Capítulo 7.

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Capítulo 7 -  "Gran yincana."

Cassie.

El silencio de la biblioteca hacía que mi mente se concentrara. Era viernes por la mañana, y después de mi última clase, yo había venido aquí a estudiar todo lo que me faltaba para mi primer examen que, debía aclarar, era demasiado.

La semana entera se había desarrollado de forma normal. El martes había asistido al club de lectura, y habíamos comentado nuestros avances sobre la lectura del libro del mes. Yo no había tenido tiempo de leerlo aún, ya que había estado demasiado ocupada con las clases, la fraternidad y el entrenamiento. Sin embargo, recordaba algunas cosas sobre él, así que también pude participar.

Me había pasado la semana entera entrenando por lo menos dos horas diarias. La entrenadora no nos había dejado a las nuevas tocar el agua aún, pero nos había prometido que podríamos hacerlo la próxima semana. Hoy, gracias a Dios, era mi día libre. En la fraternidad nos habían seguido haciendo bromas; el día de ayer, todos habíamos despertado con las caras llenas de marcador permanente, que por cierto, había sido lo que me había hecho llegar tarde a la clase de literatura griega, ya que pasé la mayor parte de la mañana intentando quitar cada rayón de mi rostro.

Subrayé lo último de la hoja antes de suspirar. Llevaba estudiando aproximadamente hora y media, y sentía que necesitaba un respiro. Tomé mis cosas con ambas manos y me dirigí a la cafetería. No había mucha gente, así que aproveché la instancia para tomarme mi tiempo escogiendo lo que quería comer. Me decidí por un café negro cargado y sándwich de pavo que hace días tenía antojo de probar.

Había quedado de reunirme con Caleb en la cancha a eso de una hora, así que después de terminar mi desayuno, me dirigí con lentitud hacia allí. Él no me había dado mayor detalle sobre el por qué quería reunirse en ese lugar conmigo, sólo había recalcado que tenía que llevar ropa deportiva y mucha energía. Probablemente se tratara de algún entrenamiento sorpresa que la entrenadora le había dejado a cargo y, siendo sincera, era lo último que tenía ganas de hacer. Cuando por fin llegué al lugar, él me esperaba con una amplia sonrisa y ambas manos en los bolsillos de su pantalón.

—Hola hermosa.— me saludó Caleb— ¿Cómo va tu día?

Le devolví la sonrisa mientras me acercaba para besarlo. Sus labios sabían a café, lo que me hizo sonreír aún más— No tan bien como el tuyo, al parecer.

Noté que varios chicos de la fraternidad deambulaban por el estadio, lo que me hizo preguntarme si era esa la razón por la cual Caleb me había invitado.

Él achinó la mirada observando a los demás.—Si, bueno. Yo sólo espero que tengas el ánimo para moverte un poco.

Lo observé de reojo, porque, como era obvio, era lo último que yo quería hacer.

—¿Acaso es una clase de entrenamiento sorpresa?— le pregunté— ¿La entrenadora te dejó a cargo?

Sus labios se curvaron hacia arriba—Ninguna de las anteriores.— se limitó a decir.

Noté que un grupo de personas venían caminando hacia nosotros desde unos metros de distancia, llevando conos e implementos deportivos consigo. Distinguí a Bonnie, Valery, Dina, y Ryan que venían conversando muy a gusto. Valery movió su mano saludando a alguien, y fue cuando me di cuenta de que Ross, Paul y Scott se acercaban por el otro lado. Contuve la respiración cuando la mirada de Ryan se encontró con la mía. Él me observó con una sonrisa burlesca sobresaliendo de su rostro. Pude sentir como el cuerpo de Caleb se tensaba cuando se dio cuenta de quién era el que estaba observando. Puso sus manos en mi cintura a modo de protección.

CassieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora