En un abrir y cerrar de ojos ya estaban en la última prueba del Torneo de los Tres Magos. Harry estaba completamente nervioso, además del hecho que últimamente su cicatriz dolía más que nunca.
Emma no había visto mucho a Snape, pero pensaba en él cada minuto. Le parecía gracioso que entre más lejos lo tenía de ella, más pensaba en él y más le daban vueltas en su cabeza imágenes e ideas de Snape con esa gente extraña, gritándole a Igor o actuando raro. Estaba segura que la evitaba.
Estaba confundida. No sabía si lo que tuvo con él seguía, o si es que a eso se le puede llamar siquiera "algo".
El día estaba gris y triste. La prueba de comenzaría en poco.
—Harry—decía Emma a su ahijado en la tienda—. Respira profundo. No se te va la vida en esto.
—Pero...sé que Él está ahí. Lo presiento.
—Se llama sugestión. Mira, cuanta hasta cien.
—Excelente consejo, profesora—comentó Ron—. Seguro que cuando termine, ya estará muerto.
—¡Ronald!—espetó Hermione pegándole en el brazo– Vas a lograr que Harry se asuste más.
—¡Magos y brujas, bienvenidos a la última prueba del Torneo de los Tres Magos!—comenzó a sonar desde afuera una voz— ¡Tomen posición, pues estamos a cinco minutos de iniciar!
—¡Rayos!—exclamó Ron.
—Harry—dijo Emma tomando al chico de los hombros con ambas manos, obligándolo a que la mirara a los ojos—, escúchame con atención. No temas. Confía en tus instintos, ellos te han traído hasta aquí. Sé que sabes cómo se arreglan muchas situaciones, pero quizá esta requiera más de ti. Concéntrate en un objetivo. No lo pierdas de vista. Si tienes problemas, lanza una luz violeta para saber que eres tú y te buscaré. Nunca lo dudes.
Harry sólo atinó a asentir y darle un abrazo a su madrina.
—Te quiero. Suerte—dijo ésta dándole un beso en la frente, un poco en representación de Lily.
Hermione, Ron, Harry y Emma salieron de la tienda. Fuera las galerías vitoreaban entusiasmadas, a pesar del clima, los nombres de sus campeones favoritos. Harry fue a la línea de salida, dedicándole una mirada a sus tres personas más importantes en Hogwarts. Allí estaban también Viktor, Fleur y Cedric tan o igual de pálidos y temblorosos que Harry. Después de todo, aún eran niños.
—¡La prueba consistirá en llegar al centro de un laberinto superando diferentes trampas y pruebas y lograr tocar la copa! ¡Quien lo consiga, ganará!—gritaba la voz en off.
Emma se situó en un rincón apartado junto a Ron y Hermione, y posteriormente Hagrid.
—¡Se dará inicio a la prueba en tres...dos...!—y sonó el disparo producto de una descordinación.
Ya comenzó.
No habían pasado tres minutos del inicio cuando Emma pudo distinguir claramente una cabeza negra. Emma quizo acercarse, pero no lo hizo. El orgullo se lo impidió.
Cinco minutos.
Diez minutos.
Quince minutos.
Media hora.
Nada.
La banda ya se había cansado de tocar y la barra ya se había apagado.
Un grito que heló la sangre.
"Harry" advirtió Emma. Pero era imposible saber de quién había sido el grito.
De ahí en adelante reinó el caos.
Apareció Fleur en medio de la cancha, ante el laberinto con heridas, gritando el francés lo que Emma suponía eran gritos de dolor. Madame Maxime corría a socorrerla, seguida por Dumbledore. No se veían rastros de sangre, pero no significaba que sus huesos estuvieran intactos.
—¡Nos atacagon!–gritó Fleur.
Más gritos desde el laberinto.
Luego apareció Klum desmayado.
Faltaban Harry y Cedric.
Emma no soportó más y salió corriendo hacia la entrada del laberinto. Nadie se dio cuenta, pues todos corrían hacia todos lados y una figura más pasaba desapercibida.
Emma corrió con todas sus fuerzas a través del laberinto derribando con magia los obstáculos que le impedían avanzar, siguiendo una línea recta hacia el frente.
De pronto sintió un empujón por su brazo izquierdo. Pensó que era una planta y sólo empujó, pero no se pudo zafar. Dio la vuelta y se sorprendió.
—¿Qué haces?—dijo Snape serio.
—¿Qué te incumbe?—Emma se soltó de su agarre de mala manera.
—No sabes lo que haces.
—Claro que sí. Proteger la vida de quien quiero.
—Yo también estoy haciendo eso ahora.
Emma desvió la mirada, olvidándose por un momento de donde estaba y a qué iba.
—No es momento—dijo ella más para sí misma que en respuesta mientras comenzaba a correr en busca de Harry.
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III. Encantamiento en blanco y negro
FanfictionTercera parte de Encantamiento de iridiscencia