Lanzan por la borda un osito gigante

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POV Percy

El ambiente en el barco no era bueno, desde que volvimos todos estaban tensos e inquietos La noticia de que algo o alguien nos seguía o era nada buena.

Habían pasado dos días, los cuales sin descanso Annabeth había estado mejorando la aerodinámica del barco trabajando codo con codo con Leo y Charles.

Habían cambiado la distribución de los cañones y la despensa, las partes más pesadas, repartiéndolas, según ella, de forma estratégica por el barco para facilitar el choque con las olas.

Durante esos días mi única compañía fueron Piper y Thalia, la primera era la única que concordaba en que era un tema serio pero que lo que menos nos convenía era ponernos nerviosos.

-No sé cómo puede confiar en vosotros dos – negó con la cabeza Nico mirando cómo Thalia y yo hacíamos una torre con los cuchillos de Annabeth,

-¡Percy no los muevas! - dijo cuando se nos cayó un lateral, se parecía ahora más al coliseo que a una torre recta.

-¡Yo no fui! -me defendí volviendo a poner el puñal de forma horizontal para que los demás se apoyasen sobre él.

-Por si no te diste cuenta, vivimos en un barco, estamos en continuo movimiento -me defendió Reyna mientras disimuladamente nos alejaba las armas para que parásemos.

Miraba mal a Nico porque era quien nos lo suministraba, con la esperanza de que nos clavemos algunos y muramos, eso dijo él, pero Thals y yo ya éramos expertos en burlar a la muerte.

-¡Idiota! - gritó Thalia cuando el barco se movió más fuerte y todos los cuchillos se vinieron abajo sobre la mesa.

-¿No la escuchaste? -pregunté señalando a Reyna -No ha sido mi culpa -repliqué.

-Se lo decía al agua no a ti, no te lo creas tanto – bufó. Yo sabía que había sido para mi.

-Si Annabeth ve esto os mata – dijo Nico viendo todos sus cuchillos desordenados.

No era nuestra culpa, no había nada que hacer y la rubia cometió el error de salir a cubierta sin su chaleco. Nosotros solo aprovechamos esto para usarlos, luego los volveríamos a colocar en su sitio, había memorizado donde estaba ubicado cada uno al detalle.

-Estamos con Reyna -dije la mencionada rodó los ojos – Annabeth sabe que no pasará nada si está ella.

-Básicamente es nuestra niñera – respondió Nico con una risa amarga.

-Tuya también, tu estás aquí maldito estúpido – insultó Thalia – Y a mi no me cuida nadie, me valgo sola – se chuleó.

-Primero estoy aquí porque Reyna es la única que me cae bien del barco – replicó Nico y Reyna sonrió con altanería. Esos dos eran un dúo peligroso.

-¿Y segundo? -pregunté aunque no iba conmigo. Yo había aceptado que podía cuidar de mi mismo, pero ya habría muerto varias veces si no fuese por Piper o Annabeth, y ahora Reyna entraba en el pack de personas que salvaban mi culo, no me molestaba reconocerlo.

-Que Thalia estaría muerta hace meses de no ser por Reyna – recordó pasando su dedo por su cuello – por lo que no, no te sabes cuidar sola – finalizó.

-Un fallo tonto – restó importancia Thalia.

Miré a Reyna a sabiendas de que estaría incómoda, una vez se le escapó que tenía pesadillas con ese día, soñaba que no llegaba a tiempo y la cabeza azabache de Thalia rodaba por el piso mientras no terminaba de pronunciar su apodo.

Un sueño realmente macabro, las cabezas nada más separarlas del cuerpo no halan, pero la imaginación tenía ese poder.

Tenía la mirada nerviosa y apretaba los ojos tratando de borrar las imágenes de su mente. Era sorprendente, tan segura que parecía ese día y realmente estaba tremendamente asustada. Demostraba que todos teníamos miedos pero la valentía se adueñaba de nosotros en las situaciones críticas.

Lost at sea: CarnageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora