mayor. Con una sonrisa más confiada atinó a colocar las manos en la cintura fina de su mayor, presionándolo un poco en su contra.
— Debería castigarte y hacerte dormir en el piso — Murmuró Jin, acercando sus labios rosados y carnosos a los suyos, sin besarlo, solo rozando lo suficiente como para generarle expectativa.
— ¿Y por qué no duermes conmigo? — Desafió, bajando casi imperceptiblemente sus manos hasta llegar al trasero del mayor, apretando muy suavemente la zona, asimilándose más a una caricia. — Sin hyung no podría dormir bien ~ — Más allá de la fingida inocencia de su rostro, el tono que estaba empleando para hablar con Jin era notablemente seductor.
