SIETE

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Y tal como me amenazo, o mejor dicho me advirtió, mi nuevo entrenamiento comenzó.

Un entrenamiento brutal, doloroso y en ciertos momentos humillantes.

Los tacones son un verdadero infierno a veces, ahora respeto mucho más a las mujeres; la ropa no fue problema, mi rutina de ejercicio tampoco, ni la de lucha, sigo siendo el mejor en artes marciales.

Respetamos mi semana de descanso así que ni siquiera me acerco al edificio de la Port Mafia; voy a la agencia, ahí me la paso la mayor parte del tiempo.

Todos me han tratado sorprendentemente bien, mi único incordio es la caballa inútil, siempre molestándome, vagueando y coqueteando. Después de la desastrosa noche en su casa no hemos estado a solas, lo evito.

Ahora estoy en la agencia trabajando en mi computadora tratando de investigar sobre los usuarios de Femme Fatale, al menos los que conocemos, tecleo concentrado, mi cabello está atado en una cola alta con mechones sueltos, uso lentes; mi concentración es demasiada que no me doy cuenta hasta que es tarde.

-Oh chibi cuidado esos accesos son demasiados para tu diminuto cerebro – su voz burlona se escucha en mi oído, siento su respiración.

-Maldito cabrón de mierda – gruño y me separo.

-Cuida el vocabulario, no querrás que Ane-san te regañe – sigue burlándose, se aparta rápido evitando el golpe.

-Dazai basta – lo reprende su actual compañero – a una señorita no debes incordiarla así, te estas propasando eso no es ideal

Me sonrojo por lo dicho, aún no me acostumbro a lo de señorita, dudo que lo haga, carajo soy hombre.

-Chuuya no es una señorita, es un perro. – expresa con calma, se bota en el sillón – mi perro.

Saco mi cuchillo, se lo lanzo dispuesto a que lo apuñale, lo esquiva así que queda incrustado en el sofá de la agencia, los demás agentes se sorprenden, Dazai lo toma y me lo devuelve.

-Demasiado lento – sonríe, yo lo atrapo – predecible.

-Tch, imbécil, te asesinare de forma dolorosa cuando dejes de ser útil

Me veo interrumpido por la tonada de mi móvil, una tonada particular que reconozco de inmediato, la del jefe.

-Boss – respondo intentando controlar el tono de voz, estoy pálido – entiendo, iré de inmediato

Cuelgo, o bueno él me cuelga.

Mis ojos se encuentran directamente con los oscuros de Dazai.

-Debo ir a la Port Mafia, el jefe solicita mi presencia.

-Una misión – confirma Dazai, solo asiento.

Comienzo a guardar mis cosas y empacarlas en mi bolso.

-Mierda – mascullo peleando con las cosas - ¿Qué diablos le diré a Mori?

-Parece que la babosa tiene problemas – sonríe.

-Dazai – el jefe de la agencia nos interrumpe – acompaña a Nakahara.

El rostro del desperdicio de vendajes me da risa, es obvio que lo que menos quiere es ver a Mori-san.

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Y aquí estamos, en el auto estacionados frente al edificio central de Port Mafia.

Mi atuendo es simple, de hecho, no pase a cambiarme a mi hogar, lo que menos quiero es que Dazai sepa en donde esta mi nuevo hogar, así que solo visto un enterizo negro, blusa blanca, chaqueta negra, unas zapatillas blancas con punta negra y un bolso blanco con negro, por supuesto llevo mi sombrero.

Suelto un suspiro de resignación, me recompongo mostrando un rostro altivo e indiferente como el de Ane-san, bajo del auto, el inútil me sigue.

Antes de que algunos hombres cuestionen, Ane-san ya me espera en el recibidor, con su sola presencia basta para evadir cuestionamientos y que nuestro paso sea despejado.

-Gracias por esto Ane-san.

-Te dije que te acompañaría – sonríe discreta – lo que no entiendo es, ¿Qué hace este incordio aquí?

-Me obligaron a venir Ane-san – sonríe – la babosa no tiene el suficiente intelecto para explicar su situación, por eso yo he venido a informar.

-Bastardo inútil.

Gruño, Ane-san me da con un abanico en la cabeza, o bueno el sombrero.

-Te dije que nada de vocabulario vulgar, eres una dama, querida; así que compórtate como tal – Dazai está por carcajearse, pero la mirada de advertencia que le lanza es suficiente para que se abstenga de las burlas.

El camino se me hizo más corto de lo habitual, estamos los tres frente a la puerta del privado de Mori, Kouyou les ordeno a los guardias abrir, le obedecieron de inmediato.

-Boss – me adelanto, me inclino frente a su escritorio antes de que me acobarde – ya estoy aquí tal como lo solicito

-¿Chuuya-kun? – se sorprende, o bueno, finge hacerlo ya que su sonrisa me demuestra que él ya lo sabía.

-Rintaro, Chuuya es preciosa, quiero que juegue conmigo – comienza Elise a revolotear a mi alrededor, me levanto y le acaricio el cabello.

Mi jefe simplemente disfruta de la vista.

-Y Dazai-kun, ¿a qué debo el honor?

-Simple, explicar lo que esté petit no puede – se mantiene inexpresivo – una habilidad lo transformo así, no puedo anularla

-Oh, Chuuya-kun – me observa – que lastima, pero de lo malo lo bueno – su sonrisa me provoca un escalofrió.

Esto no me agrada, con desespero busco la mirada de Ane-san.

Ella percibe mi temor, de inmediato interviene.

-La habilidad de Chuuya sigue intacta, solo es un cambio de género, pero como bien sabes Ougai las mujeres en la mafia somos especialmente letales – sonríe – y Chuuya lo es aún más, digna del ejecutivo que es.

-Entiendo perfectamente – suspira – bueno, Dazai-kun, ¿Cuál es el plan a seguir?

-Simple Mori-san, la agencia y sobre todo yo estamos tratando en descubrir que usuario afecto a chibi, lo atraparemos y lo desharé.

-Bien, entonces Port Mafia y la Agencia Armada de Detectives trabajara en conjunto para restaurar a nuestro ejecutivo – se levanta de su asiento, dirigiéndose al ventanal – Chuuya-kun o bueno ahora debo llamarte Chuuya-chan – cruza sus manos detrás de su espalda – seguirás con tus funciones, así que te tengo una misión por eso te llame.

-Por supuesto, jefe – acepto tranquilo, no me fue tan mal, pero aún tengo un mal presentimiento - ¿Cuál es la misión?

-Algo simple, han estado interfiriendo en la recepción de unas mercancías, debes darles una lección, Lagarto Negro te acompañara, hoy en la noche debes llevar a cabo el trabajo en el puerto.

-Entiendo, si no tiene nada más me retiro, boss – me inclino nuevamente.

-Oh, adelante Chuuya-chan, pronto sabrás más de mis planes – sonríe – Kouyou quédate un momento más, debo hablar contigo

Por un breve instante observo a Ane-san, ella me devuelve la mirada, dándome a entender que confié en ella, ya me dirá lo que planea el jefe.

Así que sin más me retiro, Dazai me sigue.

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NOTA: El atuendo de la imagen es el de Chuuya.

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