POV Percy
Si estaba despierta, no pensaba hacérmelo ver. Tenía ante mi toda su espalda desnuda mientras yo pasaba mi mano una y otra vez por la curva de su cintura, tocando a veces alguna de sus cicatrices. Se estremecía por algunas zonas, soltando algún suspiro bajo que si bien me alertaba de que podría estar despierta, parecía no tener intenciones de abrir los ojos.
Mi dedo se deslizaba por su columna, a veces cambiando de dirección perfilando alguna que otra cicatriz. Mi ánimo cayó al ver la herida ya casi cerrada que se hizo contra un árbol tras luchar con Fobetor, esa por la que Thalia y yo le hemos obligado a que vaya con Will para curarse y aún así, iba a ser una nueva marca permanente en su cuerpo.
Amaba todas y cada una de sus cicatrices, eran parte de ella y los dioses saben cuánto disfrutaba preguntándole sobre cada una de ellas, deseando oír todas sus historias, conocer cada parte de su vida y aventura que aún me faltaban. Mi favorita era la de su ceja, la que ella antes me decía que era la que más odiaba, para mi, todo lo contrario, una historia apasionante y una muestra de que su rostro era totalmente perfecto para mi contando con esa cicatriz.
Pero desgraciadamente estaba esa, había intentado junto a Will por todos los medios, curándola y desinfectándole la herida cada día, que no se quedase, pero todo había sido en vano. Pasé mi dedo alrededor de ella, odiándola como a ninguna, porque esa marca la atormentaría cada vez que la sintiese, recordándole la muerte de Malcolm una y otra vez como si una cicatriz interna no fuese suficiente. Mi novia estaba condenada a sufrir y a ser atormentada día tras día con su recuerdo.
Miré con atención cómo su mano aparecía con dificultad por su espalda, estirándola hasta que tocó esa herida, parándose unos segundos para luego seguir y capturar la mía. Conociéndola estaría dormida, pero no lo suficiente como para notar una molestia en su espalda, deseando ahora serrarme la mano, pero volvió a sorprenderme; tiró de mi de vuelta a ella, colocando la punta de mis dedos de nuevo en su cintura con un pedido silencioso de que no parase de acariciarla.
Traté de no soltar una carcajada ante su acción para no romper el ambiente, pero por más que la acariciaba sentía unas pequeñas sacudidas en su cuerpo a causa de la risa que también se estaba aguantando. Quería escucharla, nada me gustaría más, estos últimos días sus sonrisas eran apagadas y momentáneas, tanto que Thalia y Leo habían tratado de hacer innumerables estupideces, incluyéndome, para conseguir más que una mueca vacía. Acentué su risa cuando comencé a dejar pequeños besos en su nuca disfrutando no solo de la cercanía sino del calor que emanaba su piel y de cómo comenzaba a erizarse y moverse en protesta.
-Buenos días chica lista - hablé por fin y recibí solo un gruñido de su parte - La capitana Chase se ha vuelto una gandula.
-No estoy despierta - remoloneó moviendo su cuerpo hacia detrás donde yo estaba, buscando calor - Y no soy gandula Jackson.
-Yo te veo muy despierta - susurré con avidez.
Entendía su cansancio, había estado hasta altas horas de la noche en el despacho junto a Reyna y Jason, estableciendo rumbos posibles para ir a por Bóreas, el último permiso que nos faltaba, afortunadamente. Insistí en que descansase pero pasó de mi opinión, necesitaba mantener su mente ocupada, era peligroso y desalentador para ella que su imaginación volase de más.
No me dio oportunidad a poder replicarle o seguir incordiándola, se dio la vuelta con tanta rapidez que ni me dio tiempo a pensar siquiera en besarla, ya tenía sus labios sobre los míos recordándome cómo era estar en el paraíso sin necesidad de haber muerto.
Sus labios me parecían los más suaves que había probado nunca, o quizás era la muestra de que jamás había estado enamorado hasta que llegó ella. Movía su boca lenta contra la mía mientas sentía su pelo rubio cayendo cada vez más por el lado derecho acariciándome la mejilla en el proceso y su respiración volvía a acelerarse tal y como anoche.
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Lost at sea: Carnage
FanficCuatro meses después de tener en sus manos el talismán de las olas, la tripulación parece vivir en un continuo bucle del que, a pesar de sus ganas por comenzar juntos una nueva aventura. Desearán no haber comenzado jamás. Han pasado cuatro meses des...