El exterminio del club de Sakura

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Se logra ver una gran habitación que solo es alumbrada por el fuego de unas cuantas antorchas, le da un aire a las guaridas de Orochimaru, solo que las paredes están tapizadas con fotografías tamaño poster de Haruno Sakura en diferentes poses, lugares, etc. Se ven fotos de ella desde que es bebé hasta la edad que tiene ahora.

En un estante dentro de pequeñas cajas de vidrio se aprecia lo que parece basura. En la primer repisa se ve un mechón de cabello color rosa que dice "mechón de cabello de Sakura-chan", otra caja tiene un vaso desechable que dice "vaso en el que Sakura-chan bebió café el lunes veinticuatro de febrero", en si hay pura basura que ha sido usada por la peli-rosa, teniendo sus respectivas etiquetas. Aunque lo que más resalta son esas bragas de encaje color rojas que incluso tienen varias veladoras a su alrededor y tiene una gran placa de oro que dice "El tesoro del club; las bragas de Sakura-chan"

En una parte de la habitación se encuentra un trono donde está sentado un hombre que lleva puesta una capucha.

A la sala entro otro encapuchado, solo que de complexión más pequeña y delgada. Este camino hacia quien está sentado en el trono que da toda finta de ser el líder. Al llegar a él se arrodillo y bajo la cabeza en forma de respeto.

- Como usted dijo atacaran esta noche. –dice de forma respetuosa.

- ¡Que todos protejan la guarida! ¡No los podemos dejar entrar aquí! ¡Solo miembros del club pueden entrar a la sala especial del club! –dice con firmeza.

Kaori está sentada en la baca de un parque, tiene sus codos apoyados en sus piernas y esconde su cara entre sus brazos.

- ¿Kaori?

La castaña alza la mirada viendo a Yukiko que esta parada enfrente de ella mirándola extrañada. En cuanto la pelinegra se sorprendió al ver a la castaña con los ojos rojos y llorosos.

- ¡Yukiko! –exclama impresionada, quien rápidamente paso sus puños por sus ojos quitando de ahí sus lagrimas, como si no quisiera que se diera cuenta que estaba llorando, cosa inútil ya que la pelinegra logro ver sus lagrimas y aunque no lo haya hecho lo enrojecido de sus ojos la delata. – ¿Qué haces aquí? Es muy tarde para que andes sola estando embarazada.

- Sé cuidarme. El estar embarazada no significa que sea una damisela en peligro. –dice con algo de fastidio mientras se sienta su lado. –Y sobre tu pregunta solo salí a caminar.

- ¿De noche? –Kaori la mira como la loca que es.

- Cada uno tiene sus costumbres. Yo no te digo nada porque llores de noche y fuera de tu casa. –Yukiko alza la vista hacia la luna no viendo como Kaori se sonroja toda.

- ¡No estaba llorando!... solo que me dio alergia.

- Ya. –Yukiko la mira de reojo, y Kaori baja la cabeza derrotada al ver que solo le sigue la corriente, dejando ver que no le creyó.

Pasaron varios minutos en completo silencio y Kaori entrecerró su mirada hacia la pelinegra que mira la luna con tranquilidad.

- ¿No vas a preguntar qué me pasa? –pregunta indignada.

- No soy curiosa.—dice indiferente sin mirarla y Kaori entrecierra más su mirada con recelo.

- Se supone eres mi amiga. Y por si no lo sabes una amiga le suele preguntar lo que le pasa a la otra cuando la ve llorar, o por lo menos muestra preocupación, no indiferencia como lo estás haciendo tu.

Aprendiendo de nuestros erroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora