Revelaciones (parte 1)

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¡Volvi!, y quemada entera

En las horas que pasan no duermo, aunque he dormido bastante, pero aun así cierro los ojos. Me mantengo alerta toda la noche hasta que llega el alba y los primeros rayos de sol salen entre las cortinas de la ventana, me levanto lentamente y compruebo si Ema sigue dormida, si, sigue en su estado de coma por alcohol y también sigue roncando.

La tapo con una sábana y me voy con el pijama puesto. Camino rápido, para no perder tiempo y llego a los baños del instituto, me encierro en uno de ellos y comienzo a llorar. Me seco las lágrimas con la manga del pijama y así me quedo por varios minutos hasta que alguien entra. Me quedo en silencio pensando que puede ser Ema, tal vez porque no estoy en la habitación, y me esté buscando para regañarme o golpearme. Unos pasos llegan a la puerta del baño y golpea delicadamente.

-Mia, ¿eres tú?

Me seco las lágrimas y abro la puerta.

-si soy yo, ¿Quién eres…

Al abrir la puerta me encuentro con la chica que me culpo por no haber estado con Elisa antes de morir.

-¿te pasa algo?- me pregunta.

-nada, todo está bien, ¿Por qué?

-bueno porque te escuche llorar y reconozco a cada chica de este instituto y ninguna llora en el baño o sola.

-es difícil de explicar.

-lo entiendo, solo quería ver si necesitabas algo o a alguien que te apoye.

-gracias por tu propuesta pero estaré bien.

-está bien, nos vemos pronto.

Sale del baño y me quedo sola, por más extraño que yo piensa, una vez juzgué mal a esa chica, creí que solo estaba por conveniencia que solo se interesaba por las cosas importantes que a alguien le pasara. La juzgué mal, sí, porque no solo se interesa por los demás, sino que,  se preocupa por los que menos pensaría uno.

Debería hacerme amiga de ella porque sería buena para los consejos o para brindarme ayuda, me encantaría contarle lo que me ocurre pero se me hace difícil, la podría poner en peligro. 

Salgo del baño y me dirijo a mi cuarto, abro la puerta y Ema sigue durmiendo en el piso, para no dejarla ahí, la tomo y la meto a su cama. No pone resistencia, y me doy cuenta que las horas se pasan volando y ni siquiera me he puesto a pensar en mis estudios. Me baño y me visto, ordeno mi bolso y me voy a clases de artes.

Soy la primera en llegar, el profesor está sentado leyendo un diario y se sobresalta al verme:

-no te escuche entrar, toma asiento.

Me siento en el pupitre más lejano y me quedo en silencio esperando a que otras chicas vengan. El salón se llena rápidamente y yo me quedo alejada de todas, hasta que en un momento la chica que me encontró en el baño se sienta a mi lado.

-¿te sientes mejor?- me pregunta.

-sí, gracias por preocuparte.

-no solo me preocupo por ti, sé que estos días han sido difíciles pero uno debe salir a delante.

-lo sé solo que a veces me quedo estancada en mi propia historia, como, si fueran obstáculos que no me dejaran avanzar.

-y, ¿Cuáles son esos obstáculos?

Me muerdo el labio para encontrar en mi cerebro algo que inventar, porque, no puedo decirle que mi compañera de cuarto es una psicópata.

-pues lo de Elisa.- se lo digo rápidamente.

Mala AmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora