☆ No 21☆

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—Manuel, Manuel, despierta, despierta. — alguien dijo el nombre del castaño, quien comenzaba a recobrar el sentido.

—¿D-dónde estoy? — fue lo primero que el menor logró decir.

—Menos mal que despertastes, me había asustado mucho. Estabas gritando y no parabas de llorar, estaba por llamar a alguien, pero ya está todo bien. — comentó aquella persona mientras abrazaba cálidamente al castaño, quien por fin volvió en sí por completo.

—¿V-valentín? — preguntó confundido.

—Sí, ¿qué pasa Manu? ¿Necesitas algo? — cuestionó el ojiazul.

—¿Qué haces acá? — dijo observando la habitación en que estaba, pero rápidamente recordando lo que había pasado con el morocho. —¿Dónde está Mateo? Valentín, ¿has visto a Mateo? Necesito verlo. — comentó, alterandose un poco.

—Eu, tranquilo, te va hacer mal. — recomendó Oliva. —Calmate.

—¡¿Cómo querés que me calme?! ¡Si Mateo desapareció! — exclamó nervioso, ganándose una mirada de confusión del rubio. —Necesito q-que me ayudes a enc-contrarlo, por favor. — rogó en un hilo de voz.

—Esta bien, no pasa nada. — susurró el ojiazul. —Manuel, ¿no te acordás de lo que pasó? — cuestionó Valentín.

—No, ¿por qué? ¿De qué me debería acordar? — preguntó inclinándose hacia adelante, pero se vio detenido por las intravenosas que tenía en sus brazos. —¿Qué es esto? ¿Por qué tengo esto? Valentín, ¿qué es lo que pasa? — dijo ya sin entender nada de lo que estaba sucediendo. —¿Estoy soñando? — se cuestionó con la esperanza de estarlo, pero la mirada de Oliva le decía que se encontraba completamente despierto. —N-no entiendo nada. — se quejó, comenzando a llorar. —Val-entín, ¿vos sabés lo qué pasa? ¿S-sabes dónde está M-mateo? — preguntó, sin lograr contener el llanto.

—Si, Manuel, sé lo que está pasando. — contestó el mayor, sentándose a su lado y tomándolo de las manos. —Y también sé lo que le pasó a Mateo.

—Entonces vas a decirme, ¿verd-ad? — dijo Vainstein, aferrándose a su amigo.

—Si, voy a decírtelo, pero necesito que te calmes un poco, ¿sí?

—E-está bien. — cedió el menor, tratando de controlar su llanto.

Manuel no sabía lo que estaba pasando y eso lo abrumaba, por lo que no podía parar de llorar. Se sentía mal y las preguntas del porqué estaba en una habitación de hospital, conectado a un par de máquinas, con Valentín cuidando de él, no lo dejaban en paz. Pero hizo su mayor esfuerzo por contener cada sollozo que intentaba escapar de su boca, al igual que las lágrimas que rodaban por sus mejillas.

|| Esquizofrenia : Trueplik : FINALIZADA : ✅✅ || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora