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Mientras el dolor recorre mi espalda baja, los recuerdos se apoderan de mis pensamientos nublando mi conciencia y la inminente llegada de mis pequeños me golpea de repente con una nueva contracción que me hace preguntarme de nuevo todo…
¿Qué hice mal? ¿Porqué lo alejaron de mi? ¿En verdad deseo esto?
La verdad amarnos fue algo mutuo y sincero y por más que intente que mi padre lo aceptará, sólo conseguí que obligarán a su madre a enviarlo lejos de mi y a condenarme a un vacío infinito en mi alma.
La esperanza de poder sobre llevar su ausencia, murió cuando descubrí que no sólo me habían alejado del amor de mi vida, cargaba en mi vientre el fruto de todo el amor que nos teníamos y me hubieran obligado a abortar, de no ser porque el médico familiar les advirtió que era peligroso para mí vida…
Pero continuar con mi embarazo me deprimió mucho más pues las palabras de mi padre fueron tan claras que a sólo minutos del nacimiento de mis pequeños las sentía tan hirientes y desagradables que de verdad deseaba morir.
“Lo tendrás porque no tenemos de otra, pero al nacer lo daremos en adopción…”
Cualquiera pensaría que no había algo más doloroso pero si lo hubo…
“Son tres bebés señor Park, y todo parece indicar que son…” «No queremos saberlo, de todas formas al nacer se irán»
Con la cabeza gacha y el corazón destrozado empecé a sollozar alegando que estaba feliz porque al menos su desarrollo era el correcto, la única que sabía era mi mamá y una noche intentando consolar mi llanto me regalo el saber que esperaba dos niños y una niña…
A mis amigos más cercanos se les dijo que me fui al extranjero pero la realidad es que pasaba los días y las noches en el ático de mi casa, mi habitación guardaba su aroma y mi depresión fue tal que me limite a permanecer en ese lúgubre lugar que adaptaron para mi con una cama y un par de sillas.
Mis sonrisas se apagaron junto con mis ganas de vivir, de soñar y de querer salir adelante, pero ¿quien no se sentiría así? Me quitaron al amor de mi vida y me iban a arrebatar a mis hijos.
Mi Yoongi… La Última vez que nos vimos hicimos el amor y nos imaginamos un futuro no tan lejano casandonos, viviendo nuestro amor en una casita preciosa, con un jardín grande donde nuestros futuros hijitos pudieran jugar tal vez con alguna mascota y verlos crecer juntos hasta llegar a viejos.
Nuestro plan era perfecto sólo debíamos esperar dos años más para yo cumplir la mayoría de edad y poder fugarnos juntos, pero no contamos con que mi padre se enteraría del estatus social de mi novio, uno que nunca hizo meya en nosotros, porque Yoongi trabajaba para mantener sus estudios.
