Capítulo 11

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Marco.

-¿Todo bien bro? – Dice Ángel cuando llego al colegio. – Te noto como extraño.

-Sí vale, es que no he dormido casi.

-¿Pasaste la noche con el fosforito azul? – lo miro feo.

-Tal vez esté loca, pero no es un fosforito azul, es Phoebe, y no, no pasé la noche con ella, o sea sí, pero no como tú piensas.

-Ya va, me intentas decir que tú, Marco Abbatelli, pasó la noche con una mujer sin tener sexo, me impresionas.

-Solo vimos películas y ya…

Unas interminables cuatro o cinco horas de películas sin sentido, creo que fue uno de los momentos más aburridos de mi vida.

-Es muy rara, en fin, cambiando de tema, ¿cómo les va a tú papá?

-La verdad no lo sé, creo que bien, no he querido hablar con él para no molestarlo, hasta ahora solo sé que hoy es su segundo vuelo, van a Dubái, supuestamente salen al mediodía de Las Vegas.

-Genial, ¿sabes que es lo mejor?

-Lo sé, tendré la casa sola, pero no por esta semana, así que busca algunas del colegio para la semana que viene, que la casa donde vivía la podré usar a mi antojo en las tardes.

 Cada vez falta menos para eso, sé que cuando papá llegue mi antigua casa será una locura en las tardes, más que antes, siempre que llevaba a una mujer tenía que estar muy pendiente de si llegaba alguien o algo así, recuerdo una vez que papá me consiguió en pleno acto en mi cuarto, desde ese momento comencé a ser súper cuidadoso.

-Ya lo dijiste, la semana que viene será toda una locura, es más, se me ocurre una enorme fiesta para estrenar tú nueva casa y celebrar que por fin eres libre, solo imagínalo – me pasa el brazo por la espalda y con la otra mano señala al horizonte con la palma mientras mira al vacío – tú, yo, unos culitos y alcohol.

-Brutal. – digo imaginando esa idea suya al horizonte. – pero tú te encargas de las invitaciones y alcohol y yo pongo la casa y la música, ah y le dices que será una fiesta playera y que lleven sus trajes de baño.

En ese momento suena el timbre que indica la entrada a clases, presiento que hoy será un día muy, muy, pero muy largo, sumándole que no había dormido casi en toda la noche, a veces quisiera matar al fenómeno de Phoebe, no puedo creer que me haya hecho ver cuatro películas que ni me gustan y ni siquiera dejaba que me durmiera, porque ahí mismo se daba cuenta que estaba cerrando los ojos me lanzaba una almohada o alguno de sus peluches gais, más su estúpido mono de peluche, es de su tamaño y flaco, entonces lo agarraba por el brazo y me lo pegaba en la cara, creo que hasta le divertía hacerlo, como la odio y a su peluche maricón de mono, un día de esto lo vendré quemando.

No fue hasta cuando ella se durmió que yo pude por lo menos cerrar los ojos, pero claro, pasaron treinta minutos y la loca ya me estaba despertando y corriendo de su cuarto.

 La verdad es que no dejé de dormir en todo el día, solo tuve que despertar para los recesos, de resto fue dormir clase, tras clase, uno que otro profesor que se molestaba y me despertaba, pero aún así el sueño me vencía y volvía a dormirme.

Al final un sonido me hizo sentirme bien, aquel “Ring” del timbre que indica que las clases ya terminaron por hoy, que inmensa felicidad, tenía tanto rato esperándolo. Además de que hoy veré a Jessica, la verdad es que toda la mañana durmiendo me ha servido para recuperar las energías que sé, necesitaré esta tarde…

Primero iré a casa a comer, de todas formas tengo que esperar porque pienso ir a las tres siempre.

Cuando llego a casa no puedo creer lo que veo, Phoebe tiene carro… y no me dijo, la verdad creí que se iba caminando al colegio o algo así, la verdad su carro es muy femenino, si lo había visto ahí estacionado, pero no pensé nunca que era de ella, es un Volkswagen Beetle amarillo descapotable, y después dice que no es Barbie…

No todas las Princesas visten de RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora