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—¡Park Jimin!— El grito de Yoongi hizo que la puerta al azotarse se sintiera como un susurro. Jimin estaba jodidamente en problemas y Yoongi, su novio, seria quien lo castigaria.
—¡¿Donde estas? Malditasea.— Gruñó ahora, al ver que las luces de la casa estaban completamente apagadas. Su sangre hervía en furia, y lo único que quería era encontrar a su escurridizo idiota que tenía como pareja.
Corriendo escaleras arriba, tropezandose con sus propios pies, alcanzo a notar como la luz de una pequeña capacidad se veía en el salón del final fel pasillo. Así que articulando una mueca digna de película y de un asesino serial se tratase, camino cansino hacia su objetivo.
Oh, Jimin no se salvaría de esta, no señor.
Park Jimin era un joven entusiasta, caliente hasta los cojones y muy cariñoso, bastante creativo a la hora de hacerle saber a Min YoonGi que estaba en extremo enamorado de él, o muy necesitado.
Lo que hizo en la sala de juntas fue una atenuación a lo que normalmente haría, pero en definitiva había sobrepasado los límites de la cordura cuando involucró a su familia.
El aventurero Park Jimin tuvo la osadía de comerle la polla durante una presentación oficial del nuevo producto, que él como gerente, estaba encargado de coordinar y dirigir.
Fue muy complicado aguantar sus suspiros largos y eróticos, durante la introducción y muestra de la señorita Choi.
Él de verdad rogaba que nadie lo hubiese notado.
—Te encontré
Jimin sintió el verdadero terror cuando la luz del pasillo fue encendida, iluminado la sombra imponente de Yoongi en su dirección. El menor no podía ver su rostro, pues la luz venía desde su espalda, pero podía darse una idea al ver el subir y bajar constante de sus hombros.
Yoongi estaba realmente cabreado.
—¿En qué demonios estabas pensando? — Cuestionó el rubio sin dar un paso adelante, manteniendo su posición al margen.
—Te ve-eias muy es-estresado mi amor. Solo quería ayudar — Jimin aun sintiendo sus huevas casi en la garganta, tragó con dificultad, cuando Yoongi hizo el amague de moverse.
—¿Y tú solución fue engullirme durante la presentación? ¡¿Que demonios?! — Gruño, sacando su acento marcado y varonil. Jimin asimiló que posiblemente no pasaría de esa noche. Por lo que pensó en sus pobres gatitos, ¿quién cuidaría de ellos cuando no estuviera? Yoongi era un gruñón y no les prestaría atención adecuadamente, tampoco a sus pecesitos.
