Para No Olvidar. [OMEGAVERSE] BillDip.

XXVII

En aquella ocasión, Dipper se dirigía a "claro de luna", era muy temprano y el sol brillaba profusamente aquella mañana, pero la sensación de sentirse observado nuevamente, no desaparecía, como creía, tendría de hablar con Albert sobre ello, más tarde le pediría que lo llevara al trabajo desde allí y además le comentaría aquel asunto, entretanto caminó rápido y sin mirar atrás, pero con el miedo opacando sus pasos, por fortuna habían varias personas en el camino aquel día, al llegar al café, al fin pudo tomarse un respiro, Ryuuji entonces lo abordó al instante de verlo entrar.

—Ha pasado un tiempo.

—Lo sé, he estado ocupado, pero me alegra verte señor Ryuuji.

—¿Que te gustaría pedir el día de hoy?

—Yo... Encontré mi pareja destinada.

Presenció en el rostro ajeno el asombro al escuchar aquello.

—Eso es en verdad maravilloso.

—A decir verdad es...Una atracción muy extraña, cuando estoy cerca de él no puedo controlarme y esa incertidumbre me llena de temor, no sé que debería hacer.

—De alguna manera es como un milagro el que sus caminos se hayan cruzado, solo debes dejar que tu corazón sea el que te guíe, el sabrá que hacer.

—Siempre tienes una extraña manera de decir las cosas.

—No hay nada que temer Joven Pines.

Le dijo poniendo su mano sobre la de él, aquel gesto lo hizo sentir en calma por un instante. Luego de probar uno de los nuevos postres, el menor se despidió y agradeció las palabras, Albert lo recogió y lo llevó hacia el estudio.

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Aquella semana había sido ocupada, así que cuando colapsó durante una grabación, no fue una sorpresa para el castaño cuando despertó en su habitación, el trabajo a veces podía ser muy estresante, su molesto celo y tener el sueño muy ligero no ayudaban mucho.

Trató de seguir durmiendo, pero su estómago vacío dolía al punto de impedirle conciliar el sueño, de pronto vió que Bill entraba con comida en una bandeja.

—Albert me pidió que viniera a ver cómo estabas.

—Solo fue un pequeño mareo.

El rubio dejó que se sentará y le entregó un plato de su sopa favorita, luego puso una mano sobre la frente del chico.

—Parece que no tienes fiebre.

—Dile a Albert que estoy bien, mañana podré ir a trabajar.

El alfa besó su frente.

—Duerme y come bien, todos están preocupados por ti.

Se fue sin decir más, parecía ocupado, y Dipper se sintió incómodo al pensar que había sacado un poco de su tiempo para ir a verlo.

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En la mañana del día siguiente, tuvo que reanudar la grabación que había arruinado debido a aquel incidente, se disculpó y agradeció la comprensión y preocupación de todos, que parecían más que nada un poco molestos, sobretodo los actores, que para tener aquella profesión no sabían fingir empatía.

Para el mediodía Albert se encargó de encontrar una comida que fuera de su gusto y lo obligó a comer delante de él, luego lo llevó a una sesión de fotografía en el parque central de la ciudad, al volver al estudio por su teléfono que había dejado olvidado, se encontró a Joseph que caminaba hacia su dirección, el encuentro fue inevitable.