X. 𝐄𝐋 𝐄𝐐𝐔𝐈𝐏𝐎 𝐂𝐑𝐄𝐂𝐄

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Las cinco se sentaron debajo de un árbol en el parque y se pusieron a hablar para conocer más a la pelimenta.

─¿Cómo te llamas?

─Soy Chihaya Himemiya.

─¿De qué colegio eres?

─Del Mizukoshi.

─¿En qué año estás?

─Estoy en primero de preparatoria.

─Igual que todas nosotras.

─Por cierto, te gusta el fútbol, ¿no?

─Me encanta, es el único hobby que nunca me aburre. A veces me dan ganas de pintar, de leer, de mirar tele, pero el fútbol siempre será mi principal fuente de entretenimiento.

─Ya veo. Última pregunta...

─¿Eso es un interrogatorio?─ rio Chihaya.

─Más o menos, pero nos beneficiaremos todas nosotras.

─Okis.

─¿Te gustaría que el fútbol femenino tenga más relevancia tanto a nivel nacional como a nivel global?

El silencio reinó por unos segundos, hasta que Chihaya finalmente respondió:

─La verdad, les mentiría si les dijera que no me sentía discriminada algunas veces por jugar al fútbol siendo mujer. Casi nunca veo partidos de fútbol donde jueguen mujeres, y eso me molesta, es como que si juegan mujeres, a nadie le importa.

─Lo que queremos nosotras es formar un equipo de fútbol femenino, uno realmente fuerte que sea capaz de hacer pedazos a esos idiotas que se viven burlando de nosotras, y algún día hacer que el fútbol femenino llegue a todos los rincones del mundo como un deporte interesante─ le explicó Akari.

─Suena genial, me gustaría participar en el equipo.

─¿En serio?

─Síp, quiero jugar como defensa, y en lo posible portar la camiseta número cuatro.

─Lo de los números lo veremos cuando tengamos a todas las jugadoras, pero podemos guardar el tuyo.

─Gracias...

─Akari. Akari Miya. 

─Yo soy Abril Horie.

─Shizuka Minamoto.

─Kimiko Nozu.

─Mucho gusto, de nuevo, jiji.

─Muy bien, tenemos cinco jugadoras, nos quedan seis. Chihaya, ¿conoces a alguna chica que quiera jugar fútbol sin sentirse discriminada?

─Mmmmmm una chica de mi clase, Rumiko. Si quieren puedo llamarla y preguntarle si quiere venir.

─Toda chica cuenta, si sabe jugar o no, no importa.

─Bueno, enseguida la llamo─ marcó el número de su amiga.


Rumiko llegó en media hora. Es una chica un poco seria, y no es de charlar con mucha gente.

Ohayo─ saluda.

Ohayo, Rumiko-chan.

─Rumiko, ¿te gustaría unirte a nuestro equipo?

─Sí, claro.

─Wow, no nos costó nada convencerla, jaja.

─Verán, hace mucho tiempo era muy fanática del fútbol, pero tenía compañeros muy tóxicos que por cada error que uno comete se enojan a tal punto de insultarlo y hasta pegarle...

─Emmm, sabemos perfectamente lo que se siente eso─ dicen Abril y Shizuka al mismo tiempo.

─¿En serio?

─Excepto por lo de pegar.

─A mí me viven gritando cada día que tenemos Educación Física, sin excepción alguna, lo máximo que me han hecho fue empujarme para que hiciera las cosas, pero afortunadamente nunca me han pegado en la vida─ dice Abril.

─Yo sé de sobra lo que se siente una mano en la cara, pero no como una caricia, sino como una muy dolorosa cachetada─ habla Kimiko.

─Ay, Kimiko...

─Gracias a Dios no se me pegó la costumbre de pegar. De no haber sido por Tamari, yo sería una persona mucho más violenta... Pero en fin, mejor sigamos hablando de lo otro.

─A mí me solían golpear por no ser muy buena, entonces mi mente de trece años me dijo: "La gente sólo está ahí para torturarte, no hables con nadie y estarás bien", entonces me volví solitaria en la escuela y en todas partes, también dejé de lado el fútbol porque ver un balón de fútbol me recordaba lo violenta que es la gente jugando, tanto física como verbalmente. Pero muy en el fondo quería volver a retomar esos días felices en los que jugaba en el patio de mi casa con mi balón de fútbol, y también jugar con alguien en el parque, como los amigos que tenía en mi otra escuela. Eran chicos y chicas, y ninguno se hablaba mal. Esos días eran el paraíso...

─Ya veo, Rumiko, lo único que puedo decirte es que entendemos que existen muchas personas que ensucian este hermoso deporte, y es inevitable sentirse frustrado, pero no podemos dejar que las palabras ajenas controlen nuestras vidas, sino terminaremos haciendo nada. La sociedad es un asco, sí, pero nosotras tenemos el poder de cerrarle la boca a todos.

─Me gusta tu forma de pensar y hablar, amiga. Tienes razón, por suerte lo aprendí, decidí volverme más lista, leyendo libros y usando mi intuición para realizar ciertas cosas, y la lectura se volvió un lindo pasatiempo, pero ahora quiero volver a mi pasatiempo preferido: jugar fútbol.

─Entonces...

─Me uniré a su equipo. Si gustan puedo jugar como defensa. Cuidaré el arco de nuestro equipo con la vida, y quiero llevar el número dos, porque... no sé, simplemente me gusta el número dos, jaja.

─Anotado─ dice Shizuka.

─Muy bien, Rumi, vamos a jugar juntas─ Chihaya abraza a la castaña oscura por detrás.

─Vamos por la mitad, excelente. Vamos a ser el mejor equipo de todo Japón y del mundo─ Akari mira al cielo.


En dos días lograron encontrar a las cinco jugadoras restantes, Miye Isuzu es del colegio Nishigaoka, Seiren Kuretake, Himari Humiya y Rika Niiyama del Yamabuki, y Posuka Okada, la arquera, del Nankatsu. Todas tienen dieciséis años, menos Rika, que es un año menor, pero no por eso deja de ser tenaz.

Estas once chicas prometen formar el equipo más fuerte del mundo.

𝗛𝗔𝗦𝗧𝗔 𝗟𝗔𝗦 𝗠𝗨𝗝𝗘𝗥𝗘𝗦 𝗣𝗨𝗘𝗗𝗘𝗡 𝗝𝗨𝗚𝗔𝗥 𝗙𝗨𝗧𝗕𝗢𝗟 ❱ 𝗖𝗧 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora