OCHO

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Tal como se lo prometí a mi querido Chuuya, lo apoyaría siempre en todo, así que estoy con mi rostro lo más inexpresivo que puedo mantenerlo, dispuesta a escuchar con atención a Ougai Mori; sé muy bien que sus palabras siempre tienen un trasfondo más profundo de lo que deja ver, el hecho de que se tomara tan bien y sonriente que Chuuya sea una mujer me da muy mala espina.

-Kouyou-kun - mi vista se posa en Ougai, que está frente a su gran ventanal admirando Yokohama - el cambio de Chuuya-chan puede sernos muy beneficioso

-¿Qué pretendes?, Ougai - me acerco colocándome a su lado.

-Oh, Kouyou-kun siempre tan perceptiva - sonríe - pretendo que Chuuya beneficie a la Port Mafia como siempre lo ha hecho, su trabajo y lealtad son impecables.

-Lo sé, yo he sido su mentora.

-Y por eso sé que incluso siendo mujer no traerá problemas sino todo lo contrario muchos beneficios, más de los que siendo hombre

-Ni se te ocurra - lo interrumpo, la luz de alarma se ha activado, no permitiré eso.

Chuuya de todos los miembros de Port Mafia es él que merece la felicidad, él ni siquiera debió pertenecer a esta oscuridad, Dazai lo arrastro hasta el fondo con él para luego abandonarlo, ahora no permitiré que le corten las alas para siempre.

-Pero si aún no te explico nada - finges inocencia que no tienes.

-Chuuya no es algo para que trates Ougai, sabes que por él y por Kyouka haré lo que sea - mi voz es firme.

-Lo sé, tan inflexible como siempre - me observa - siempre he querido que Dazai-kun regrese y sea mi mano derecha.

-Ese puede ser Chuuya, el ejecutivo más poderoso además es listo.

-Oh, pero no tanto como Dazai-kun.

-Pero es leal, a diferencia del traidor.

-Eso no basta - camina, lo sigo con la mirada, se sienta en su escritorio - tengo un plan infalible para que regrese - abre un cajón en el escritorio y saca tres fotografías - son tres jefes de poderosas mafias en el mundo, la italiana la Cosa Nostra, La Bratva de Rusia y la mafia Albanesa - los señala a cada uno - buscan prometida para una alianza eficaz.

-No - los observa - Chuuya no es simple carne de intercambio, además como eso traerá de vuelta a Dazai.

-Simple - sonríe - Chuuya jamás desacatara una orden su lealtad es inquebrantable, pero Dazai-kun no es así, el ama a Chuuya-chan pero no se ha dado cuenta así que en cuanto sepa que perderá a nuestro ejecutivo moverá sus piezas en el tablero.

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Salimos del edificio de Port Mafia, el bastardo viene a mi lado, no le hablo.

-Así que petit volverá a la acción - se burla.

-Idiota, aún puedo matarte - gruño y le lanzo una patada - tu muerte será un favor para el mundo y para las mujeres.

-Oh, mi chibi esta celoso - canturrea - aunque ahora eres mujer me sigues siendo indiferente - se me acerca demasiado, me empuja contra la pared - pero si gustas puedo recordarte viejos tiempos, será un favor por el viejo compañerismo - me susurra.

Mi rostro arde, no de pena sino de ira, esta cruzando el límite maldito bastardo hijo de puta.

-Ni sueñes en tocarme bastardo inútil - con un movimiento preciso, veloz, me lo quito de encima, lo tumbo al suelo boca abajo, le piso la espalda enterrándole el tacón - dame un motivo para no perforarte el pulmón

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