Un guardaespaldas de muerte

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POV Percy

La reciente vuelta de Thalia me tenía nervioso e increíblemente preocupado, tenía la recuperación parcial del ánimo de mi novia al borde del precipicio. Si como dice Zöe, ella no la traicionó jamás, Annabeth mejoraría y yo la perdonaría, si no, podría tener en contra a la rubia, pero Thalia no se quedaría aquí, no la querría cerca de Annabeth por más que representase su único sustento de alegría. No sería real, eso la hundiría más de lo que estaba.

La ojigris se paseaba por el camarote aún descanso, dando vueltas en silencio mientras yo juraba escuchar los engranajes de su cabeza chocarse entre ellos y crear todo un colapso mental en la maquinaría. Temía que empezase a pagar su frustración con la ventana o la puerta, aunque eso sería mejor que venirse abajo de los nervios.

Habíamos conseguido convencer al resto de que no entrasen en el camarote, prometiéndoles contarle todo, absolutamente todo, con detalle luego. Se había encargado Annabeth, que a pesar de la negativa, sobretodo de Piper a quedarse fuera, no había parado de darle todas las razones que se le ocurrían para que la reunión fuese lo más privada posible.

Le había mareado la cabeza a mi mejor amiga, a tal punto de que ella misma terminó ofreciéndole a Annabeth que por qué no mejor nos reuníamos solo nosotros con Thalia y luego les informábamos, para que estuviese todo más tranquilo. La rubia había aceptado formando una falsa cara de sorpresa y totalmente halagada con la sugerencia de Piper, como si realmente hubiese sido idea de la cherokee y no le había trastocado su forma de pensar.

-Me siento patética e ingenua - anunció parando de caminar para mirarme - Deseo que salga bien, parece que no he aprendido a sufrir Percy, no he prosperado, sigo anclada en el pasado.

-Ven - pedí mientras se acercaba a paso lento y se quedaba de pie justo delante mía - No eres ninguna de esas cosas - aseguré acariciando su pierna de arriba a abajo con tranquilidad mientras observaba su reacción - Es completamente normal querer todo como antes, al menos esta parte. No eres débil Annabeth, alguien cobarde huiría y no estaría aquí aguantando.

-Lo dices solo para que me sienta mejor - me acusó frunciendo el ceño y sonreí.

-Es cierto, pero eso no quita que sea verdad - respondí viendo cómo se relajaba un poco más - Vas a superar esto, sea de la forma que sea, pase lo que pase.

-Solo si estas conmigo - inclinó como pudo su cuerpo uniendo con lentitud nuestros labios.

Besarla no era nuevo, menos para calmarla, pero se había convertido en mi más bonita y placentera costumbre, amaba besarla casi tanto como a ella misma.

Annabeth era quien se acomodaba casi siempre a mi ritmo, besándome como ahora, lento y sin prisa, saboreando tanto el momento como nuestra unión. Había encontrado un paraíso en sus labios, podrían ofrecerme todos los dracmas y la gloria del mundo que aún así seguiría apostando y eligiéndola a ella una y otra vez sin descanso, cada vez más seguro de mi elección.

La primera en llegar fue Thalia junto a Zöe y Will, que la sujetaban para que no estirase del todo su espalda, haciendo que tuviese apariencia similar a una persona jorobada.

No sentía pena todavía por ella, aunque tenía que reconocer que la herida de su espalda era bastante grande y tenía pinta de dolorosa, además del mordisco que tenía en su brazo ahora todo vendado. Thalia había vuelto como si nunca se hubiese ido, magullada y ocupando todo el tiempo de Will en la enfermería.

-Quién diría que te alegras de verme - comentó con burla Thalia fijando su vista en mi.

-Solo siéntate - respondí señalando la vista.

Lost at sea: CarnageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora