-29

244 24 1
                                    

Séptimo mes.

El  mes que viene es su cumpleaños y por desgracia yo no puedo preparar un regalo como el suyo ya que no tengo los recursos necesarios para hacérselo llegar. Me encantaría poder darle el regalo que tengo pensado el día de su cumpleaños, pero justamente ese día me es imposible ir, por primera vez en mi vida odio las vacaciones familiares en el pueblo...

Le doy un nuevo sorbo a mi café helado  mientras veo a mi madre pasar por delante de mí recogiendo el salón. Ojalá pudiese hacer algo para poder aplazar las vacaciones, pero es algo intocable para mi madre ya que es de las pocas veces del año que puede relajarse sin tener que ir a trabajar y sería egoísta por mi parte quitarle tal placer.

-¿Estás bien, Manuela?

-Eh... sí, claro. ¿Por qué?

-Llevas dos días en casa, hace mucho que no sales con ese chico de la librería.

-Mamá, el viernes estuve con él, estamos a domingo. No exageres.

-Llámale para ir a dar una vuelta. No puedes estar todo el día en casa.

-Dios, mamá. Me exasperar-entorno los ojos y cojo el móvil para no tener que aguantarla más.

-¡Piii-piii-piii!-espero a que conteste- Hola.

-Hola, Cam. ¿Te apetece ir a dar una vuelta?

-Claro, no tenía nada que hacer. Te iba a llamar.

-¿Te viene bien a la hora de siempre?

-Sí. Ya sabes donde-ríe.

-Lo sé, lo sé. Nos vemos en un rato.

-Adiós.

Me levanto del sofá y dejo la taza vacía en el fregadero y me meto al baño para darme una ducha rápida y vestirme para ir con Cameron.

Salgo de casa vestida con un short vaquero con tachuelas en la parte izquierda junto una camiseta blanca de tirantes que tiene un bolsillito en la parte izquierda también y por último una chaqueta fina larga de color verde militar y una sandalias negras. Me dejé el pelo suelto con sus ondas naturales ya que no tenía ni tiempo ni ganas de ponerme a pelear con él. El sol me golpea en la cara pero por suerte, llevo las gafas de sol ray ban negras.

Llego a la cafetería y veo a Cam apoyado en la pared mirando hacia el lado contrario de la calle.

-Le toco el hombro y gira la cabeza. Al verme sonríe.-Hola, risitas.

-Hacia tiempo que no me llamamas así-digo sorprendida al ver que me llamó por el apodo que me puso hace tiempo.

-Me salió solo. ¿A dónde quieres ir?

-Hoy te dejo elegir a ti.

-Siempre me dejas elegir a mí...

-No te quejes-digo comenzando a caminar para que me siga.-¿Y bien? ¿A dónde vamos?

-Vamos a comprar un helado, tengo muchísimo calor.

Caminamos por las calles medio desiertas debido al sol abrasador y a que todo el mundo aprovecha para estar en la playa bañándose.

-Buenas tardes-nos dice la ancina de la heladería dándonos paso para que pidamos.

-Hola-contestamos a la vez.

-Pide tú mientras miro los sabores-digo.

-Muy bien. Un cono mediano de naranja. ¿Ya sabes lo que quieres?

-Un cono mediano de nata y fresa.

Es de las pocas veces en mi vida que lo cojo de fresa y nata pero me apetecía acordarme de Abraham un poco. Qué irónico. Llevo siete meses queriendo olvidarme de él y ahora me compro su sabor preferido de helado para recordarlo... Si es que soy tonta.

×Una simple fan.×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora