IV. 𝐄𝐋 𝐄𝐐𝐔𝐈𝐏𝐎 𝐉𝐔𝐕𝐄𝐍𝐈𝐋 𝐃𝐄 𝐉𝐀𝐏𝐎́𝐍

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Mientras tanto, en la escuela preparatoria de Nankatsu, los jugadores del equipo de fútbol de esa institución están entrenando en la cancha de la escuela, como ya es costumbre.

Tsubasa Ozora, el capitán, le da indicaciones a los demás para que no se desconcentren y puedan hacer un papel muy útil en los partidos. Todos los demás obedecen a su capitán, quien se convirtió en el jugador más popular de su nación. Llama la atención de los periodistas constantemente; tiene alrededor de dos entrevistas por semana. Está en boca de todos, casi todo el país sigue de cerca los partidos de este joven, que promete ser el mejor jugador del mundo, y pensar que se trata de un adolescente de preparatoria, que logró muchas cosas buenas desde los doce años, cuando se mudó a la ciudad de Nankatsu, en Shizuoka, y empezó a jugar fútbol con sus actuales compañeros de equipo. Es un joven sorprendente.

─¡Muchachos, descansen treinta minutos!─ les grita el entrenador a todos.

─¡Sí!

─Deben estar muy agotados y acalorados. Tomen─ una de las mánagers del equipo, Sanae, les entrega toallas a todos para que puedan secarse el sudor de la cara y cuerpo.

─Muchas gracias, Anego─ le dice Ishizaki, uno de los defensas del equipo y mejor amigo de Tsubasa.

A Sanae le dicen Anego, que quiere decir algo como "hermana mayor". Sanae es como la hermana de todos, a pesar de ser un poco ruda y agresiva, aunque de pequeña lo era bastante más que en la actualidad.

─¿Ya están listos para el partido de práctica de esta tarde?─ les pregunta Kumi, otra de las mánagers.

─Sí, con este entrenamiento ya es más que suficiente para enfrentarnos al bachillerato Toho─ responde Taki, delantero del Nankatsu.

─Sólo espero que los demás jugadores de Japón no demoren en venir como la última vez─ dice Yukari, la otra mánager.

─Descuida, si llegan tarde se las verán conmigo─ dice Sanae, y los demás ríen.

─Esta será nuestra venganza por habernos derrotado en la final de preparatorias─ Takasugi, defensa del equipo, golpea su puño contra la palma de su mano, con una mirada que denota determinación.

─La verdad es que me sorprendieron, yo sé que soy el jugador estrella del Nankatsu, pero ni con Misaki y Nitta pudieron aunque sea empatarle a Hyuga─ habla Tsubasa con un poco de "indignación"─. Me voy a Brasil y les meten diez goles más o menos─ se da vuelta con los brazos cruzados.

─¡Oye, tampoco digas que somos unos inútiles!─ le reclaman sus compañeros.

─Calma, estaba bromeando, jeje.

─¿Entonces aprendiste muchas cosas en Brasil, Tsubasa?─ le pregunta Kumi.

─Así es, ahí conocí a jugadores muy fuertes, como Pepe, Luciano Leo, Carlos Santana... Él sí era un jugador excelente, con habilidades muy superiores a las de Hyuga en los últimos años.

─Nos contaste, dijiste que a ese jugador lo llaman "El hijo de Dios"─ dice Izawa, mediocampista junto con Tsubasa.

─Santana era un jugador muy serio, siempre tenía una mirada vacía, pero le hice ver que el fútbol es muy divertido, y empezó a sonreír un poco más, jaja.

─Me lo imagino, y debió dar miedo─ Ishizaki tiembla.

─Nah, miedo no, pero sí una sensación de que te iba a romper ambas piernas de una patada─ ríe.

─¡Es lo mismo!

─Ya, cuéntanos más, Tsubasa─ le pide Yukari.

─Bueno, también logré reencontrarme con Roberto, después de cuatro años...

─¿Roberto?

─Era el entrenador del equipo hasta el torneo nacional de primaria, y era el entrenador personal de Tsubasa─ le explica Sanae a Kumi.

─Ah. 

─Y también se fue a Brasil sin Tsubasa, luego de prometerle que si ganábamos el torneo lo llevaría con él─ añade Morisaki, guardameta titular del equipo.

─Pero a pesar de eso me volvió a entrenar, y mi sueño se hizo realidad─ Tsubasa le sonríe al cielo con los ojos brillosos─. Cumplí un paso para ser jugador profesional.

─Ahora falta ganar el torneo juvenil europeo que se realizará en dos semanas─ dice Sanae.

─Y para eso tienen que entrenar lo más que puedan.

─Tampoco nos exijas tanto, Yukari─ le dice Ishizaki.

─Escuchen, tenemos que ganar ese torneo no sólo para obtener un título, sino para demostrar que el fútbol asiático también vale la pena. Fútbol europeo... Pssh─ dice Kisugi, delantero del Nankatsu.

─Exacto. ¡Vamos a ganar el torneo juvenil!

─¡Sí!

Al rato llegaron los demás miembros del equipo juvenil de Japón: los delanteros Kojiro Hyuga y Shun Nitta, los mediocampistas Shingo Aoi, Taro Misaki y Jun Misugi, los defensas Hikaru Matsuyama, Hiroshi Jito y Makoto Soda, y el portero estrella, Genzo Wakabayashi. Los suplentes del equipo no se presentaron, puesto a que se trata de un simple partido de práctica para entrenar antes del torneo europeo. 

─Tú puedes, Tsubasa─ piensan Kumi y Sanae a la vez.

Ambas esconden un amor profundo hacia el capitán del equipo (o bueno, casi todo el mundo saben que están enamoradas de Tsubasa), principalmente Sanae, quien lo apoya desde los doce años, y su más grande deseo es que él alcance la cima del mundo. 

𝗛𝗔𝗦𝗧𝗔 𝗟𝗔𝗦 𝗠𝗨𝗝𝗘𝗥𝗘𝗦 𝗣𝗨𝗘𝗗𝗘𝗡 𝗝𝗨𝗚𝗔𝗥 𝗙𝗨𝗧𝗕𝗢𝗟 ❱ 𝗖𝗧 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora