Leo hace un asadero en la habitación

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POV Percy

Reconocer a Will Solace entre la gente era realmente sencillo, incluso ahora, que estaba rodeado de un grupo de rubios como él, pero era lo que todos decían, el chico resplandecía.

-Soy una maldita genia -habló Clarisse sentándose a mi lado apartando a Rachel de su silla con un ligero empujón.

-Yo estaba ahí -habló Rachel levantándose del suelo sacudiéndose la ropa. Si, no habíamos limpiado el suelo todavía y no es que estuviese reluciente.

-Ahora no -respondió Clarisse encogiéndose de hombros observando el espectáculo a mi lado -¿Crees que si le pongo una guitarra....? -me preguntó señalando con la cabeza al rubio que volvía a subir al barril que había puesto la morena en el medio para él.

-¿Sabe tocar la guitarra?-pregunté mientras Rachel se sentaba al otro lado de Reyna quien estaba a mi lado escuchando tranquila la melodía del rubio.

-Solace sabe tocar cualquier cosa que le pongas delante -habló Chris quien se sentaba encima de Clarisse sin disimulo, y para mi sorpresa la morena no le pegó, solo se quejó pero al ver que no quedaban sillas libres tuvo que aguantarse. Tampoco es que se le pasase por la cabeza la idea de cambiar lo lugares.

-Los cojones también los toca bien - habló refunfuñado Nico mientras limpiaba cuatro vasos que había ido dejando el rubio, diciendo que tenía que hidratar bien su garganta para soplar la lira.

-Si, le compraré una guitarra, los lunes miércoles y viernes noche temática -comentó contenta la morena mientras sus ojos brillaban con codicia.

Le mirada que le estaba lanzando a Will era de hambre, estaba seguro que ahora mismo lo veía como un saco entero de relucientes dracmas que acabarán en sus bolsillos cada noche haciéndola totalmente exitosa.

-Y ponemos a estos a bailar -señaló Chris hacia nuestra mesa, concretamente a las dos chicas y a mi.

-Una sola indirecta más de que bailaré y mato a todos vuestros clientes -murmuró Reyna fijando su mirada en la pareja para luego volver a rodar los ojos prestando atención al pequeño concierto.

-Yo también -me uní por si mi silencio pensaba que era una afirmativa.

-Chris, déjame las ideas de negocio a mi ¿vale? Si estoy idiotas bailan me dejan sin negocio – murmuró Clarisse mientras estiraba los labios para besar al moreno que tenía una mirada rendida en su rostro. 

No me sentía mal, que hubiese dado una mejor idea, tal y como decía Clarisse ponerme a mi a bailar les conduciría al fracaso, y algo me decía que la pelinegra a mi lado también era tan patosa como yo, o al menos se quedaba totalmente rígida, le pegaba.

-Yo se pintar -ofreció Rachel sonriendo en dirección a Clarisse, que solo le dio una mirada seria.

-Pinta y así te callas -habló pasándole una servilleta y sacando un lápiz de su bota poniéndolo delante de la pelirroja que ahora tenía su mirada verde centelleante de ira.

Fruncí el ceño al ver cómo lo sacaba de su zapato, todo había cambiado tanto, hace meses ahí habría un cuchillo o algún puñal, no un inofensivo lápiz.

-¿Me acompañas arriba?-le pregunté a Reyna en el oído por el escándalo que había.

-¿En serio? Déjame terminar de verlo -murmuró suplicante y asentí recargando la cabeza en la mesa mientras veía al rubio seguir con su concierto.

Era bueno, había mejorado muchísimo. Ya no era una especie de urraca desafinada que nos provocaba dolor de cabeza desde su lugar de vigía en el Perla, todos habíamos cambiado en tan poco tiempo que asustaba.

Lost at sea: CarnageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora