capitulo 4

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En la mañana siguiente, los cuatro amigos nuevamente se reunieron a primera hora del día para poder saber qué hacer con la situación de Kion, ya que no les brindo ningún tipo de información para poder ayudarle.

—Bueno, ¿qué haremos?

—No le sé Beshte, no lo sé... —le respondió Ono sin esperanzas ni ideas.

—Yo sí tengo una idea. —exclamó con su alegría y entusiasmo que nunca perdía.

—¿Y cuál es Bunga? —insistió Beshte.

—Hablemos con Rafiki, él se quedó con Kion en esa cueva extraña de las lejanías

—Pero esa idea la dije anoche. —increpó Fuli con un poco de enojo.

—Perdón... lo olvidé. —dijo con una risa incómoda y de vergüenza.

No perdieron tiempo y se fueron dónde Rafiki.

Fuli se adelantó para que el viejo mandril estuviera preparado para contar la historia de aquel día.

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Un pequeño Kion se encontraba en el rincón que se había quedado el día anterior, pero ya no de tristeza por lo que había vivido, sino para poder saber cómo poder encontrar a Kopa o por lo menos tener alguna idea de por dónde empezar la búsqueda.

Kion presentía que Mufasa estaba decepcionado por querer regresar el trono a quien realmente debería gobernar, pero es lo correcto y es lo que cualquier cachorro de mentalidad inocente haría.

—Vamos Kion piensa, primero debes reunirte con Janja sin ser descubierto, y tampoco no tengo la menor idea de quién es el real rey... —se cuestionaba Kion en silencio hasta que fue interrumpido por su hermana.

—Kion, te traje algo de comer.

—Gracias... —respondió de forma desanimada.

—Kion... ayer me quedé pensando en lo que dije sobre que no paso tiempo contigo como antes y la verdad tienes razón. Hoy hablé con nuestro padre y con Kovu, pedí permiso para no tener el entrenamiento y estar contigo.

—¿Lo dices en verdad Kiara? —se emocionó el de la cresta rojiza ante esas palabras de su hermana mayor.

—Si, en verdad. —le afirmó.

El pequeño se alegró, pero no tenía reacción ninguna. No sabía qué hacer, ya que Kiara era más madura y adulta que cuando jugaban juntos.

—Kiara... la verdad no sé qué decirte más que las gracias. Pero no sé qué hacer ya tú eres adulta... se me había olvidado ese detalle.

—Mejor solo vamos a caminar y me cuentas todo lo que te ocurre, ya que aún te puedo ver un poco triste desde ayer.

Kiara y Kion se alejan de la roca y Kion le empezaba a contar un poco lo que le pasaba y de las aventuras que tenía con sus amigos, pero siempre omitiendo que se enteró de la verdad del reino.

—Pero aún no logro entender por qué se separaron. —cuestionaba la mayor.

—Kiara, no te diré y no quiero que te pase algo malo. —dudaba de sí mismo.

—¿De qué me proteges? Se supone que yo debería protegerte. Soy la mayor.

—Kiara, de mi corta edad, me he dado cuenta de que la vida tiene muchas vueltas que te pueden beneficiar o perjudicar.

—Vamos cuenta. —seguía insistiendo Kiara para entender bien y poder ayudarle lo mayor posible.

—No, se acabó. —dijo enojado el cachorro para calmarse de forma inmediata. —¿Qué tipo de entrenamiento recibes? —dijo tratando de cambiar de conversación.

Revelación de la familia RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora