𝑽𝑬𝑰𝑵𝑻𝑰𝑼𝑵𝑶, ron weasley.*

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❝SIT ON ME❞

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❝SIT ON ME❞

ADVERTENCIA: Smut, porque esto es lo que les gusta cochinas. Also, supongamos que para el torneo de los tres magos ellos ya tienen 16, siendo Ron 17, pq me siento raronga si ellos tuviesen 14 o 13. Ajuassssssss. Also, ¿Ron sumiso? that's the motherfucking tea. chao me despido desde el infierno. 

Maia intentaba hacer su mayor esfuerzo por no reírse en ese momento del rostro de su novio

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Maia intentaba hacer su mayor esfuerzo por no reírse en ese momento del rostro de su novio. Sabia todas las cosas que estaban pasando por su mente en ese momento, y hasta llego a sentir pena por él, pero se lo merecía. Maia cruzo su brazo alrededor de los hombros de Viktor Krum bailando animadamente bajo la atenta mirada de Ron.

Habían tenido una discusión al inicio de la semana, porque él no quería ir al baile con la ''horrenda'' túnica de gala que su madre le había enviado, cuando Maia le había dicho claramente que aquello no importaba, pero, aun así, Ron se rehusó. Maia le dijo que entonces iría sola, y realmente a Ron no le importo, hasta que se enteró que Viktor Krum la invito junto a Hermione, quien se lo menciono para no dejar a su amiga de lado.

A Ron no le importo salir con esa fea túnica con tal de evitar que Maia estuviera con Viktor, y aun así, la Ravenclaw no le dirigió la palabra y lo ignoro, el no tuvo más remedio que aceptarlo, pues cuando su novia se enojaba lo mejor era estar sumiso y aceptar todas las consecuencias.

Maia decidió recoger su cabello pues el calor la estaba afectando, y en su intento Viktor la hizo girarse para recogerlo por ella. Eso fue la gota que rebaso el vaso, así de ridículo era Ron.

—Vamos —pidió ladeando su cabeza.

—¿Qué? ¿A dónde?

—Vamos —repitió sin darle tiempo de reaccionar, porque ya había tomado su mano sacándola del gran salón. Caminaron en silencio hasta llegar a la torre de Gryffindor, donde Ron dijo la contraseña de inmediato sin humor para los juegos de la dama gorda. —¿Qué te pasa? —preguntó una vez que llegaron a la sala común. No le importo esperar más, porque solo estaban ellos dos, los demás estaban en el baile, así que, si quería gritar, gritaría.

—¿Qué me pasa de qué? —Maia se hizo la desentendida encogiéndose de hombros.

—Se que fui un idiota...

—Como casi todo el tiempo.

—Pero no merezco esto —se señaló con un puchero que hizo que el corazón de Maia se derritiera, pero aun así continuo con su actitud cortante.

—Mereces más que eso. Todo lo que quería era ir al baile, ¿te era tan difícil llevarme el maldito baile? —preguntó entrecerrando sus ojos. Ron negó cabizbajo.

—No quería que tus amigos se burlaran de mi —cayo rendido sobre el sofá —Que te vean así —señaló el grandioso vestido de Maia de un color azul pastel —Conmigo así —señalo su atuendo.

—No seas estúpido, Ron... —Maia rodo los ojos —No se iban a burlar de ti, no los dejaría. —Maia negó con la cabeza acercándose al muchacho. —Eres mi niño, y te voy a proteger —Maia subió su rodilla sobre la pierna de Ron obligándolo a que lo mirara. —¿Te gusta mi vestido? —preguntó colocando una inocente sonrisa. Ron asintió sabiendo que no había tenido la oportunidad de decirle lo hermosa que se veía a su novia. —Creo que te gustará más lo que hay debajo —susurró en su oído sentándose en sus piernas. Los ojos de Ron se abrieron impresionado captando de inmediato lo que Maia quería decir y no tardo en atrapar sus labios en un apasionado beso.

—Creí que me dejarías en abstinencia como por un mes... —titubeo nervioso cargándola en sus brazos.

—Tenía pensado hacerlo, pero eres demasiado tierno y no puedo resistirme —Maia comenzó a repartir besos por todo el rostro de Ronald a la par que este subía las escaleras para entrar al dormitorio de chicos.

Una vez allí, Maia se dio la vuelta haciendo que Ron bajara el cierre de su vestido liberándola de él. Maia quito lentamente el vestido bajo la atenta mirada de Ron dejando ver su ropa interior, aquello volvió loco a Ron casi al instante.

La Ravenclaw se subió lentamente sobre la cama dándole una buena vista a Ron de su trasero y se giró finalmente volviéndolo a encarar. Una sonrisa malévola se posó en su rostro pensando en una forma de jugar con Ron, después de todo no olvidaba lo del baile.

—Eres tan perfecta... —Ron se arrodillo frente a ella observándola con asombro. Sentía como si se había sacado la lotería con su novia, y la verdad es que Maia se sentía de la misma manera, no creía que pudiera encontrar a alguien que la quisiera de la misma forma en la que Ronald Weasley la quería. Podía ser un idiota a veces, pero no había duda en que la amaba. —Déjame compensarte, por favor —suplico lamiendo su labio inferior.

Ron espero impaciente la respuesta de Maia, sintiendo como su erección crecía en su incomodo pantalón. El pelirrojo estaba seguro que había visto la gloria cuando vio a la pelinegra asentir, y no tardo en lanzarse a devorar sus labios de manera hambrienta.

Maia paso sus manos por la túnica de Ron y este la quito con rapidez lanzándola lejos de él. Maia soltó una pequeña risita besando su cuello mientras Ron batallaba para quitar su camisa de una vez por todas.

La muchacha recorrió todo su cuerpo agachándose para bajar su pantalón, pero Ron la detuvo.

—Yo te lo compensaré —negó con la cabeza volviendo a levantar a la muchacha. —Separa tus piernas. —pidió una vez que Maia se puso de rodillas aun en la cama. Ron se abrió paso colocando su rostro en medio de las rodillas de Maia e hizo sus bragas hacia un lado comenzando a acariciarla. —Siéntate sobre mi —pidió el muchacho con delicadeza. Maia parpadeo dos veces, pero quito sus bragas finalmente y hundió su feminidad en el rostro de Ron.

El pelirrojo no tardo en comenzar a lamer todo su centro de arriba hacia abajo deteniéndose en su clítoris con el cual comenzó a jugar con su lengua. La habitación rápidamente se llenó de jadeos y gemidos, Ron metió su mano dentro del sostén de la muchacha agarrando sus pezones para jugar con ellos mientras esta se movía placenteramente hacia adelante y hacia atrás con la lengua de Ron follándola.

Maia sintió un cosquilleo alojarse en la parte baja de su abdomen, y sin querer se comenzó a mover cada vez más rápido, Ron ayudo a la causa metiendo uno de sus dedos en su centro moviéndolos hacia adentro y hacia afuera. Maia se sentía en el maldito paraíso, y su orgasmo no se hizo esperar haciéndola temblar completamente.

Ron saco sus dedos llenos del líquido de Maia y los lamio deleitándose con el sabor. Maia respiro entrecortadamente recuperándose y cuando lo hizo se abalanzo sobre Weasley abrazándolo fuertemente.

—Te amo, te amo mucho y lo siento... —susurró este estrujando a la bruja en sus brazos.

—También te amo, Ronald —Maia dejo un beso en su mejilla sin dejar de abrazarlo. 

𝐇𝐀𝐑𝐑𝐘 𝐏𝐎𝐓𝐓𝐄𝐑 𝐒𝐓𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora