VEINTE

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-Chuuya-san – gimotea - ¿cómo puede ser normal sangrar y doler?

-Bueno, es normal para cualquier mujer – sonrió observando a Kyouka, ella sonríe, lo ha entendido – si es una mujer sana sucede cada mes sin falta a mí ya me paso.

-Oh entonces Jinko solo esta menstruando – suelta Akutagawa.

Kyouka se ha ido por unas píldoras para cólicos menstruales, un vaso de agua y un pequeño neceser de emergencia.

-¿Menstruando? – murmura confundida.

-Así es Akutagawa – sonrió – la menstruación es algo normal en las mujeres, ¿cómo lo explico? – murmuro.

-Pasa desde que son adolescentes, Gin se pone de mal humor y le molesta – confirma Akutagawa.

-Entonces no moriré – susurra, acomodándose para tomar las píldoras que le ofrece Kyouka.

-Eres tan dramático – le dice tranquilamente Kyouka.

-Lo es, ahora entiendo porque te llevas bien con el bastardo – comienzo a reír bajo – no, no morirás

-Ahora – saco del neceser unas toallas femeninas – de momento creo que deberías empezar con estas – se las entrego y las observa confundido – ve con Kyouka al baño ella te explicara, yo buscare ropa limpia para que te cambies, te la llevare al baño.

-Preparare té – Akutagawa se escabulle a la cocina.

-Cobarde – le digo divertido.

-Chuuya-san

-Sí, dime.

-¿Como es que sabe tanto de mujeres? – parpadea y baja la mirada - ¿eres un mujeriego como Dazai-san?

-Joder no – gruño – he convivido mucho con mujeres y Ane-san ha sido mi maestra.

-Oh, entiendo

Kyouka le toma la mano y lo lleva al baño, me apresuro a buscarle ropa limpia para que este cómodo.

-Chuuya – Akutagawa me detiene antes de que llegue al baño – gracias.

-No me agradezcas, sabes que no me importa.

-Lo sé, pero – me observa directamente, frunce el ceño – siempre te esfuerzas por todos, tanto que terminas olvidándote de ti.

-Es lo menos que puedo hacer – avanzo – alguien que no es humano, que ni siquiera debería existir – murmuro para mí – una existencia de algo que no debió ser, una anomalía

Antes de que siquiera pueda responderme toco a la puerta, Kyouka es la que entreabre.

-Toma, la ropa limpia, las esperamos en la sala, el té ya está listo.

.

.

.

Le doy un sorbo a mi vaso de whisky, lo cierto es que hace mucho que no vengo a un lugar así, y mucho menos que yo mismo lo pago; aunque hoy es necesario, sobre todo con mi invitada especial, incluso he llegado antes, sé que vendrá dada su posición no rechazará mi invitación.

Y mis predicciones siempre acertadas.

Ingresa al local con su imponente figura, ataviada en un elegante kimono negro.

-Osamu – se detiene frente a mi mesa.

-Kouyou, toma asiento, por favor.

-Hace mucho que no te veía arreglado propiamente – sonríe acomodándose – ¿acaso soy la responsable de tal honor?

-Sí, podría decirse – sonrió.

Se acercan a tomar su pedido, ella ordena una copa de vino.

-Habla – exige en cuanto desaparece el mesero.

-He analizado tu oferta – ella le da un sorbo a su copa – acepto.

-Ya veo – sonríe – quiero que quede algo claro – su rostro se torna serio – no apruebo ninguna relación tuya con Chuuya.

-No necesito tu aprobación, Chuuya y yo tenemos historia – termino mi trago – en donde hubo fuego cenizas quedan.

-Lo destrozaste – me corta de inmediato – pudiste haberlo hecho feliz, pero eso solo fueron breves momentos opacados con el terrible sentimiento que le causaste, tanto dolor, tanta soledad

Sus palabras me calan profundamente, siempre creí que le haría daño, pero nunca fui realmente consciente de ello hasta ahora.

-Soy diferente ahora.

-Tu eres oscuridad, Osamu – cierra los ojos – pero podrías ser la única oportunidad de Chuuya.

-Descuida Kouyou, trabajaremos bien juntos – sonrió – una alianza que nadie descubrirá.

-Como muestra de nuestra alianza te daré un consejo – se levanta – se sinceró con él

Se marcha tal como llego.

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.

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Estoy con un pijama cómodo sentado en el balcón fumando un poco, ha sido una larga noche, las estrellas en el cielo me recuerdan tantas cosas, tantas noches en solitario; el tiempo que pase siendo interrogado, todo lo que podía ver eran las estrellas.

-Gracias – observo a Akutagawa sentarse a mi lado, también se ha puesto su pijama.

-No es nada – apago el cigarrillo – el chico tigre me agrada.

-Tiene ese don – se encoge de hombros.

-Tú también

-Sabes que no es así, solo, solo es distinto para las personas a las que aprecio.

-Cierto, tu eres un amargado, si un emo amargado.

Suelta una risita.

-Aún no hay pistas sobre el enemigo – suspiro – todo esto me tiene exhausto.

-No mucho, solo que al parecer buscan convertir a sus enemigos en mujeres.

-¿Ah? Están locas, eso no tiene nada de beneficioso.

Se encoge de hombros.

-Tu cita, ¿cómo fue?

-Ughh, es detestable, peor que Dazai cuando estaba en la mafia.

-Y aunque Dazai-san era desagradable, te enamoraste de él.

-O diablos cállate – le doy un golpe con una almohada – nadie lo sabe, solo olvídate de eso.

-Bueno, Dazai-san no lo olvida – me giro de golpe y lo observo.

-¿Qué quiere ese caballa de mierda?

-Quiere reconquistarte – suelta sin más, mientras que mi mente piensa en todos los motivos ocultos para que Dazai actúe así.

-Solo te quiere a ti – responde.

-Y una mierda el me abandono primero – bebo mi vino – exploto mi auto me trataron como traidor por su culpa.

-Bueno, solo te estoy dando una pequeña advertencia

-La cual te está costando algo, ¿cierto?

-Sí, probablemente divulgue sobre mi relación con Jinko.

-No lo hará – se levanta – aprecia al chico como para exponerlo.

-Sí, supongo – baja la mirada

-Ryu, no necesitas su aprobación, eres uno de los mejores – le doy un apretón suave en el hombro – anda vayamos a dormir.

Vidas ParalelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora