Queen ☆ Élite ☆

Capitulo 11

—¿Lo saben?— Preguntó Olivia con suavidad—. Ander, tío es obvio que lo iban a saber tarde o temprano— suspiró profundamente—. Ya lo que paso, paso...

—¿Todo bien, Liv?

—Nada— acomoda dos pequeños mechones de cabello descontrolados, mirando el golpe que aún parecía tener presencia en su rostro—. Te veo en la escuela, tengo una cosa que hacer— mira a su hermana.

—Ten cuidado, Livi.

Olivia colgó acercándose a la barra que rodeaba parte de su cocina separando está misma. Gaby le dió un bolígrafo. Señalando donde debía firmar. Ella lo hizo sin chistar. Sonrió de lado.

—¿Eso es todo?

—Sip, te dejare en la escuela... Tengo que ir con el notario y después volver a la oficina— miró su teléfono—. Tengo aún que ver el asunto de Marina y el reloj.

—No te preocupes— desgano la chica castaña—. No te pierdas la fiesta esta noche.

Gabriela sonrió asintiendo. Cómo ya era costumbre la llegada de las Gómez. Solo que ahora Gaby no iba a estar en la escuela. Olivia agitó su cabello. El día estaba tranquilo. Se dirigió a los vestidores, recién había llegado el vestido que su madre envío. Carla apareció aplaudiendo al ver aquel vestido. Era rosa con top de corazón con una pequeña abertura entre los senos, unas mangas caídas a la altura de la mitad de su brazo, un corte de sirena que seguramente recalcara cada una de las curvas que poseía Olivia.

—Tú mamá se ha pasado con esta preciosura— halago la rubia sorprendía. Ella tenía un elegante vestido blanco a le espera de ser probado.

—Que tu te ves perfecta, cariño— sus labios chocan provocando un corto beso.

—Que parezco un adorno aburrido de mi casa— bromeó Rosón.

Olivia soltó una risa.

—Vamos, que es mi momento de brillar— le guiñó el ojo.

Ambas amigas de dedican a vestirse. Olivia recibió muchos halagos y miradas celosas de todas sus compañeros. Muchas de las presentes le pidieron rizar su cabello. Dejo que lo hicieran mientras se maquillaba con dedicación. Carla todo los ojos al verla rodeada por un séquito que estaba dispuesta a ayudarla con tal de poder usar su apoyo en un futuro lejano. Si no mal recordaba su nombre, Amy. Saco sus tacones de su bolso para ponerlos. Olivia sonrió.

Ella era una reina.

Cuando los arreglos terminaron ayudo a una que otra con el maquillaje.

—Liv...— la castaña miró a su amiga con atención—. Ven...

—¿Sucede algo? Estás pálida, amor...

—Lo tiene Marina— confesó con rapidez—. Me lo ha dicho, bueno más o menos...

—Solo quiere que paguemos— bufa con molestia—. Creo que no le dejé claro mi advertencia...

—Liv... No harás nada malo... ¿Cierto?

Olivia acaricia el cabello de su amiga besando su frente. Se alejó un poco sin decir algo para responder a las sospechas de Rosón. Ya se lo había dicho a Guzmán y Polo antes de volver a los vestidores para decírselo a Gómez.

—Carla, te encargo mis cosas, iré a mi casillero olvide mis pendientes— Rosón asiente no muy convencida.

Al salir recibió un par de piropos desagradables así como comentarios amables. Sus tacones chocaban con el suelo. Se veía un poco más alto. Abrió su casillero buscando sus pendientes para colocarlos ahí mismo. Escuchó el murmuró de Nadia. Frunció el ceño. Se giró a la dirección opuesta dándose cuenta que Lucrecia caminaba con lentitud y lágrimas en los ojos. Suspiró, maldiciendo su estúpido corazón de pollo, camino para interceptar a Lu.