-20.

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Dos semanas después.

-Te voy a echar muchísimo de menos.

-Y yo a ti. Es una mierda que ya empiece la gira-digo.

-Voy a estar pensando en ti en todo momento.-le doy un corto beso en los labios.-espera aquí un momento, ahora vengo.

-Vale-me siento en uno de los bancos del centro comercial y espero.

Miro hacia todos los lados intentando pensar en otra cosa que no sea en que es el último día que estaré con él. Hay un montón de parejas pasando por delante de mí abrazados y sonriendo, cómo me gustaría llegar a ser un día una de ellas junto a Abraham. 

-Siento como algo blando, suave y peludo me tapa los ojos desde atrás-¿Qué es esto?-digo desconcertada y me descubre los ojos.

-No quería irme sin regalarte nada.

-Tú eres el mejor regalo, no hacía falta que comprases nada-contesto sonriendo y cogiendo el enorme oso de peluche. Le abrazo.-Muchas gracias por todo, Abraham. No sé cómo agradecerte todo lo que has hecho por mí...

-Ya te he dicho un montón de veces que no tienes que agradecerme nada.

-Me quito la esclava de plata que pone mi nombre y se la pongo a él.-Me la regaló mi abuela cuando era pequeña y le tengo muchísimo cariño. Quiero que la lleves tú durante la gira para saber que te acordarás de mí.-siento como se me cristalizan los ojos. Le doy un beso a la pulsera y suelto su muñeca-Cuídala.

-Ven aquí anda.-dice y tira de mí para abrazarme-Ocupas todos mis pensamientos las veinticuatro horas del día y eso no va a cambiar-Ahora ya no puedo contener las lágrimas y las dejo fluir a su gusto por mis mejillas-Verás que va a pasar volando, en un cerrar y abrir de ojos estaré aquí de vuelta.

-Te voy a extrañar. Muchísimo.

-Y yo a ti reina. 

Tras acabar con las cursilerías y los lloriqueos, seguimos paseando por el centro comercial y nos paramos a comprar un helado en un puesto. Siento las miradas de los demás puestas en nosotros. Estamos dando el cante pero me da absolutamente igual. Aunque pensándolo mejor, debe de ser un poco ridículo a la vez que tierno ver a una chica cargando con un peluche más grande que ella y comiendo un helado a la vez que se ríe con el chico que la acompaña. Empezamos a hacer el tonto provocando que mi helado quede en la camiseta de Abraham y parte del suyo esparcido por el suelo. 

-Sabía que esto no iba a acabar bien.

-Tómatelo como una venganza por lo del portal.

-Eres rencorosa ¿eh?

-No lo sabes aún bien...

Después de ayudarle a limpiarse un poco, salimos del centro comercial camino a mi casa ya que es la hora de irse y desearía que se parase el tiempo para que no se tuviese que ir nunca. El camino se resume en silencio y nada más que silencio. 

-Llegamos y como siempre, la furgoneta está esperándole-Prometo llamarte todos los días, no sé qué va a ser de mí estos meses sin ti-dice depositando un beso en mi frente.

-Espero que todo pase tan rápido como tú dices, te estaré extrañando a cada segundo.

-Suena el claxon de la furgoneta avisando de que se tienen que ir-Adiós enana.

-Mucha suerte con la gira.-digo y tras besarnos se va.

Subo por las escaleras hasta mi piso para llegar lo más tarde posible y evitar que mi madre me vea con los ojos llorosos. Entro en casa y aún no hay nadie. Dejo el peluche encima de la cama y me doy un largo baño para relajarme. 

Salgo del cuarto de baño cuarenta minutos más tarde y con la luz de la habitación aún apagada, me siento al lado de la ventana y con el peluche en mis brazos miro hacia fuera. Las calles están llenas de luces de navidad y las tiendas a pesar de lo tarde que es están a rebosar de gente haciendo sus últimas comprar navideñas. Mañana es noche vieja y no tengo ganas de ponerme a comer las uvas rodeada de toda mi familia si no le tengo a él a mi  lado. Aún no tengo asimilado todo lo que ha pasado y ya me lo han quitado, así de rápido y sin avisar. No sé cuando he dejado de mirarle con otros ojos que no son los de una fan, pero ahora ya no hay vuelta atrás. Creo que me estoy enamorando de él, y demasiado rápido.

Otra vez las dichosas lágrimas intentan escapar de mis ojos y no pongo resistencia alguna para que no lo hagan. En menos de un minuto tengo la cara empapada y un montón de pañuelos tirados al lado de mis pies. Sigo así durante un buen rato hasta que siento que se abre la puerta de la calle y de un salto me pongo de pie y entro al baño de la habitación con los pañuelos en la mano, los tiro a la papelera y me miro al espejo, tengo los ojos totalmente rojos e hinchados. Me lavo la cara intentando quitar los restos de lágrimas secas y empiezo a cepillarme el pelo para secarlo. Pero eso solo me trae más que recuerdos y decido dejarlo mojado. Cuando mis ojos ya han vuelto más o menos a la normalidad, salgo de mi habitación y me dirijo a la cocina para comer algo y ahí está mi madre.

-Tienes mala cara, ¿Te pasa algo?

-No, estoy bien-digo forzándo una sonrisa y aunque noto que no me ha creído del todo, sigue mirando unas cosas en el ordenador.

-Mañana a las tres nos vamos a casa de la abuela, no te levantes muy tarde que luego tienes que estar a carreras por casa.

-Como quieras.-digo mientras me preparo un té y saco lo necesario para hacer un sandwich. Me siento en el otro extremo de la mesa donde está mi madre y empiezo a comer totalmente en silencio y metida en mis pensamientos.

-Me voy a dormir que necesito fuerzas para mañana-dice mi madre dándome un beso en la coronilla-No te acuestes tarde.

-Buenas noches, mamá.

Dejo la taza y el plato dentro del lavavajillas y me meto de nuevo en mi habitación. Me tumbo en la cama poniendo el peluche al lado de mí y cojo el portátil. No voy a entrar en twitter, sería una forma de acabar mal la noche y me niego. Entro en youtube y empiezo a ver vídeos hasta que me dan las dos de la madrugada y decido echarme a dormir. Doy vueltas y vueltas y por más que cierro los ojos no soy capaz de dormirme, cojo el oso que lo había dejado en el suelo y lo abrazo con todas mis fuerzas dejando la cabeza apoyada en uno de sus brazos y por fin consigo caer en los brazos de Morfeo.

×Una simple fan.×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora