Phoebe
Estoy anonadada, es increíble que hasta con él se va.
-Ok, ¿acaban de ver lo que yo vi?, o sea no lo puedo creer, se acaban de ir, ya no tengo quien me lleve a casa…
-Tranquila yo te llevo – me dice Ángel.
-¡¿Qué?! No, no quiero que me lleves… apenas estoy conociéndote, ¿estás loco?
-Pero soy como de la familia.
-Tú lo has dicho, eres como de la familia, no de la familia.
-Ok, bueno tranquila. Igual van a volver no dramatices tanto. - Lo aniquilo con mi mirada de odio infinito. – Tranquila, ya le escribo para que vengan.
-No, no lo hagas si él se divierte con mis amigas, yo también puedo, Sofía, ya vengo voy a bailar con Ángel.
-Te odio Phee, pero ve, tal vez conozca a alguien – dice Sofía.
-¿A bailar?, no creo que quieras bailar conmigo… - dice Ángel.
-Sí, sí quieres, así que te vienes conmigo. – lo agarro por un brazo y lo arrastro hacia la pista.
-Ok me das un poco de miedo.
-No me importa, ya estoy acostumbrada a eso.
-¿También a usar a las personas por venganza?
No lo había visto así… suena terrible, pero es lo que hago así que no importa, realmente estoy muy molesta.
-Sí, así que baila.
-Y si no quiero, ¿qué?
-Te golpearé las bolas tan duro que ni podrás gritar del dolor y terminarás haciendo movimientos que parecerán que bailas conmigo, así que dime ¿cómo lo quieres hacer?, ¿tú solo o con ayuda?
-No, no tranquila, yo bailo, pero no me lastimes. – empieza a bailar. - ¿te puedo preguntar algo?
-Dime.
-¿Por qué tienes el cabello azul?
-¿Por qué tu no lo tienes azul? — digo como si fuera lo más obvio del universo.
-Ok, está bien no preguntaré más nada.
-Mejor, ahora baila y no hables más hasta que Marco llegue.
-¿Te gusta?
No puede ser que haga tantas preguntas como Marco… que molesto es, con razón son tan amigos, ambos son tal para cual, deberían casarse.
-No, no me gusta, me parece un Ken y no es con quien quisiera estar y menos cuando es un Play Boy.
-No es un Play Boy…
-¿No lo es?, —le interrumpo — entonces por qué se llevó a Andrea… no creo que sea para jugar dominó.
-Estás celosa.
-No lo estoy.
-Claro que sí, solo mírate, estás que echas fuego.
-Que no, dije, sigue bailando y ya.
Pasamos un rato en silencio hasta que vi a Marco, en ese momento me acerqué más a Ángel y vi como Marco venía a nosotros.
-¿Perdón pero interrumpo? – dice Marco cuando llega. –Ángel, ¿podría hablar con Phoebe?, es solo un momento.
-Claro hermano, llévatela.
Me llevó a la recepción donde no había mucha gente y el sonido de la música era más bajo y nos sentamos en uno de los muebles que estaban ahí.
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No todas las Princesas visten de Rosa
Teen FictionDe ser hijos únicos pasamos a tener hermanastros, que problema, tanto que nos gustaba no compartir nuestras cosas con nadie y ahora tenemos que lidiar con otra persona más en la casa. La vida de estos dos jóvenes cambiarán cuando tengan que vivir ba...