Perdón

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Kakashi va caminando por el parque de la aldea, tiene una mano metida en el bolsillo delantero de su pantalón y con su otra mano sostiene su novela a la altura de su rostro.

Sus reflejos le ayudaron a tomar con agilidad en su mano libre el kunai que venia directo a él. Curioso levanta la vista para ver quien lo ataco en su momento de caminata y lectura de esta tarde, y sus ojos se ensancharon levemente mostrando sorpresa al ver a un pequeño de unos ocho años a lo mucho, demasiado parecido a él cuando era niño, solo que su cabello es color negro, de ahí hasta el peinado tiene igual, la única diferencia es que no lleva una mascara que le tape la mitad del rostro ni tampoco una banda ninja que le tape un ojo.

El niño corre hacia él y se detiene a un par de pasos, mirándolo apenado.

Lo siento señor. Mi papá me estaba enseñando a lanzar kunai, pero aun no soy muy bueno en eso. –dice apenado, rascándose la nuca nervioso mientras sonríe de forma exagerada, haciéndolo ver más parecido a él.

¿Tu papá? –pregunta sorprendido.

¡Yuki!

Ante el grito imponente, serio y masculino Kakashi levanto la mirada y el pequeño volteo, ambos viendo a un serio Neji acercarse a ellos, manteniendo su mirada en el niño.

¡Papá! –exclama emocionado el niño volteando completamente su cuerpo a él.

¿Papá? ¿El Hyuga? Pero si ni se parecen. –murmura Kakashi pasando su mirada del niño al castaño. –Además no sabía que el Hyuga tuviera hijos, ni siquiera sabía que se había casado. –susurra pensativo, sobándose la barbilla.

Yuki, te dije que lo lances con cuidado. Hay personas en el parque que puedes lastimar. –dice en forma de regaño.

Lo siento papá. –dice apenado al momento de bajar su rostro.

No lo regañes, que para empezar fue tu culpa por entrenarlo en un parque habiendo muchos campos de entrenamiento en la aldea. –dice con aburrimiento Kakashi.

Neji alza la vista, viendo a Kakashi y rodo los ojos con fastidio.

Encárgate de tus asuntos Kakashi. –dice cortante para después regresar la mirada a su hijo mientras Kakashi se encoge de hombros restándole importancia, después de todo el castaño tiene razón, no tiene que meterse en asuntos ajenos, pero no sabe porque le molesta que ese niño sea reprimido por Neji y que dicho niño lo llame papá a él. –Vamos Yuki, tu mamá nos espera. –dice extendiendo la mano hacia el niño, que asintió tomándola obediente.

¡Chicos, vengan que quiero helado!

Kakashi ensancha los ojos al ver a Yukiko con una enorme pansa de embarazo acercarse a ellos.

¡Yo también quiero helado mami! –grita emocionado Yuki.

¿Mami? –murmura sorprendido Kakashi viendo como Neji y el niño caminan hacia la pelinegra.

Frunció el entrecejo al ver como Neji le da un beso en los labios a Yukiko y como acaricia su vientre de forma cariñosa, y luego como el niño abraza a su madre contento, la imagen perfecta de una familia feliz.

Aprendiendo de nuestros erroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora