1.

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Fue en una tarde inesperada, a punto de comenzar el partido de práctica contra Aoba Jhosai, contra el gran rey que antes era compañero de Kageyama, con quien tenía ciertos problemas justo ahora, pero el mayor de todos, es que aún no sabía quienes eran alfas u omegas en el equipo y no sabía a quien llamar, porque justo ahora me estaba dando un ataque de celo y me había encerrado en el baño, estaba asustado, el baño era blanco y grande haciéndome sentir pequeño en el lugar impregnado de olores de limpiadores que irritaban mi nariz con molestia, pero percibí un ligero olor parecido al oceano, como una brisa en la orilla de la playa, sentía la relajación de estar en un lugar como ese, escuchando las olas colapsar contra la arena, el sol brindando calidez y la sensación placentera, por unos instantes me tranquilicé, pero mi celo volvió con más fuerza dándome un horrible dolor en mi vientre bajo.

- ¿Quien mierda no tomó los supresores? - salió alguien de un cubículo pero al verme se quedó como piedra - oye... - me llamó tratando de no acercarse - ¿estás bien? ¿quieres que llame a alguien?.

No podía responderle, sólo pensar que de el se desprendía ese relajante aroma que tranquilizó mis sentidos unos segundos, desesperado, llegué a pensar que necesitaba estar más cerca de el para estar tranquilo.

- So... solo - susurré - estoy bien - hable tratando de controlar mi respiración para que me entendiera - estoy bien solo - lo miré con mi vista algo borrosa consecuencia de las lágrimas que brotaban de mis ojos.
- No te creo ni un poco - se acercó y apreté mi vientre retrocediendo - No voy a hacerte daño, sólo... déjame ir por ayuda - explicó sonrojado caminando a la puerta lentamente.

Pero no quería quedarme sólo realmente, tenía mucho miedo, cuando el iba a abrir la puerta me aferré a su espalda.

- No me dejes - pedí temblando - por favor - el soltó la perilla de la puerta sin moverse más además de eso, respiré profundo inhalando su aroma, olía muy bien, sentía que mi cuerpo hormigueaba por sentir el tacto de su espalda, suspiré aliviado rodeando su cuerpo - eres... cálido.
- Necesitas ayuda - me dijo y asentí, pero no estaba dispuesto a soltarlo - necesito ir por ayuda para ti - apretó sus puños tensando todo su cuerpo - negué ante la idea de que se fuera - ¿por qué? - preguntó en tono ansioso.
- Porque, no quiero dejarte ir - sumergí mi rostro en su espalda.
- Soy... un alfa, ¿si quiera estas consciente de lo que dices? - preguntó.
- Puede que no.
- Oye - se quejó.
- Pero se que tampoco voy a arrepentirme.

El no respondió nada, sólo tomó mi muñeca jalando de mi a un cubículo, donde me puso de frente al inodoro con el a mis espaldas, me abrazó temblando levemente y bajó mi ropa inferior sacando mi pene erecto empezando a masturbarme.

- Espera - suspiré sintiéndome de cierta forma aliviado.
- ¿No es suficiente? ¿Quieres más? - me preguntó nervioso y agitado.

Me apoyé en la pared dejándolo tocarme porque se sentía demasiado bien, gemí cuando empezó a usar sus dedos en mi entrada.

- ¿Está bien así? - susurró en mi oreja acelerando mi corazón.
- Se siente bien.

Mi cuerpo estaba subiendo mucho de temperatura, mis pensamientos eran difusos y perdía la cordura, pero no lo iba a olvidar tan fácil, porque se muy bien que ese día perdí mi virginidad, en un baño con un extraño total, minutos después estaba sólo en la taza del baño pensando en lo que había hecho y como ese tipo sólo se fue sin decirme nada de el.

Empecé a llorar, incluso el idiota de Kageyama que fue quien me encontró me consoló en silencio hasta que pude salir y fingir que no pasó nada, todos lo atribuyeron a que era algo muy estresante para mi así que no me presionarian, no quería que nadie supiera, pero cuando lo vi... del otro lado de la cancha, dispuesto a ganar mi corazón dio un vuelco ¿por qué me hacía sentir así?.

Yo... tuve sexo con un desconocido y lo disfruté, no se si sea lo peor porque además de no querer decirlo por vergüenza, se que lo volvería hacer, ¿estaba loco?.

¿Sólo sexo? (Oihina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora