Por alguna razón siempre, desde que tenía 14 años, terminaba llorando solo.
No había día donde llegara a casa solo, aguantando mis lagrimas, había veces donde ya ni siquiera sabía por qué, pero el sentimiento estaba ahí, por más seco que estuviera. Simplemente hay un vacío, que no soy capaz de llenar, algo como una maldición, con días donde lloraba más de una vez, suelo perder la cuenta.
Mamá y papá dijeron que no tenía edad para estar así, que era muy joven, realmente creí que tal vez era solo una etapa, mamá, si pudieses ver como estoy, ¿aún no tengo edad para estar así? ¿Soy todavía muy joven?
Hoy te acercaste a mi y me preguntaste si había dormido bien, supongo que notaste mis ojeras.
Dijiste que tenía que dormir bien, que no es sano quedarme despierto hasta altas horas. Por un instante me alegré de que te preocupes por mi; luego te vi regalandole un chocolate a Jung también, no soy un caso especial, tu eres amable de naturaleza.
Da igual, el chocolate fue un lindo detalle. Yuta me dijo que durante la clase de historia me mirabas mientras dormía, siendo honesto, no creo que sea verdad, de serlo, seguramente era porque te estabas preguntando que clase de irresponsable duerme en clase.
Aunque, me gustaría saber que pasa por tu mente al mirame, si es que crees que estoy bien.