-31.

226 21 6
                                    

-Acuérdate de llamarme en cuanto aterrices.

-Que sí. Ya me los has dicho trescientas veces desde que te has levantado.

-Sé que se te va a olvidar.

-Mira hacemos una cosa. Como tengo que intentar que me dure la batería para hoy por la noche, en cuanto llegue al hotel esta noche te llamo.

-Y me man...-no le dejó terminar.

-Sí, y te mando un mensaje en cuanto aterrice...-ruedo los ojos en señal de rendición.

-Acuérdate de abrigarte. O de echarte crema para el sol. No sé que tiempo hace en Argentina-intento hablar pero no me deja-Y no te vayas por ahí sola. Ten cuidado con la gente desconocida y con las comidas.

-¡Basta! Me estás volviendo loca. Me has repetido todo esto un montón de veces. Creo que ya sé lo que debo y lo que no hacer. Confía en mí, por favor.

Acabamos de preparar las maletas y son las diez de la mañana. Mientras mi madre se va a preparar el desayuno para las dos yo aprovecho para meterme al baño y asearme para prepararme. Me doy una ducha rápida sin ni si quiera pararme a poner el agua en el toque justo de temperatura y me visto con un pitillo vaquero de tiro alto de verano con una blusa de tirantes holgada metida por dentro de este dándole un toque a mi gusto junto unas sandálias negras y una chaqueta del mismo color también de verano, es decir, ropa que no me va a dar mucho calor pero que tampoco voy a pasar frío si llego y está lloviendo o haciendo frío.

En verdad no sé qué clima ni tiempo hace en Argentina yo tampoco ya que la verdad, nunca me había parado a mirar cosas sobre Argentina. Me encanta viajar y me encantaría poder visitar el máximo número posible de países pero la verdad, siempre me han llamado más la atención los de habla inglésa. Uno de mis propósitos es ir a Ámsterdam y visitar la casa de Ana Frank.

Me apuro al darme cuenta que me he quedado como tonta pensando en lo que no debería de pensar ahora mientras tendría que estar acabando de prepararme para desayunar con mi madre y bajar al encuentro con seguramente sea el chófer que siempre ha traído a Abraham los fines de semana pero esta vez sin Jacobo.

-¿Has cogido todo?

-Que sí...

-Pues vamos.-ella coge mi maleta y yo me cuelgo de un hombro la mochila en la que llevo el portátil y dos de mis imprescindibles libros y cosas necesarias como el cargador del móvil y demás cosas.

Cuando estamos saliendo del portal vemos llegar a Cameron corriendo hasta donde nosotras sin quitar la sonrisa a pesar de lo agitado que está. Me sorprende ya que Cam es un chico que a simple vista se ve que está bastante entrenado por lo que debe de llevar un buen rato corriendo.

-Manuela-dice intentando recuperar el aire-pensé que no llegaba-se toma unos segundos para acabar de recuperarse y vuelve a hablar-te echaré de menos. No te retrases en volver, sabes que tu querido amigo lo pasaría mal-dice haciendo puchero y me da mucha ternura por lo que le abrazo instantáneamente. El vínculo que hay entre nosotros dos es completamente enorme y fuerte. En estos meses se ha puesto en el puesto número uno de personas importantes de mi vida. Gracias a él logré olvidarme de todo lo que quedaba para poder volver a ver a Abraham y siempre ha estado ahí para todo lo que necesitaba. Y la verdad, creo que le debo demasiadas cosas.

-Sabes que yo también te voy a echar de menos, Osito.

-No te olvides de mí, Pandita. Estoy deseando que ya vuelvas para que me devuelvas el tiempo perdido y me cuentes todo lo que ha pasado.

-Va a ser sólo una semana, no creo que pasen muchas cosas... De todas formas, el martes vuelvo pronto por lo que podemos aprovechar he ir por ahí a comer.

×Una simple fan.×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora