XVI

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Han transcurrido dos semanas desde que todos se encontraban en Afganistán, Scott visitaba con frecuencia a Esther, Richard le escribia lindos textos a Verónica y enviaba rosas a su casa, Jacob aún no daba señales de vida, mientras que Angélica al salir a comprar unas cosas para la casa de su amiga, hizo un nuevo amigo. Se encontraba en la caja del super, cuando un chico alto, de buen parecer, ojos verdes y cabello rubio, se acerco a ella.
-Buenas tardes, señorita. - dijo el desconocido.
-He, buenas tardes. ¿Lo conozco de algún lado?.
-Disculpe mi indecencia, mi nombre es Mathias. No, no me conoces, aun, pero te escuche hablarle a una chica en el aeropuerto hace unas semanas, relamente quedé inprecionado con lo que hiciste en ese lugar.
-No fui yo, fue Dios quien actuó. Mucho gusto Mathias, mi nombre es Angélica.
-Un placer conocerte. Pero lo hizo a través de ti, lo que me impresiona es que, hoy en día muchos jóvenes desean estar metidos en fiestas, discotecas, se dejan atraer por lo que el mundo les ofrece y se alejan de Dios. Por eso al ver un joven que permite que Dios lo use, me asombro y me gozo por ello.
-Realmente es cierto, al igual que tu también suelo impresionarme al conocer un joven que ama a Dios, pues como dice la palabra; muchos son los llamados pero copos los escogidos. Y es que papá tiene su remanente bien guardado solo para el.
-Así es, que grato es poder hablar con alguien sobre esto, acá en Afganistán es difícil encontrar personas de buen conversar.
-Creo que en todo el mundo ocurre lo mismo, y es que somos como peces fuera del agua cuando estamos lejos del padre y su propósito.
-Te doy toda la razón. Bueno debo irme, pero fue un gran placer conversar contigo, espero que podamos coincidir en otra ocasión.
-Fue un gusto, hasta pronto.
Al despedirse del caballero, Angélica salió del supermercado con destino a casa de su amiga sin imaginar que podría encontrar, o mejor dicho a quien.

Jacob estuvo dos semanas planeando algo romántico, necesitaba que Angélica supiera lo que el sentía por ella, ya todo estaba listo, solo faltaban algunas cosas, así que esa tarde de dispuso a ir al super por lo que le hacía falta. Al llegar entró dirigiéndose al pasillo 2 del super, donde al final de este se encontraba Angélica, al verla sus nervios crecieron, así que se escabullo al pasillo 3, siguiéndole sin que ella lo notará. La vio dirigirse a la caja y el aprovecho para buscar las cosas e interceptarla allí antes de irse. Pero al salir del pasillo vio como un chico se acercaba a ella, y establecieron una conversación que duró unos minutos, al salir angélica del super, el hizo lo mismo, subió al auto y se encaminó al apartamento de Verónica, necesita aclarar lo que vio, no sabía si ya conocía al chico o solo lo vio en ese intsnate, no sabía que hacer o que pensar solo sabía que su pecho le dolía, su corazón latía más rápido que nunca, y fue entonces cuando decidió parar el auto y calmarse, comenzó a hablar con Dios y entendió que no podía hacer un escándalo de esa magnitud solo por verla hablando con un chico, esos actos no son aceptables. Puso en auto en marcha cambiando la dirección, al llegar al apartamento de Richard, bajo del auto y al entrar saludo con un gesto de cabeza, se introdujo en su habitación y no salió durante lo que restaba del día.

Angélica llegó al apartamento de Verónica, encontrándose a Esther saliendo.
-Esther, ¿saldrás?.
-Si, iré al cine con Scott, esta a punto de llegar… ¿Has hablado con Jacob?.
-Que agradable, espero que la pasen super. - dijo sonriendo. - No, desde que le pedí que buscará a Vero, el solo desapareció.
-Los chicos me han dicho que ha estado raro, se la pasa encerrado en su habitación y solo sale lo debido.
-¿Crees que le ocurra algo?.
- Angélica, creo que Jacob esta así por ti.
-¿Por mi? Pero yo no hice nada.
-Scott me comentó que Jacob, estaba planeando algo romántico para…. Hablarte de lo que siente por ti.
-Angélica quedo sorprendida por las palabras que Esther decía, no supo en que momento dejó de escucharla, sólo sabe que su corazón latía con más fuerza que antes. - Esther debo irme, nos vemos más tarde.
Angélica subió de nuevo al auto, poniéndose en marcha con dirección al apartamento de Richard. No sabía cómo reaccionar, sólo sabía que necesitaba saber lo que ocurría, y por más que lo negara necesitaba verlo, lo extrañaba y no podía ocultarlo.

Amigas Inseparables. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora