• VII. Léeme, todo estará bien

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••• CARTAS PERDIDAS. 1

Francia, junio 1941

Querido Craig:

Nunca sé cómo empezar las cartas. He pensado mucho en ti, quizá cada día lo hago un poco más. Intento mantenerme calmado y estar al tanto de lo que sucede a mi alrededor, pero mentiría si te dijera que es así. Soy egoísta, lo admito, pidiéndole a Dios que nos cuide a ambos y poniéndonos en el primer puesto de mis plegarias, en lugar de pedir primero por los desamparados y desahuciados. Pero no puedo evitar el preocuparme así por ti, mi cuerpo y alma te tienen una estima tan alta que no puedo controlar. Intento arduamente el ya no saturar mi mente con preocupaciones, pero tu ausencia cada día es más notable y la incertidumbre de no saber cómo estás o con quién, me está carcomiendo.

Mi madre dice que exagero y que pronto las cosas volverán a la normalidad. Pero nada ha sido "normal" desde que todo este caos se desató; mucho menos después de ser herido. El doctor dijo que en unos meses podría quitarme los estorbosos ventajes del brazo y dejar de sentirme tan inútil. Paso la mayor parte del tiempo acostado en cama, observando la ventana que siempre está cerrada. Desearía decir que mi herida ha sanado y el dolor se ha ido, pero apenas puedo mover la mano sin sentir un terrible punzón. No puedo moverme demasiado, cosa que me desespera. No obstante, me alegra estar por fin con mi madre y no ser perseguido por los soldados. La situación aquí está un poco más tranquila.

Te extraño demasiado, aún si dicen que esto que siento está mal. A este punto poco me importa lo que otros digan sobre nosotros o si llegan a descubrir mis cartas. Lo único que me preocupa ahorita eres tú, mi familia, mis amigos. Conozco el riesgo que corremos, pero no puedo soportar esta agonía. Si somos unos enfermos, anhelo vivir con dicha enfermedad. Jamás me arrepentiría de tenerte en mi vida y que seas la razón por la cual mi corazón ama y, en este caso, duele. Extraño salir contigo. Extraño verte, escucharte, saber que todo estará bien aún si el mundo se cae en pedazos. Extraño ver tus ojos llenos de brillito, la forma en que tu voz cambia cuando hablas de cosas que te gustan o cuando te sientes tan feliz por algo. Extraño tu aroma, tus suaves manos y los lunares que se aprecian en tu rostro. Te extraño tanto que cada día parece doler un poco más.

Hoy desempolvé mi habitación y moví de lugar las flores que me regalaste en mi cumpleaños. Sus pétalos han perdido color y cada vez se ven más frágiles. Sin embargo, adoro tenerlas conmigo y apreciar lo que el tiempo ha hecho con ellas. Cuando me siento desmotivado, recuerdo los últimos días en los cuales te vi, dándome un beso a escondidas de todos, sujetando mi mano con la promesa de volver. Sé que volverás. Mi madre ha prendido varias velas para ti y mi padre, quien también partió a la guerra. Es triste ver cómo el número de veladoras ha aumentado, sumando a viejos amigos y familiares. Quizá lo más doloroso sea apagarlas. Por favor, regresa y mantengamos encendida la luz.

Mirar mi alrededor no es de ayuda, tal vez sólo empeora mi estado de ánimo. La muerte está tan cerca que temo llegue hasta nosotros. Al salir por víveres, las calles son tan desoladas, siendo únicamente habitadas por soldados con armas cargadas que siento en cualquier momento me atacarán y atravesarán mi cuerpo con balas (una vez más, vaya ironía). He escuchado el llanto de los niños más veces que sus entrañables risas. Desearía poder estar tranquilo, pero nadie aquí lo está. Deseo tantas cosas que quizá ya gasté todo mi vocabulario en peticiones sin destinatario. Pido por nuestras familias, nuestros amigos, los conocidos y los extraños, por todos los inocentes que hoy mueren. Pido por ti, siempre lo hago aún si el sueño me vence o el cielo es iluminado con luces artificiales. Pido por ti en mis pensamientos, en mi corazón, cada vez que las cortinas son abiertas y dejan ver los rayos del sol o al momento de ver mi rostro sumido en desesperación. Invoco tanto a Dios que tal vez ya esté harto de escucharme decir lo mismo una y otra vez. Sin embargo, es lo único que puedo hacer y quizá eso me duela más.

One Shot [Creek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora