Una ayuda para nada desinteresada

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POV Annabeth

Nada más vi aparecer una mesa ovalada echa de nubes y sillas a juego, pensé que todo esto era una cruel broma, o que quizás estaba soñando y había llegado a tal punto de perder la razón que hasta mis sueños eran increíblemente ridículos.

Noto fue el primero en sentarse, sus dos venti permanecían a sus costados, parecían ser sus favoritos, los demás que nos atacaron ni se habían pronunciado. El de pelo rubio, Dylan creo, apostaría que era un bebé, a pesa de su tamaño sus alas eran muy pequeñas y estaba demasiado asustado al contrario que su supuesto hermano que tenía una cara de asco al mirar a Reyna y a mi. Me traía sin cuidado y sabía que a mi compañera también.

Agradecí con un asentimiento a Jason y Reyna, los únicos que no se habían sentado como Noto, esperando a que yo tomase asiento. Era cuestión de respeto y formación, pero el reto parecía no tenerlo en cuenta, incluido Percy, pero él era un caso aparte, estaba enfrascado en mover mi silla de nube hacia detrás para que me sentase, sin éxito.

-Dale unos segundos y se dará cuenta que no se puede mover – me susurró Jason mientras rodeaba la mesa para sentarse junto a Piper y Leo.

Tomé asiento cuando Percy se lamentó quejándose de que se había atascado la silla, preferí obviarlo, no estaba ahora para explicarle que eran fijas. Tampoco es que yo fuese experta en mobiliario nuboso estaba tan sorprendida con todo como el resto, pero no dejaría que Noto se diese cuenta que no controlaba la situación; tenía que parecer segura ante cada detalle, por mínimo que sea.

-¿No te puedes sentar en otra parte? - masculló Thalia a mi lado sin dirigir la mirada a Reyna que se colocaba a su izquierda.

-Te vas a una misión sin mi y te encuentro con apunto de morir – comenzó con suma tranquilidad, en voz baja pero debido a mi cercanía podía escucharlo – Hoy te separas de mi y te rapta un venti – apoyó sus brazos sobre la mesa sin quitar su vista de Noto – Creo que estoy en todo mi derecho en asegurar que sin mi estás más cerca de morir.

-Te ha cerrado la boca – le susurré a mi hermana escuchando su gruñido bajo.

-No te quiero cerca – le contestó a Reyna tratando de levantarse de su sitio pero la mano de Reyna se movió rápidamente a la de mi hermana apretándola con fuerza.

-No queremos un escándalo, compórtate – ahora pasaba la mirada por la niebla que nos rodeaba, comprobando si era lo suficientemente espesa como decía Noto.

Volvió a sentarse bien mientras murmuraba improperios en voz baja, echándole la culpa a los dioses de su mala suerte.

Era suya, totalmente, por no tocar cuando entra en el camarote y por no rastrear toda la habitación antes de empezar a hablar algo tan relevante, pero así era ella. Antes de que desapareciese traté de hacerla entra en razón, al menos que hablase con Reyna, pero seguía cegada a no hacer frente a sus sentimientos para no pasar aún más vergüenza, esperando el rechazo seguro.

En mi opinión, algo totalmente alejado de la realidad. Si es cierto que al principio la preocupación de Reyna con Thalia me pareció de amistad, que por fin después de tantas peleas había surgido un poco de cariño aún en su alborotada rutina. Pero las atenciones que tenía con mi hermana incluso antes de lo que pasó con Luke, jamás fueron amistosas y tardé en verlo sinceramente, Reyna era igual de buena que yo en esconder emociones, incluso más, si contamos por cómo me manejaba yo con Percy al principio, de forma nefasta he de decir.

-¡Sois vosotros los del talismán! Ahora entiendo todo – exclamó Noto con sorpresa para luego echar la cabeza hacia atrás en una intensa carcajada que resonaba entre la niebla a modo de eco.

Lost at sea: CarnageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora