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El ruido que se escuchaba alrededor del morocho fue capaz de despertarlo, haciendo que Palacios se preguntara, ¿por qué había tanto ruido y movimiento? Se sentía demasiado adormilado y cansando. Aunque quería abrir sus ojos por completo, no podía, debido a la pesadez que sentía en los párpados.
—¿Dónde estoy? — Mateo preguntó al aire, con un tono de voz apagado, en espera a que alguien le contestara.
—En el hospital. — le respondió una voz femenina, la cual no sabía a quién pertenecía.
—¿E-en el hospit-tal? —preguntó de nuevo, escuchándose confundido. —¿Por qué estoy en el hospital?
—Lo trajeron hace algunas horas, debido a que usted trató de suicidarse. — dijo una enfermera. —Por suerte se encontraba con un amigo, quien llamó de inmediato a emergencias. Si nadie hubiera estado con usted, no estaríamos hablando en estos precisos instantes. — comentó de manera seria y tosca.
El morocho se hundió en la cama, cubriendo su rostro con una sábana, al parecer había tenido otro de sus episodios, pero a diferencia de los demás, este fue mucho más grave y serio.
Las escenas de todo lo que pasó no tardaron en regresar a él, escuchar los gritos de Manuel para que se mantuviera consciente, logrando erizarle la piel.
—Su madre y un par de conocidos están afuera, ¿quiere verlos? — preguntó la mujer sacando a Palacios de sus pensamientos.
—D-disculpe, no la escuché. — respondió el morocho. —P-podría ser tan amable de repetirlo de nuevo. — pidió, ganándose un bufido de la enfermera.
—Le dije, que si quería ver a su madre y algunos conocidos que están afuera, pero si no desea ver a nadie, yo misma se los diré. — dijo escuchándose cansada, haciendo que Mateo dedujera que había tenido un turno demasiado pesado y todo esto solo empeoraba el mal humor que poseía. —¿Entonces? — volvió a preguntar esperando obtener por fin una respuesta.
—E-está bien. — se atrevió a decirle el menor.
—De acuerdo. — terminó por argumentar ella, saliendo de la habitación.
Dejando al morocho solo, quien comenzó a prepararse mentalmente para lo que estaba
a punto de suceder.
...
La primera en pasar fue Juliana, quien parecía estar muy destrozada por la situación de su hijo, a Mateo se le hizo un nudo en la garganta al verla llorar sin control alguno.
La morocha le pedía perdón por no haber cuidado más de él, reprochándose a sí misma que no había sido una buena madre.
Palacios quiso consolarla, decirle que nada de lo que pasó fue su culpa, pero sus sentimientos y pensamientos aún seguían confusos, dificultándole la capacidad para poder expresarse de buena manera, logrando que cada vez que intentaba reconfortarla, terminaba por llorar.
Minutos después de esto, y un poco más calmados, entraron los Vainstein, todos parecían estar sumamente preocupados por él, pero en especial Manuel, quien parecía estar igual de devastado que Juliana.
Catherine junto con Abián le preguntaron si ya se sentía mejor, o si podían hacer algo para ayudarlo, pero Mateo no les respondió, ni siquiera les dirigió la mirada, debido a que parecía estar más concentrado en los movimientos o gestos que Manuel realizaba.
Este último desviaba la mirada algún rincón de la habitación para no toparse con la del morocho, quien comenzó a sentirse mal ante el rechazo de quien consideraba como su único amigo.
—Mateo, ¿qué sucede? — preguntó Juliana al notar como el mentón de su hijo comenzaba a temblar de manera descontrolada.
—N-nada. — respondió a penas, conteniendo las lágrimas.
—Lo mejor será que nos vayamos. — anunció Abian, obteniendo una afirmación de parte casi toda su familia. —Manuel vámonos, Mateo necesita descansar. — ordenó pero el primero parecía no querer moverse. —¿Manuel?
—Si, si, perdón. — dijo rápidamente. —Pero antes de irnos quisiera hablar con Mateo a solas, por favor. — pidió, tomando por sorpresa a todos los presentes.
—Manu, amor, no creo que sea lo mejor ahora. — comentó Catherine.
—N-no, está bien. — se apresuró a decir el morocho. —Yo también quiero hablar con Manuel. — susurró por lo bajo.
Ninguno de los tres adultos presentes dijo nada al respecto, por lo cual decidieron dejarlos solos para que pudieran hablar. Una vez completamente solos, Manuel se acercó hasta donde estaba el menor y lo abrazó sin decir nada, soltando todo el llanto que tenía atorado en la garganta.
El morocho con las manos temblorosas correspondió al abrazo, uniéndose al llanto del castaño, quien no se separó en ningún momento de él. Pudieron haber pasado de esa manera por largas horas, pero ese sentimiento de culpabilidad que Mateo poseía le obligó a decir algo, rompiendo por completo el momento.
—M-manuel, lo sient-to mu-ucho. — se disculpó Palacios en medio de un sollozo. —Y-yo en verdad no quise hacerlo, no quise que te asustaras ni que mucho menos te preocuparas por mi. — siguió diciendo mientras no dejaba de llorar. —L-lo siento t-tanto, pero no puedo controlarlo. — se excusó en busca de que Vainstein le dijera algo pero este no parecía estar dispuesto a contestarle en estos momentos. —Manuel en serio, lo siento, lo siento, lo siento. — siguió disculpándose.
—Deja de disculparte. — dijo Vainstein. —No fue tu culpa. — susurró tratando de calmarse.
—Si lo es Manuel. — contradijo Mateo. —Todo es mi culpa, en verdad lo siento.
—Ya tranquilo, ya pasó, ya pasó. — continuó murmurando en busca de que el morocho también se calmara.
—¿N-no estás enojado conmigo? — este preguntó temeroso.
—Nunca me voy a enojar con vos Mateo. — comentó pasando sus dedos por las humedecidas mejillas del contrario.
—Manuel, quiero irme de aquí. — rogó en medio de un quejido. —No me gusta estar aquí, me quiero ir.
—Entiendo que no pueda agradarte, créeme que a mí tampoco me gusta, pero tenés que quedarte aquí hasta que te mejores. — explicó Manuel.
—¿Y cuando será eso? — Mateo volvió a preguntar.
—Pronto Matu, muy pronto.
....
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|| Esquizofrenia : Trueplik : FINALIZADA : ✅✅ ||
Fanfiction□■□■□■□■□■□■□■□■□■□■□■□■□■□■□■□■□ "A veces es necesario un poco de locura para sobrevivir a la trágica realidad" ■□■□■□■□■□■□■□■□■□■□■□■□■□■□■□■□■ ⚠️ Advertencias ⚠️ 📌 Relación chico x chico 📌 (SI NO TE GUSTA ESTE TIPO DE CONTE...