Capítulo 4

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Me tienes tan debilitada


Emilio parpadeó ante la pantalla del iPad. Estaba intentando procesar lo que Joaquín le había dicho segundos antes: Una invitación a Nueva York para ver su nuevo show. 

Todo había empezado de lo más normal. Joaquín hablando con Ruy sobre su día, Emilio fingiendo que no prestaba atención a la conversación cuando realmente sí lo hacía; le había emocionado escuchar que Ruy estaba hablando de otros niños de su escuela además de Mirna. Emilio había dejado de preguntarle sobre sus compañeros porque sabía que eso incomodaba a Ruy, pero al parecer, su hijo, tenía una tendencia a abrirse con Joaquín. 

Cuando la llamada entre chico y grande terminó, Joaquín había pedido hablar con Emilio. No era extraño, normalmente ellos también intercambiaban un par de palabras, algunas bromas, a Emilio le gustaba eso. Pero casi nunca hablaban durante largo tiempo, y cuando Joaquín había pedido hablar “a solas”, eso sólo quería decir que había un tema importante. Lo que Emilio no se esperaba era algo así. 

Joaquín los estaba invitado a su show en Nueva York con avión y todo incluido. 

―¿Qué dices?, sí pueden ir, ¿verdad?, —Joaquín le sonreía impresionantemente desde el otro lado de la pantalla. Tenía esos enormes ojos brillantes y Emilio seguía luchando contra su estupor. 

―Joaco… es que, es demasiado. No podemos aceptar, ―Emilio notó los hombros de Joaquín tensarse. 

Iba a contraatacar. 

―¿Por qué no? 

―Bueno, para empezar… esos boletos deben constar un riñón o dos. Por otro lado; Joaco, no me gusta la atención. Tú conoces a la prensa amarillista. Si nos ven ahí van a hacer un revuelo y eso es algo de lo que he estado huyendo desde hace mucho. No quiero ver la cara de Ruy en algún programa matutino anunciando que fue a verte a uno de tus conciertos. Esa es una atención negativa para Ruy, es sólo un niño.

―Entiendo completamente lo que dices, Emilio. —Joaquín habló con toda la paciencia del mundo. Se notaba que estaba listo para argumentar. —Pero, si eso es lo que te preocupa, te puedo asegurar que todo será sumamente discreto. Para empezar, los boletos son VIP. Esos asientos están completamente lejos del publico y de las miradas indiscretas. Ya hablé con mi equipo para la logística de su viaje y cómo van a llegar al auditorio. No habrá prensa, entrarán por donde llegará mi mamá y Renata. —Suspiró y le dio una sonrisa confidente. —Tú me conoces, Emilio. Cuando no quiero que algo se haga público, no sucede y punto. 

Emilio apretó los dientes. Claro que lo conocía. Joaquín era la persona publica con una mejor vida privada que conocía. Incluso con el nivel de estrella pop que era. Había chismes de sus romances, de sus viajes, de su vida fuera de los escenarios, claro, pero nada había sido comprobado o siquiera levemente filtrado. Pero aún así, no terminaba de sentir correcto ir a Nueva York. 

―Ok, ok, señor agente de la CIA. Pero aún con eso. No es correcto, Joaquínn. Sé que te sientes comprometido con Ruy, pero no tienes que hacer estas cosas. Podemos esperar a verte aquí en México. Puede que no sea en el lugar así mega VIP pero si en general 2B, ―de verdad Emilio quería mandar el mensaje que lo material no era lo importante, sino la experiencia en sí. 

―Emilio, sé que puede parecer muy ostentoso. Pero nada de esto es por compromiso. Quiero que Ruy vea en vivo mi primer gran show del año. Sé que pueden esperar y que a Ruy no le importa si es en la mega sala VIP o en zona general. Yo quiero hacer esto por él. Se lo merece, es un buen niño. Te aseguro que lo peor que ha hecho fue irse de tu lado en el estadio y sé que se arrepintió mucho de ello porque me lo dijo. ¿Por qué negarle una alegría a Ruy?, ―Joaquín era un maldito. Le estaba dando en su talón de Aquiles. Ruy sí era un gran niño.

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