No me había puesto nada demasiado abrigado y ya estaba empezando a temblar mientras esperaba a Bruno pasar en la puerta de casa. Me puse los pantalones de mi uniforme de la escuela educación física y una sudadera liviana encima de una camiseta. Fue lo más cómodo que encontré para salir a hacer ejercicio.
Sí, la idea era sumarme a correr con él. Seguro que ni se lo esperaba y le sorprendería.
Esperé un buen rato. Ya había pasado media hora desde que dieron las doce cuando empecé a preguntarme si iba a venir o no. Tal vez estaba muy cansado y decidió quedarse a dormir. Pero siendo Bruno como era, y que todo lo que decía realmente lo hacía, me convencí de que iba a pasar.
Y así fue. Distinguí su silueta a lo lejos corriendo. Se acercaba a gran velocidad.
Me puse de pie y me acerqué más al borde de la calle para que me viera.Aquella fue la primera vez en que vi bien de cerca su expresión de enojo, de exaltación, esa que tantas veces ya había dibujado en mi cuaderno. Tenerla cara a cara cuando frenó a solo metros de mí me impresionó un poco. Casi que hasta me dio miedo hablarle estando en ese estado.
— ¿Qué haces aquí? — me preguntó directente mientras intentaba recobrar el aire. Estaba agitado.
Me esperaba sus saludos alegres a los que ya me estaba acostumbrando pero no.
— Decidí salir a correr contigo. — expliqué. Aunque ahora me estaba arrepintiendo. Evidentemente sí lo sorprendí, pero no se veía demasiado emocionado con mi idea. No sabía por qué si él mismo ya me había ofrecido salir a correr juntos una vez.
— ¿Ah, sí? ¿Justo hoy?
— Sí...— respondí con timidez. Me estaba sintiendo un idiota en realidad. Como cuando me acerqué a regalarle mi dibujo. — Hoy ayudándote con esas bolsas me sentí un debilucho. Creo que me vendría bien entrenar un poco. — me excusé tratando de quitarle importancia al asunto.
— ¿Alrededor del lago? — preguntó curioso.
— Creo que puedo tolerarlo por una noche. — intenté mantenerme seguro.
— Okay...pero la próxima envíame un mensaje. ¿De acuerdo? — eso no sonaba a nada como Bruno. No como al que yo conocía. Se oyó algo frívolo y me preocupé. ¿Qué le pasaba?
No dijo nada más, solo echó a correr otra vez, demasiado rápido para mi gusto y para lo que me daban mis piernas.
Obvio que lo seguí porque más tonto me hubiese sentido si no lo hacía y me volvía a mi casa.
Iba como a dos metros detrás de él. Por más que intentaba alcanzarlo, no podía. Mierda, sí que estaba fuera de estado.
Y Bruno al parecer tampoco tenía intenciones de parar o disminuir la velocidad por mí.
Esto no era lo que yo había tenido en mente cuando decidí salir de casa.
Lo interesante era que por fin iba a poder ver hasta dónde iba o qué hacía cada vez que se dedicaba a correr. Creo que fue por ese motivo más que nada que me quedé y lo seguí. Para develar uno de los misterios que lo rodeaba desde el primer día que lo vi.
A diferencia suya, yo sí tuve que parar varias veces porque sentía que me moría. Sin embargo, trataba de retomar cuanto antes para no perderlo. ¿De verdad no iba a parar ni dos segundos para ver si no caí desmayado detrás de él?
No entendía nada.En cierto punto cuando la carretera de asfalto terminó y comenzó un camino de tierra ya sin iluminar, finalmente disminuyó sus furiosos y potentes pasos.
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Bajo luz de luna
Teen Fiction✨✨GANADORA EN WATTYS 2020✨✨ Julián es un adolescente perdido que no tiene fe en nada. La tragedia ha marcado su vida para siempre y cree que ya no tiene nada por qué luchar. Pero ¿hasta dónde hay que perderse para volverse a encontrar? ¿El hogar don...