Capítulo 19

1.9K 200 45
                                    


Quisiera ser

Emilio miró a los meseros a su alrededor. No terminaba a acostumbrarse al hecho de que cada que iban tenía que cerrar el restaurante, pero lo entendía. Joaquín no era un simple cantante, era EL cantante y generaba muchísima expectación. Lo que le brincaba realmente, y mucho, era que Ruy estuviera tan expuesto a eso. Lo había alejado del mundo del glamour que rodeaba a sus padres y a él para darle una vida real, sin esa parafernalia completamente superficial, pero, Joaquín había llegado y con él su estatus de estrella. 

Ruy estaba encantado, era normal en un niño que estaba viendo todo por primera vez. Pero Emilio no quería que eso marcara algo profundo en él. Se hizo una nota mental de hablarlo con Ruy después. 

―Papi, ―Ruy le llamó dejando muy ceremoniosamente los cubiertos sobre el plato. Renata y Joaquín que estaban frente a ellos también pusieron su atención sobre el niño, ―¿Te acuerdas cuando te dije que quería un hermanito?, ―Emilio asintió curioso. 

Un poco después de que Ruy se enterara de la verdad sobre su madre, el niño llegó emocionado a casa, porque Mirna iba a tener un hermanito y de inmediato le pidió uno. Emilio tuvo que explicarle lo imposible que sería porque, en primer lugar, no había con quién tenerlo y, en segundo lugar, realmente no podía con la idea de criar a otro niño, con uno tenía la agenda llena. 

―Sí, me acuerdo, ―respondió viendo a su hijo. 

―Bueno, pues ahora que Reyna vive con nosotros puedes tener bebés con ella y darme un hermanito. 

El estruendo que hizo la tos de Joaquín se escuchó por todo el lugar. 
―¿Estás bien? ―Le preguntó Renata a su hermano. Joaquín asintió limpiándose. Reyna, sentada a la cabeza de la mesa, también había derramado el liquido de su copa sobre el mantel. 

―¿Qué? ―Emilio preguntó a su hijo sin entender agradeciendo no haber estado tomando nada cuando el niño había soltado semejante declaración.

―Tú dijiste que no podía tener un hermanito porque no había una mujer en la casa y que por eso no podías. Ahora Reyna vive con nosotros, ella es mujer, ella puede tener bebés, ella y tú me pueden dar un hermanito. 

Emilio se quedó procesando lo que su hijo estaba diciendo después de esos valiosos segundos negó sonriéndole. 

―No, cariño. Así no funciona, Reyna es mi amiga. Siento un gran y profundo cariño por ella, pero no somos una pareja, no podemos tener un hijo.
 
―Pero tú la quieres, papá. Si se quieren, pueden tener hijos, ―Reyna le revolvió el pelo a Ruy. 

―Créeme, Ruy. Tu papá es muy guapo pero no es mi tipo, cariño. Pero no te preocupes, ya encontrará a alguien de quien enamorarse y con quien te dé hermanitos.

Ruy negó frunciendo el ceño. 

―No, yo no quiero que mi papá se enamoré. Yo nada mas quiero un hermanito. 

Emilio intercambió miradas con Reyna. Ruy volvió a tomar los cubiertos y siguió comiendo como si no hubiera dicho nada. Al parecer la respuesta de Reyna lo había puesto de mal humor. El ambiente siguió extraño hasta que llegó el postre y Ruy prácticamente olvidó todo lo que acaba de pasar porque Joaquín había mandando a preparar un platillo solamente hecho para el pequeño. 

La invitación había sido para una comida sin ninguna pretensión, pero Joaquín la había hecho algo especial con su forma de ser con Ruy. Bien, sí, el lujo era preocupante para Emilio como papá, pero el interés genuino de Joaquín por hacer feliz a Ruy era algo realmente… enternecedor. 

Más tarde, cuando Renata y Joaquín los llevaron de regreso a casa, Emilio tuvo problemas para despedirse de Joaquín con un simple abrazo. Entró a la casa aún con el perfume de Joaquín entre su ropa, eso era lo más difícil de todo lo que estaban haciendo, pero sabía que era lo mejor. Si Ruy se había puesto así con la pura mención de una posibilidad de que él tuviera una pareja, no quería imaginar que pensaría si se enterara de lo otro. 

Espacio SideralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora