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Jeon Jungkook, más conocido en la universidad por ser el chico rudo y de tatuajes que siempre ignora la autoridad.
Su apariencia acompaña a su reputación en cualquier lugar que esté, debido a que no pasa desapercibido a primera vista. Desde su bello rostro esculpido por los ángeles, hasta aquellos brazos y muslos gruesos que impresionan a todos, sin mencionar su cabello rojizo y sedoso que complementa el look. Jungkook tenía el cuerpo y rostro que los chicos envidiaban, por el que las mujeres se derretían y que solo una persona disfrutaba.
Cualquiera pensaría que con aquella imagen estaría rodeado de chicas en cada esquina, pero se equivocan. Para las mentes pequeñas, el único defecto que poseía Kook y el cual lo atormentaría de por vida, era ser gay. Para él aquello no era nada por lo cual avergonzarse, pero nunca faltaba el ignorante que hacía chistes de mal gusto acerca de su sexualidad.
Por otro lado, se encontraba su polo opuesto, aquel por el cual habían recibido el título de ser la pareja cliché de la universidad. Kim Taehyung o el come libros, como algunos valientes se atrevían a llamarlo a sus espaldas. El castaño no se veía afectado por esos apodos, acostumbrado a los constantes comentarios ofensivos, por lo menos hasta hace nueve meses.
Las críticas y malas miradas habían cesado al transcurrir el tiempo. No cualquier idiota insulta al novio de Jungkook y sale ileso, a pesar de que el castaño odiara que recurriera a la violencia.
Taehyung jamás hubiese pensado que tendría al pelirrojo como pareja, pero se llevó una grata sorpresa cuando sus sentimientos por el mayor se fueron desarrollando. Y es que ni siquiera Jungkook sería tan idiota como para dejar ir a ese pequeño chico de lentes. Tan solo bastó una mirada, para caer completamente por aquel bello castaño.
Y ahora que llevaban nueve meses juntos, el pelirrojo lo amaba tanto, que temía perderlo por no haber sido totalmente sincero en su relación desde el inicio. Ocultaba algo tan repugnante y horrible, que según él, haría huir a Taehyung de su lado. No se atrevía a confesarlo, pero era tan egoísta que a pesar de todo no le importaba seguir posponiendo su revelación. Podía soportar el peso de su conciencia a cambio de permanecer junto a su novio.
Jungkook jamás había dejado que la vergüenza y el miedo influyeran en sus decisiones, pero aquello se escapaba completamente de sus manos. Él conocía a Taehyung tanto en su exterior como su forma de ser. Alguien tan inteligente y tranquilo como el castaño, jamás podría aceptar algo tan extraño.
Taehyung era serio y astuto, pero a veces dejaba que sus inseguridades con el mayor salieran a flote. Jungkookie era tierno y cariñoso con él, haciéndole saber lo importante que era en su vida. Todo parecía demasiado hermoso para ser verdad.
