Capítulo 159: Nueva Era

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Tsunade le dio una última mirada a Danzo antes de irse del lugar.

". . ." - Danzo se quedó en silencio mientras suspiraba con pesar.

"¡Danzo, maldito!"- se escuchó entre la multitud.

"¡Hijo de puta, devuélveme a mi hijo!" - exclamó otra mujer.

"¡Mi esposa!¡Devuélveme a mi esposa!" - rugió un hombre.

Los gritos de la gente empezaron a resonar en la zona mientras más y más aldeanos se reunían en el lugar. No importaba si eran civiles o shinobi, todos estaban mirando con odio al responsable de todas sus pérdidas.

Los Anbu hicieron todo lo posible para detener a los enfurecidos aldeanos.

"¡No nos detengan!"- rugió un hombre - "¡Queremos justicia!"

"¡Justicia!"- rugieron los demás, pero retrocedieron cuando sintieron un aura  fría provenir de la destrozada mansión Hokage.

Lentamente la gente retrocedió mientras los pasos se hacían cada vez más evidentes, solo para que luego de unos pocos segundos, la silueta de un herido Hiruzen apareciera junto a su esposa.

". . ." - Danzo le dio una mirada neutral a su viejo amigo mientras una débil sonrisa aparecía en su rostro.

Biwako le dio una mirada a su esposo, para luego mira a su viejo amigo.

"Biwako-sama..." - dijo Yugao con su máscara de Anbu todavía puesta.

"Lo sé..." - asintió la mujer mayor mientras se dejaba encaminar por la Anbu de cabello morado.

"Danzo..." - dijo Hiruzen con una voz fría y mirada apática, una que los aldeanos no habían visto, al menos no los jóvenes.

"Hiruzen..." - respondió el viejo halcón de guerra mientras miraba a su ex-amigo directo a los ojos - "El ganador es el rey y el perdedor un mísero ladrón"

"No, Danzo... no soy rey, solo soy un hombre viejo que lo perdió casi todo porque no pudo separar el afecto con el trabajo..." - respondió Hiruzen mientras caminaba hacia Danzo - "Podía haber hecho muchas cosas para prevenir esto... pero siempre pensé que como amigo y hombre leal a Konoha, nunca harías algo para lastimar los cimientos de la aldea... pero ahora veo que me equivoqué de la peor manera posible..."

". . ." - Danzo no le respondió, solo le dio una pequeña sonrisa que pronto se volvió carcajada. Este era el Hiruzen que recordaba, firme, neutral y sin compasión, él era el líder que podría seguir mientras se convertía en su sombra... pero... era demasiado tarde para los dos.

"Tanta gente muerta... tantos shinobis leales a Konoha asesinados por sus propios hermanos..." - murmuró Hiruzen mientras su mirada se oscurecía cada vez más - "Tantos civiles inocentes debajo de todos los escombros de sus antiguos hogares..."

La gente alrededor empezó a llorar mientras miraban con aún más odio al responsable.

"Dime... ¿valió la pena?" - preguntó Hiruzen con frialdad mientras miraba fijamente a los ojos de su antiguo compañero y rival.

"Nada de eso importa..." - respondió Danzo - "Yo fui derrotado, mi rebelión fracasó y ahora estoy a tu merced..."

"Cierto... tu respuesta no importa..." - murmuró el Sandaime - "Pero... yo solo quería ver si al menos podía encontrar algo de culpa en tus palabras... quería ver si te arrepentías de haber llevado contigo a tantos inocentes..."

"Todos ellos eran sacrificios necesarios para el bien de Konoha" - respondió Danzo, solo para ser respondido con abucheos, gritos y amenazas.

"Es una lástima..." - murmuró Hiruzen mientras negaba con la cabeza - "Kurama-dono... ¿hay alguna forma de que su castigo sea eterno?"

La Leyenda del KyubiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora