[ 11 ]

6.2K 749 389
                                    

— Ya me voy. — anuncié mi salida de casa una vez estuve listo — No sé a qué hora vuelvo. 

— Espera, espera, ¿A dónde vas? — papá me detuvo. Él y Leandro estaban en plena cena luego de regresar del trabajo. Y esta vez yo no estaba acompañándolos pues tenía otros planes. Así como los había estado haciendo el resto de esa semana y la anterior con Bruno. 

No hubo un día que no nos viéramos desde la noche en que conversamos a orilla del lago. Y siempre fuera de casa. Lo acompañaba a correr, en sus entregas en el trabajo o simplemente a perder el tiempo por allí mientras yo dibujaba. 

Me estaba divirtiendo. La estábamos pasando bien. 

Esa noche de viernes en particular me había invitado a cenar por primera vez a un restaurante así que era una salida diferente. 

— Con mi amigo. Ya te conté sobre él. — le expliqué. No tenía tiempo para esto. Bruno pronto pasaría a buscarme y no quería hacerlo esperar. 

— En realidad no me has contado nada sobre él. Solo sé que te estas viendo con alguien, lo cual es raro porque tú nunca sales con nadie. 

— Papá, ¿Podemos hablar de esto luego? 

Entendía que esto de verme salir era nuevo para él tanto como para mí, pero no tenía ganas de hablar de Bruno ni mucho menos explicar cómo nos conocimos. 

— Deja que se vaya. — habló mi hermano. — Al menos no está todo el día encerrado como antes. 

— No, ahora se va a quién dónde para volver a quién sabe qué hora de la noche. 

— Papá, mañana es sábado. No hay clases. ¿Sí? Nos vemos. 

Tomé mis llaves y me apresuré a salir tan rápido como pude. 

— ¡Julián! — escuché gritar a mi padre pero creo que Leandro le detuvo de ir trás de mí. 

Agradecía que me apoyara en esto. O tal vez solo lo hacía para que yo no hablara de su noviecita fuese quien fuese, ya que todavía no comentaba nada al respecto con papá. Me preguntaba cuándo lo haría pero ese era un tema en el que no me quería meter. 

Bruno llegó cinco minutos luego de que saliera de casa. Y no le di tiempo de nada. Salté dentro de su camioneta y le pedí que arrancara cuanto antes por las dudas. 

— Mm que apurado. — se burló mientras conducía — O tienes mucha hambre o no quieres que tu familia te vea conmigo. 

— Las dos cosas. — sonreí. — Mi papá se puso algo denso, eso fue todo. 

— Puedo lidiar con lo denso. Te convencí de ser mi amigo después de todo. Puedo hacer que tu papá me quiera.

— Seguro que sí, campeón. Pero no esta noche. Además no entiendo qué le pasa. — comenté — Él nunca quiere hablar de nada. Y ahora que estoy saliendo de casa con alguien, ¿se interesa por meterse en mi vida? 

— Pues eso es normal. Solo está preocupado por ti. Antes también se preocupaba seguramente, pero al menos tenía la seguridad que estabas en casa sano y salvo. 

— ¿Tú crees? Si yo le preocupara no me hubiese dejado tanto tiempo en casa solo para empezar. Sé que tiene que trabajar pero…

— ¿Eso te molesta, verdad? — preguntó Bruno al verme tan serio. 

— Nah. — negué quitándole importancia pero él desvió la vista del camino un momento para mirarme y decirme con sus bellos ojos grises que no me creía nada. — Bueno, sí. — admití. — Cuando mi madre murió pensé que iba a trabajar menos, ya sabes, querer contenernos a mí y a mi hermano. Pero eso no pasó. 

Bajo luz de lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora